José Steinsleger
¿Desde cuándo Interpol funciona bajo la batuta de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)? No me refiero a la banda de rock neoyorquina, sino a la tercera organización internacional más grande del mundo (186 miembros, tan sólo precedida por la ONU y la FIFA) “cuya misión es prevenir o combatir la delincuencia internacional”.
Creada por la Comisión Internacional de Policía Criminal (Viena, 1923), Interpol fue reconstruida al final de la Segunda Guerra Mundial (Bruselas, 1946), y desde 2004 cuenta con un representante oficial en la ONU. Su cuartel general radica en la ciudad francesa de Lyon.
Por estatutos, Interpol es una organización autónoma y políticamente neutra. Prohíbe, en consecuencia “cualquier tipo de relación con crímenes que no afecten a varios países miembros, y ningún tipo de crímenes políticos, militares, religiosos o raciales”.
Sin embargo, durante la guerra que destruyó a Yugoslavia en el decenio pasado, Washington no sólo hizo de la Unión Europea (UE) y la OTAN brazos político-militares del Departamento de Estado y el Pentágono, sino que Interpol se convirtió en una suerte de “Comisión Internacional para la Observancia de la Ley” (CIPOL o UNCLE, por sus siglas en inglés).
¿Alguien recuerda a El agente de CIPOL, famosa serie de televisión de los años 60?
UNCLE era el acrónimo metafórico de “tío” (Sam), y el agente de CIPOL luchaba contra la terrorista TRUSH (o “Jerarquía técnica para remover a los indeseables y la sumisión de la humanidad”, por sus siglas en inglés).
El agente de CIPOL masificó el género de espías-policías pasteurizados del tipo Ronald Kenneth Noble, el actual director mundial de Interpol. En febrero de 1998, como miembro del equipo de seguridad del presidente William Clinton, Noble compareció ante el gran jurado que investigó la conducta íntima del gobernante, declarando que los funcionarios policiales no estaban obligados a revelar… you know, el affaire Monica Lewinsky.
La serie fue popular pero arrojó pérdidas. Y luego, El retorno del agente de CIPOL resultó un fiasco a causa de que el público estadunidense, si bien algo bobo, también se cansó con aquello del “villano de la semana”.
Así las cosas, un día antes de que en Lima tuviese lugar la cumbre UE-América Latina (16-17 de mayo pasados), el agente de CIPOL reapareció en Bogotá. Interpol avaló la autenticidad de la información encontrada en las computadoras atómicas de TRUSH…perdón, de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), milagrosamante intactas luego del operativo militar conjunto de Estados Unidos y el ejército colombiano en territorio de Ecuador, a inicios de marzo último.
La cumbre de Lima debía tratar los temas de la pobreza, el cambio climático, la desigualdad norte-sur, el desarrollo sostenible y otros problemas que bloquean las relaciones entre ambos continentes. Ni lerdo ni perezoso, el español Javier Solana, criminal de guerra y jefe de la Política Exterior y de Seguridad Común de la UE, develó en qué consistía realmente la tal cumbre.
“El problema de América Latina son las FARC”, dijo el sobrino del insigne escritor Salvador de Madariaga (1886-1978), diplomático gallego que odiaba a Simón Bolívar. Varios de los gobernantes que asistieron al aquelarre sintieron que la opinión de Solana era una advertencia y puesta al día del “¿por qué no te callas?”, dirigido por el rey Juan Carlos al presidente Hugo Chávez en la cumbre de Santiago (noviembre de 2007).
En realidad, la teleserie venía cocinándose desde el 21 y 22 de febrero pasado, cuando la OEA y la Armada de Colombia, agentes del servicio de Guardacostas de Estados Unidos y representantes de Transporte de Canadá organizaron en Buenaventura (puerto del Pacífico), un “simulacro de prevención contra el terrorismo y las armas de destrucción masiva”. Una semana después, tuvo lugar el ataque contra Ecuador.
A mediados de abril, Interpol designó a Colombia como titular y primer país miembro de Ameripol (Comunidad de Policías de América). ¿Y a qué organización cree usted que los directores de policías de 18 países de la “neutra” y “apolítica” Interpol calificó de enemigo “número uno” de América Latina? Exacto: a TRUSH. O sea, a las FARC.
Las cosas no quedaron ahí. Para zafarse de las denuncias de los paramilitares, Uribe decidió extraditar a varios de ellos a Estados Unidos. No obstante, en el curso de la extradición, desapareció el computador del más feroz de ellos, Salvatore Mancuso, quien a diario alimentaba a los medios con más y más denuncias.
El vicepresidente Francisco Santos echó la culpa al director del penal, quien a su vez expresó que Mancuso pidió autorización de sacar su computadora porque “tenía virus”. Carlos Holguín, ministro del Interior, declaró que la computadora había sido enviada “a reparación”. Y el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, aseguró estar “sorprendido” por la desaparición del aparato. Como diría Tres Patines: ¡tremenda corte!
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