Privatización de PEMEX: inviable e imposible
MEXICO, D.F., 13 de mayo (LA JORNADA).- La privatización total de Pemex es “inviable económicamente e imposible políticamente”, pero hay que evitar que la “desincorporación parcial, hormiga, de funciones”, que se lleva a cabo, “siga creando conglomerados de actividades privadas con funciones cada vez más estratégicas”, advirtió el ex secretario de Hacienda, David Ibarra Muñoz.
Al participar en el primer debate sobre la reforma a Petróleos Mexicanos (Pemex) el también ex director de CEPAL y de Nacional Financiera resaltó la debilidad y empobrecimiento financiero a que se ha llevado a la paraestatal, debido a “las trasferencias desproporcionadas de sus ingresos a las finanzas públicas “y a un autoritarismo solapado que ha cambiado las reglas del juego a trasmano”. Ibarra Muñoz se pronunció por reconstruir a Pemex a fin de que recobre su papel de sector estratégico en el desarrollo del país.
Con él coincidieron el perredista José Agustín Ortiz Pinchetti y el historiador Lorenzo Méyer, quien sostuvo que es necesario el “nacionalismo vivo” para defender a la empresa.
La única voz discordante en esa segunda parte del debate entre intelectuales, académicos e investigadores, fue la de Carlos Elizondo Méyer-Serra, quien hizo saltar de su asiento a los demás panelistas –y que Cuauhtémoc Cárdenas endureciera aún más el gesto-- al sostener que es inútil el debate sobre la constitucionalidad o no de las iniciativas de Felipe Calderón, y que tampoco le parece interesante debatir sobre la privatización o no de Pemex, porque –es una discusión– semántica no de fondo”.
Es decir, este señor Elizondo (con un tonito muy parecido al presunto asesino y ratero de Salinas) planteó que no importa lo que diga la Consitución al fin que se puede cambiar; aunque negó que representara la postura del pelele, se sabe que este es un pelele del pelele, del CIDE, el brazo del gobierno, y con honrosas excepciones, un centro de pirrurris de derecha, la mayoría de ellos con estudios en Estados Unidos (de donde procede nada menos que Leo Zuckerman) y que maman un chingo de lana de los mexicanos. Vaya, poco menos, pero poquito, que el ITAM, pero financiada por recursos públicos.
“La Constitución no es un texto sagrado —ya ha sido reformada 473 veces—”, recalcó el ex embajador de México ante la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Abogó por la modificación Constitucional, la celebración de contratos de riesgo y dar a particulares la construcción y operación de nuevas refinerías, y “por repensar el pacto fiscal de los mexicanos, cualquiera que quiera darle más recursos a Pemex, hay que desendeudarlo, se tiene que poner claramente en la mesa de dónde van a obtener esos recursos, porque no se están escondiendo, se están usando en gasto corriente, en inversión, salud, maestros”.
El ex embajador preguntó a los legisladores ¿Qué le quita al país que hubiera dos refinerías privadas? Le quitaría simplemente que dejaríamos de explotar la de los Estados Unidos, de la India, y estar generando empleos en esos países, y tendríamos dos refinerías privadas en México. No pasaría nada, Pemex seguiría siendo industria integrada”.
Cuestionó el que la reforma propuesta por el ejecutivo esté encadenada. “Pensemos cuál es la mejor reforma. Por qué no asociarnos con contratos de riesgo, que suena a una cosa espantosa, pero limitados; limitados constitucionalmente en el número de contratos de riesgo, y al final veamos que nos dieron.
Con un plazo definido, en seis años si no les gusta los cancelamos”.
El historiador Lorenzo Méyer refutó al dirigente nacional del PAN, Germán Martínez, quien señaló que “hay un nacionalismo falsario” en la defensa de Pemex, que en realidad tiene otros fines”.
Sí, sí ha habido falsos nacionalismo, pero en el tema del petróleo, aseveró Méyer: “México tiene necesidad de vivir un nacionalismo real, porque es vecino del país con el mayor grado de nacionalismo que existe hoy, conduce su política totalmente en ese nacionalismo y a veces es agresivo.
El país necesita uno, vivo, no agresivo, pero sí defensivo, no xenófobo, pero sí bien pensado”.
Desde el Senado, el investigador Méyer subrayó, la idea de dar el petróleo al sector privado viene de Manuel González y sobre todo de Porfirio Díaz.
La razón era muy simple, muy parecida a la que se da ahora, ‘el país lo requiere, hay que invertir mucho, es muy arriesgada la tecnología, el petróleo es complicadísimo, hay que facilitar al sector privado su presencia ahí, porque el país la requiere’”.
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