Tras admitir a Brasil, el club del grado de inversión le abriría sus puertas a Perú y a Slim
Por Joanna Slater
Un ascenso o un descenso en la escala de la calificación de crédito pueden tener un impacto profundo en los mercados de bonos y acciones de los países en desarrollo.
Actualmente, hay una clara división en los mercados emergentes. Algunos son alabados por sus políticas económicas y parecen listos para una mejora de su calificación de crédito. Otros, sin embargo, parecen cada vez más vulnerables a los efectos de la contracción del crédito y podrían caer.
Hace unos días, Brasil entró al grupo de los países cuya deuda externa se considera de "grado de inversión", una ocasión para celebrar para una nación que hace menos de una década atravesaba por una crisis financiera. Aunque la decisión era esperada, las acciones brasileñas treparon a niveles sin precedentes.
El próximo país que podría recibir una mejora en su calificación de deuda soberana es Perú. "Ese es el país en el que todo el mundo tiene los ojos puestos", dice Joyce Chang, directora de mercados emergentes de J.P. Morgan Chase. La firma de calificación de crédito Fitch Ratings ya anunció el mes pasado que la deuda externa de Perú era de grado de inversión, pero aún se espera que calificadoras más grandes como Standard & Poor's y Moody's Investors Service sigan su ejemplo. Un analista de S&P dijo en abril que la firma podría elevar la calificación de Perú al nivel de grado de inversión en el curso de este año.
Lograr ese estatus implica una serie de beneficios debido a que algunos inversionistas institucionales tienen restricciones sobre cuánto capital pueden destinar a países que carecen de grado de inversión.
La economía peruana, propulsada por las exportaciones de materias primas, crecerá 7% este año, en comparación con un crecimiento apenas superior al 4% en toda América Latina, según los cálculos del Fondo Monetario Internacional (FMI). En los últimos años, Perú ha reducido considerablemente su nivel de deuda y ahora depende modestamente de la financiación externa. "Es un pequeño país que funciona como un reloj", dice Guillermo Mondino, director de mercados emergentes de Lehman Brothers.
Rusia es otro país que podría ameritar un cambio positivo de estatus, dicen algunos inversionistas. "Sus fundamentos son tan sólidos y han sido tan prudentes con la política fiscal que económicamente deberían ser elevados", opina Thomas Cooper, quien ayuda a administrar US$6.000 millones en deuda de mercados emergentes para GMO LLC. La deuda externa rusa ya posee grado de inversión, pero en marzo Moody's dijo que estaba considerando elevarla un grado más, dejándola a un paso de la codiciada calificación tipo "A".
Sin embargo, las agencias de calificación de riesgo han alertado a una serie de países que su calificación está en riesgo de verse reducida.
En los últimos dos meses, Standard & Poor's agregó a la lista a Kazajstán, Turquía, Hungría y Rumania. Los cuatro han sido afectados por la contracción global de crédito porque sus gobiernos o bancos dependen de la financiación externa. "La contracción global de crédito es más severa y puede ser más prolongada de lo que se ha anticipado", dijo S&P el mes pasado en su advertencia sobre la calificación de Kazajstán.
Argentina es otro país que corre el riesgo de una rebaja. La inflación se ha acelerado y los agricultores han protestado por el alza de algunos impuestos. La renuncia del ministro de Economía después de cinco meses en su cargo es parte de las constantes dificultades por la política económica. La salida del ministro hizo que S&P cambiara su perspectiva sobre la calificación soberana del país de estable a negativa. "La inestabilidad se ha acelerado de manera significativa", dice Mondino, de Lehman Brothers.
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