viernes, mayo 30, 2008

Felipe Calderón y el fantasma del relevo presidencial

Estado de los ESTADOS

Los cargos: incumplimiento de sus responsabilidades
Fracasos en seguridad pública, economía y desarrollo
Lucha libre de gobernadores: PAN vs PRD vs PRI
¿Quién se quedó con los excedentes petroleros?
Por Lilia Arellano

Con un gran número de facturas a cubrir, herencia de la administración de Fox,con quien estableció un pacto de sangre e impunidad, Felipe Calderón ha sido incapaz de gobernar...

“No tardará en transigir con el fin quien está dispuesto a transigir con los medios”. Arturo Graf

Con un gran número de facturas a cubrir, herencia de la administración de Vicente Fox con quien estableció un pacto de sangre e impunidad, Felipe Calderón ha sido incapaz de gobernar, por lo que su relevó en la Presidencia de la República se ve como una opción cada vez más real. Los estrepitosos fracasos en materia política, económica, social y de seguridad pública obligan a los poderes legislativo y judicial a relevarlo del cargo que ha sido incapaz de asumir a plenitud, en el que ha manifestado una ineficiencia dramática, peligrosa y subordinada a los intereses políticos y económicos del capital estadounidense y del gobierno de ese país.

Tan sólo por insistir en sus inconstitucionales iniciativas de reforma energética, que llevarían a la entrega abierta y descarada del principal patrimonio nacional a las trasnacionales, don Felipe Calderón Hinojosa puede ser objeto de demanda de juicio político, por el incumplimiento del Artículo 87 de la Carta Magna, que lo obliga a “cumplir y hacer cumplir la Constitución”, desde el momento en que asume el cargo, como puntual y oportunamente lo apuntó el constitucionalista y maestro emérito de la UNAM, Raúl Carrancá y Rivas. Sus yerros en materia económica, política exterior, política interna, desarrollo social y combate a la pobreza, se sumarían a los argumentos para impulsar su remoción de la residencia oficial de Los Pinos.
En el ámbito económico insiste en continuar aplicando el mismo modelo que se ha seguido desde hace un cuarto de siglo con lo que continúa obteniendo los mismos resultados: la ampliación de la pobreza y la marginación. A finales del año pasado, el gobierno federal prometió un crecimiento económico del 3.7 por ciento del Producto Interno Bruto si se aprobaba la reforma fiscal. Ahora, en los cinco meses que lleva este año el crecimiento económico que esperan los analistas económicos, los inversionistas y las autoridades del Banco de México son mucho menores y no corresponden en nada a las expectativas de principios de 2008.
A principios de este mes, durante la presentación del informe trimestral de inflación (enero-marzo), el gobernador del Banco Central, Guillermo Ortiz, advirtió que el crecimiento económico esperado será apenas de entre 2.44 y 2.9 por ciento del PIB. También la Secretaría de Hacienda, los organismos internacionales y los analistas nacionales e internacionales de la iniciativa privada revisaron a la baja sus expectativas debido tanto al entorno adverso a nivel mundial, derivado de la recesión en los Estados Unidos, que provocó una caída del 2.9 por ciento en las remesas que envían los mexicanos que trabajan en el extranjero y por el problemático entorno doméstico en México.
Además, la ola de violencia por la disputa en territorios de los cárteles se encuentra entre los principales obstáculos al crecimiento económico. La inseguridad pública en el país causa preocupación no sólo en los Estados Unidos y Canadá, sino también en los países europeos, por lo que la inversión extranjera directa se ha visto frenada. La Secretaría de Economía informó la semana pasada que la Inversión Extranjera Directa (IED) en México disminuyó un 36 por ciento en el primer trimestre frente al mismo lapso del año pasado. El país captó capitales por 4 mil 195 millones de dólares en ese periodo y se espera que en todo el año se atraigan 20 mil millones de dólares, cifra menor a la del 2007 pero que aún así es una expectativa que será difícil de cubrir por las condiciones que presenta la economía estadounidense.
Para los trabajadores mexicanos, muy lejanos a los cálculos económicos que hacen los especialistas de la iniciativa privada y del sector oficial, el entorno económico en este mandato es sumamente complicado. En lo que va de la presente administración han resentido una pérdida acumulada del poder adquisitivo de 23.69 por ciento. En un estudio dado a conocer este mes, la Universidad Obrera de México revela que los salarios de los trabajadores decrecieron hasta en un 79.4 por ciento respecto a su poder adquisitivo real de 1994 al presente año, lo que ha colocado a la clase obrera en una situación de crisis porque mientras los salarios decrecieron un 263 por ciento, los productos como la tortilla crecieron mil 48, el pan blanco un 753 mil 3.1 por ciento y el huevo blanco un 380.1 por ciento.
Además de este embate, los trabajadores también están en peligro de ver cancelados muchos de sus derechos con la pretendida modificación de la Ley Federal del Trabajo, por lo que el pasado primero de mayo advirtieron al gobierno federal que sus iniciativas “no pasarán”, y anunciaron incluso que están dispuestos a llevar acciones de resistencia civil contra la privatización del petróleo y establecer un “frente común” contra la política antilaboral del actual gobierno federal.
A pesar de las señales adversas, el secretario de Hacienda y Crédito Público, Agustín Carstens, insiste en la cantaleta de todos los funcionarios federales: “todo va bien”, y destaca que durante el primer trimestre del año la economía mexicana registró un crecimiento de tres por ciento, incremento que calificó de “muy positivo”, en tanto que Felipe Calderón remacha que su gobierno enfrenta con determinación y la fuerza que se requiere al crimen organizado. También siguió con su estrategia de afirmar una y otra vez que la aprobación de la reforma energética podría generar recursos para el país del orden de los 100 mil millones de pesos al año.
Calderón insiste en que de aprobarse las reformas estructurales que impulsa su Gobierno, podrían alcanzarse tasas de crecimiento superiores al 6 por ciento anual, las cuales por cierto no se verán en su administración.

Al ¡ya basta! le falta un ¡hasta aquí!
Y si en el ámbito económico la frustración es más que evidente, en el tema de la inseguridad pública el fracaso es ya inocultable al grado tal que las organizaciones sociales, la iniciativa privada y hasta el clero han demandado a Calderón poner un “hasta aquí” al riesgo que representan ya no sólo para la seguridad pública sino para la nacional la actividad de los cárteles de la droga. Los retrocesos en esta materia son más que evidentes, el crimen organizado se mantiene como una de las principales amenazas a la paz y seguridad del país y sus víctimas ya superan los 4 mil.
Este fracaso no ha podido ser ocultado ni por las declaraciones de los funcionarios de primer nivel ni por las “cortinas de humo” que se han corrido en torno al tema. Pero a pesar de todo, los principales responsables empezando por el propio Felipe Calderón, Juan Camilo Mouriño, Genaro García Luna y Eduardo Medina Mora, siguen escenificando una farsa con declaraciones inverosímiles como “vamos ganando” y la “estrategia está dando resultados”.

Partidos en crisis
Lo que ha permitido a Felipe Calderón mantenerse en el cargo es sin duda la crisis por la que atraviesan los partidos políticos en México, lo que les ha impedido formar un frente común opositor en contra del michoacano. El caso más patético es el del Partido de la Revolución Democrática (PRD) que está en serio riesgo de desmembrarse por la ambición de los caudillos de las principales tribus que lo conforman. Por un lado, “los chuchos” han acudido a todos los medios posibles para hacerse del control de la franquicia del principal partido opositor y no han dudado en hacer todo tipo de tropelías en la pasada elección para definir presidente y secretario general de su Comité Ejecutivo Nacional, como tampoco lo hicieron para acudir a las instancias electorales federales para defender un supuesto “triunfo” que no lograron en las urnas.
Su sistema de alianzas se ha visto que se ha ampliado a varios sectores gubernamentales a los que le ha servido generosamente, con la consigna de “frenar” el activismo político del ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador que hoy por hoy es el principal líder de oposición, a pesar del impulso que le han querido dar a Marcelo Ebrard y al propio Lázaro Cárdenas Batel, que se perfilan como los precandidatos a la presidencia de la República.
Y en el otrora todopoderoso Partido Revolucionario Institucional (PRI) después de la segunda derrota electoral consecutiva en elecciones presidenciales y de la purga de “madracistas” en su dirigencia nacional, a pesar de su amplia presencia nacional se encuentra totalmente restringido y no ha logrado establecer un liderazgo nacional que lo pudiera llevar a la recuperación de la mayoría parlamentaria el próximo año y, posteriormente, de la Presidencia de la República.
Ello se debe en mucho a que se ha constituido en una suma de poderes locales, encabezados por los gobernadores que han desplazado en mucho el eje del poder del CEN del PRI, cuya dirigente Beatriz Paredes Rangel, ha sido relegada de las decisiones fundamentales del partido a nivel regional por los cacicazgos formados y a nivel nacional por el activismo de los coordinadores parlamentarios en el Senado de la República y en la Cámara de Diputados.
A diferencia del PRD, el PRI no ha manifestado una real preocupación por la situación política, económica y social del país, y se ha contentado con las migajas que le proporciona convertirse en la fracción parlamentaria bisagra para que pasen por el Congreso las iniciativas de reforma enviadas por el Ejecutivo Federal. Y en el corto plazo no se vislumbran señales de que las cosas puedan cambiar en este partido cuyos dirigentes están más interesados en sus ambiciones políticas que en los intereses nacionales.
Los principales priístas en las entidades de la República están ahora ocupados en realizar acciones que los lleven a convertirse en candidatos a diputados federales y senadores de la República en las elecciones de 2009. Beatriz Paredes por su parte, más que en la construcción de una dirección partidista con altura de miras, sin duda está más ocupada en asegurarse un lugar en la próxima legislatura federal, lo que también pone en el tapete de los intereses de los gobernadores la posibilidad de llegar a la dirigencia nacional priísta, a fin de poder controlar en el 2011 la designación de la candidatura por la Presidencia de la República.
Mientras que en el Partido Acción Nacional (PAN) convertirse en partido en el gobierno no le ha sido fácil, como lo puede atestiguar la accidenta imposición de Germán Martínez como dirigente nacional del blanquiazul, luego de que los doctrinarios y seguidores de Vicente Fox fueron desplazados del Comité Ejecutivo Nacional de ese partido.
El PAN en estos momentos ha perdido su sentido critico y su posición autónoma ante el poder presidencial, lo que lo ha debilitado y puesto al servicio de Felipe Calderón, cuyas acciones de gobierno e iniciativas legales y constitucionales que hace llegar al Congreso son respaldadas incondicionalmente, sin una mínima revisión y crítica, confundiendo el proyecto calderonista con la visión que debería de tener Acción Nacional en base a sus principios ideológicos.
Un partido en esas condiciones, lejos de servirle a su jefe máximo, el Presidente de la República, lo perjudica porque se debilita y así enfrentará unos duros comicios federales el próximo año. De seguir en esa posición, de nada le valdrá al PAN contar con nueve gobernadores, con la mayoría en la Cámara de Diputados y en el Senado de la República y con decenas de diputados locales y cientos de ayuntamientos, porque simple y sencillamente puede perder esas posiciones de elección popular en los comicios venideros.

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