lunes, mayo 26, 2008

La elección presidencial estadunidense

El gobierno de George W. Bush, cada vez más impopular, se encuentra en una situación bastante desesperada. La próxima elección no cambiará esa situación y tiene posibilidades de hacerlo aún peor. John Habrá otras Guerras McCain es más guerrero que Bush, mientras las promesas de Barack Bombardearé Pakistán Obama y Hillary Aniquilaré Irán Clinton de retirar las tropas de Irak son engañosas. Obama y Clinton están de acuerdo con la posición de su partido en el Congreso que deja abierta la opción de mantener docenas de miles de tropas en Irak por muchos años.
Obama y Clinton aceptan las doctrinas de la guerra contra el terrorismo. Ambos han votado en el Congreso en favor de la agenda Bush/Cheney en términos de los presupuestos por “la defensa” y las guerras. También han votado la línea Bush/Cheney en cuanto a la tortura, el espionaje interno y otras violaciones de derechos civiles. Sus consejeros tienen fuertes vínculos con los oficiales militares más guerreros e incluyen halcones como Zbigniew Brzezinski y Anthony Lake por Obama y Madeleine Albright, Sandy Berger y Richard Holbrooke por Clinton. Por su parte, McCain tiene de consejeros a criminales de guerra como Henry Kissinger y el general Colin Powell, autor del informe de 2004 de la Comisión para Asistir una Cuba Libre que propone un “cambio de régimen”, una verdadera declaración de guerra contra el pueblo cubano.
Aunque Obama a diferencia de McCain y Clinton está dispuesto a encontrarse con líderes cubanos, la política de los tres acerca de América Latina es casi igual. Dicen que los gobiernos de Cuba y Venezuela no son democracias sino dictaduras, y habrá que cambiarlos. Los tres candidatos están de acuerdo que los TLC son fundamentalmente buenos, aunque habrá que poner atención a las cuestiones del ambiente y derechos laborales, la misma línea del presidente Bill Clinton cuando empujó y defendió el TLC con México y Canadá.
Es evidente que los políticos en Estados Unidos no tienen gran interés en América Latina, excepto la urgente necesidad de recursos petroleros, energéticos, y naturales, incluso el recurso de la mano de obra y los cerebros de los inmigrantes. Para Estados Unidos, los únicos big players al sur del “muro de vergüenza” son México, Venezuela y Brasil, debido principalmente a sus grandes fuentes de energía.
En el sistema político estadunidense hay poca democracia y mucha corrupción. Ya existe una tradición de compra de votos; de computadoras que se manipulan fácilmente; de la injusta tabulación de votos en estados sin ganadores claros como Ohio y Florida; de no permitir que voten miles de personas “de color”, y de un sistema judicial que favorece la agenda conservadora y hasta decide quién es elegido presidente, como ocurrió en 2000.
Potencialmente los latinos constituyen una décima parte de los votantes, pero es difícil para muchos de ellos llegar a los lugares de votación. Se dice que más de un medio millón de las aplicaciones para la ciudadanía de inmigrantes no estarán procesados a tiempo para la elección.
Más de 20 estados ya requieren papeles de identificación que millones de personas no tienen. Todo esto favorece a votantes más ricos, blancos y conservadores. Por eso –entre otras razones como el pequeño número de votantes el día de la elección y entre ellos el gran número de gente vieja y de personas creyentes en un cristianismo fundamentalista– hay muy buena chance que McCain sea el próximo presidente a pesar de su programa más bushiano que el de Bush. La única esperanza para cambios reales en las políticas de los gobiernos de Estados Unidos está en los relativamente débiles movimientos antiguerra, antirracista y antisexista, incluso en el de inmigrantes. Muy significativo es el creciente movimiento antiguerra de soldados y veteranos de Irak y sus familias, que no recibe ninguna publicidad en los medios.

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