El gobierno federal tiene capacidad para hacerlo, apuntan durante el debate en el Senado
El no producir gasolinas y sus derivados puede llevar a México a depender de otros países
Roberto Garduño y Enrique Méndez
El gobierno federal se encuentra en condición de impulsar la modernización de las instalaciones petroleras de refinación, sin necesidad de abrir la puerta de esa actividad a la iniciativa privada, coincidieron especialistas. El dilema del sector se halla en producir gasolinas y sus derivados para satisfacer el mercado interno, o incurrir en la peligrosa dependencia de otros países.
Durante el debate realizado en el Senado de la República, cuyo tema fue Autosuficiencia de petrolíferos: refinación del petróleo, los senadores Manlio Fabio Beltrones y Francisco Labastida coincidieron en la necesidad de atender la modernización de la industria petrolera, con el consecuente aumento de la capacidad de producción interna de gasolinas y otros productos.
En la ronda de exposiciones, el ingeniero José Luis Aburto, consultor privado y ex funcionario del sector energía, advirtió que reducciones sustanciales al gasto programable han provocado que Pemex Refinación no cuente con fondos suficientes para mantenimiento.
“Además, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público interviene al ejercicio, durante el año modifica los techos al presupuesto y su calendario; las fallas del programa de reconfiguraciones de Pemex se deben en gran parte a su retraso tecnológico, limitada capacidad de ejecución y supervisión de proyectos e incluso la pérdida de habilidades especializadas.”
Para el ingeniero Miguel Tame Domínguez, egresado del IPN y ex colaborador de Pemex, refinar es un buen negocio, sobre todo si se cumplen las premisas tecnológicas y las reglas del mercado interno.
“¿Cómo dudar del negocio si tenemos la materia prima, un mercado interno en crecimiento, el capital humano con la experiencia y los conocimientos suficientes? También quisiera recordar que los excedentes petroleros representarán, a los precios actuales, más de 25 mil millones de dólares. Y el costo de dos refinerías es aproximadamente de 15 mil millones. Y un beneficio adicional: se dejaría de subsidiar la gasolina.”
Fernando Manzanilla Sevilla, ingeniero químico por la UNAM, cuestionó la idea de abrir a la iniciativa privada la refinación de gasolinas. “¿Es necesario y conveniente hacer esfuerzos ahora para impulsar el apoyo de la participación privada en Pemex, tomando en cuenta la forma que se ha dado ya tradicionalmente en su historia? Pues yo creo que no. Otra duda que se argumenta en el caso de refinación: se dice, ¿qué acaso es negocio?, ¿por qué Pemex ha resultado con números rojos en los últimos años?
“Los que dicen eso no se dan cuenta que en el mundo, tanto los países no productores de petróleo como las grandes empresas trasnacionales, han instalado múltiples refinerías para dar el valor agregado a los productos que consumen o que venden, y para eso pues solamente hay que ver el caso de Japón, el propio Estados Unidos, países de Europa, y si hablamos de trasnacionales, pues ahí está la Exxon, que tiene 42 refinerías, y la Shell, con 55.”
Por su parte, Eduardo Andrade Iturribarría señaló que hay que corregir el marco de supervisión administrativa externa que se hace a la paraestatal y sugirió abrir la refinación a terceros. “Si no se corrige esto, ninguna de las modificaciones a su régimen o al marco externo de referencia del sector energético podrá ser medianamente exitoso.”
Y es que, refirió, “hay tanta corrupción en Pemex como la hay en cualquier otra esfera de la vida nacional. Asumir que un remedio de aplicación local puede ser exitoso es suponer que un cáncer generalizado puede ser curado con un remedio de aplicación local.
“Está en las manos del Congreso aprobar la iniciativa del Ejecutivo que apunta a dar la opción a Petróleos Mexicanos para usar maquiladoras de su crudo, o en su defecto diseñar el mecanismo que lo hiciera de otra forma; la ciudadanía ha entendido la conveniencia de nacionalizar el valor que ahora es cedido al extranjero, es tiempo de cumplirle. Por ahora, si la política energética es exportar refinados y no petróleo crudo, la decisión económica más acertada es con holgura que se haga por terceros.”
Desde la perspectiva del gobierno federal, el ingeniero Guillermo Ruiz, egresado de la UAM y actual subdirector de Planeación Estratégica y Operativa de Pemex, expuso que se espera un crecimiento de la demanda mundial de energía a tasas superiores a 2 por ciento anual, debido a la influencia determinante de naciones como China e India. El resto de los países en desarrollo, como México, tendrán tasas de demanda de energías cercanas a 5 por ciento anual.
“La demanda de petrolíferos en México, al igual que en el resto del mundo, se ha orientado hacia un consumo mayor de gasolina y diesel... el negocio de la refinación no tiene ni tendrá las rentabilidades que tiene el negocio de la exploración y producción de hidrocarburos, y sin embargo, resulta estratégico para la maximización del valor de una empresa petrolera integrada. Partamos de esa base para establecer y tomar las decisiones. Hoy día enfrentamos un reto mayor por el crecimiento acumulado de la demanda que requiere no solamente las reconfiguraciones, sino capacidad adicional de refinación. Sin embargo, se cuenta con recursos similares a los que se tenía hace una década, y en cambio, un marco administrativo más rígido”.
Juan Antonio Bargés Mestre, director de Investigación del Instituto Mexicano de Competitividad, advirtió la urgencia de impulsar centros de investigación, de desarrollo de combustibles y de estudios que conduzcan a asegurar el abasto de energético de calidad y a precios competitivos, por los siguientes criterios: “Pemex y CFE no se deben vender, y se deben fortalecer a través de inversiones, autonomía, régimen fiscal y una nueva Ley de Adquisiciones y Obra Pública”.
Por su parte, Felipe Ocampo Torrea criticó el contenido privatizador de la iniciativa del Ejecutivo federal. “Lo que propone la iniciativa está resumido en el artículo cuarto, página 20: las personas podrán construir, operar y ser propietarias de ductos, instalaciones y equipo. Por tanto, los privados serán propietarios de refinerías –que antes eran de carácter estatal y ahora privadas–, esto es privatizar.
“Me queda muy claro el porqué del intento de esconder el término privatizar; es ampliamente repudiado por la mayoría de los mexicanos, incluyéndome a mí, pero es la esencia de las iniciativas”.
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