Tania Molina Ramírez
Durante la administración del ex presidente Carlos Salinas de Gortari “se le dio el tiro de gracia a la industria cinematográfica mexicana”, afirma la investigadora Isis Saavedra Luna (revista Estudios Interdisciplinarios de América Latina y El Caribe, Universidad de Tel Aviv). Si la producción fílmica ha logrado salir adelante es gracias al talento y el esfuerzo de los integrantes de esta comunidad.
La culminación de estas acciones fue la inclusión del cine en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) como mercancía y no como patrimonio cultural.
Saavedra Luna, profesora-investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana plantel Xochimilco (UAM-X), presenta un detallado recuento del sexenio en su libro Entre la ficción y la realidad. Fin de la industria cinematográfica mexicana 1989-1994 (UAM-X).
“Lo mismo que pasó en el cine ocurrió en otras industrias mexicanas. Era parte de un proyecto económico global”, dijo Saavedra en entrevista con La Jornada. “Se dejó que agonizara (la industria). Cuando se quiere privatizar, se deja morir”.
El espíritu “modernizador”, o sea, privatizador, de la administración salinista, se extendió a la cultura: entró en vigor la Ley Cinematográfica que abrió el mercado del cine y quitó toda medida proteccionista, se redujeron los Estudios Churubusco, Imcine pasó a depender del recién creado Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta).
Se privatizó la Compañía Operadora de Teatros (COTSA). “Se vendieron en paquete las salas de cine (COTSA), el periódico El Nacional, los Estudios América y un canal de televisión”, explicó Saavedra. “El único comprador fue Ricardo Salinas Pliego (dueño de Tv Azteca). Los trabajadores de los cines que querían comprar quedaron fuera.”
Entró al mercado Cinemark y luego Cinemex y Cinépolis, empresas que monopolizaron las salas de exhibición. A la fecha, acaparan prácticamente toda la exhibición a lo largo del país. La situación en los pueblos llega a ser peor, porque ahí cerraron los cines locales y no llega ni Cinemex.
En 1992 se aprobó la nueva Ley Cinematográfica: “Después de ser muy proteccionista, prácticamente se abrió a la posibilidad de todo”, resumió Saavedra. En el libro recoge la impresión de Mitl Valdez, publicada en la revista Estudios Cinematográficos: “Ni las autoridades de cultura ni de cinematografía en turno, ni los sectores de la distribución y de la exhibición, se preocuparon por convocar al sector de la producción y al resto de la comunidad cinematográfica para hacerlos partícipes de la redacción de esa ley. De modo que ésta fue elaborada y aprobada de manera subrepticia y apresurada, con la finalidad de favorecer ante todo a los sectores de la distribución y la exhibición, así como para satisfacer la demanda de las distribuidoras estadunidenses de que dicha ley fuera aprobada como condición para la firma del TLCAN”.
Simple entretenimiento
En lo que respecta a este tratado, la postura tomada por las autoridades negociadoras mexicanas contrasta con la de las canadienses: “El gobierno canadiense se abstuvo de incluir no sólo al cine, sino a todas las empresas culturales dentro del tratado; protegió su importancia como generadoras de cultura e identidad, contrario a lo que sucedió en México y Estados Unidos, donde el cine es simplemente parte de la industria del entretenimiento”, se lee en el libro.
En el prólogo, Francisco Peredo Castro señala que el área fílmica nacional transitó “de una política fílmica paternalista en extremo con el sector privado del cine durante los años 30, 40 y 50, pasando por una paulatina desatención de ese sector, originando, luego, una virtual estatización del cine mexicano durante los años 70, para avanzar desde los 80 y hasta la fecha en el camino de una acelerada desprotección extrema de nuestro cine”.
A pesar de todo, la producción fílmica siguió gracias a que “hay oficio, una sólida formación, pero son más bien esfuerzos individuales, no parte de una industria como la que existía antes”, opinó la investigadora.
Peredo abunda: “A pesar de avatares y altibajos, en México existe y ha existido siempre talento suficiente, en todos los terrenos de la creatividad fílmica, para la producción cinematográfica de calidad”.
Entre la ficción y la realidad se presenta, con la participación de Víctor Ugalde (moderador), Sergio Olhovich y Francisco Peredo, el lunes 16 a las 18:30 horas, en la Cineteca Nacional. Avenida México Coyoacán 389 Col. Xoco. Tel. 4155-1200. www.cinetecanacional.net
Nota.- Les cuento que en una reunión de productores en el Four Seasons, estos oídos escucharon directamente de los labios del Sr. Valenti que en ese tiempo era Presidente de la MPA que para qué queríamos los mexicanos hacer cine si ya lo hacían ellos. Como me quedé muda, me levanté y me salí sin saber qué hacer.
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