Jorge Lara Rivera
Está fuera de duda que la Consulta Energética realizada el domingo 27 de julio próximo pasado, a iniciativa de las autoridades del Distrito Federal, constituyó un acontecimiento inédito en la vida pública mexicana: conocer de primera mano el parecer del pueblo respecto a una importante decisión a tomar, preguntándole.
Diez estados de la República –Baja California Sur, Chiapas, Estado de México, Guerrero, Hidalgo, Michoacán, Morelos, San Luis Potosí, Tlaxcala y Veracruz– también decidieron participar en el ejercicio democrático que la Consulta supuso. Un millón y medio de votos, firmes, fueron vertidos en esa jornada de excepción y aunque las cosas no salieron tan bien como los organizadores deseaban –menor afluencia, algún intento de acarreo e incidentes sin mayor importancia–, pero que se antojaban altamente probables a juzgar por la mala fama de éstos con el ábaco y por el encono de la intensa y persistente campaña de desprestigio que recibiera la iniciativa, tan sólo ser propuesta; lo que sí resultó evidente fue que, pese a tan mala voluntad por parte de los intereses cupulares, la gente quiere ser tomada en cuenta para las decisiones de gobierno más trascendentes.
Y sin embargo, a estas alturas, en muchos lugares del país los ciudadanos comunes siguen ayunos de información sobre la Consulta. Tienen, en cambio, que atragantarse con los anuncitos panistas envenenados por su discurso autoritario (“¡Ya basta!...”) o ese que busca justificar la ineptitud del gobierno federal para crear los empleos prometidos durante la campaña, pretextando que es por los que surgen en torno a la gasolina en India, Holanda o Estados Unidos, ¡sí, cómo no!
Mientras, prosigue el bombardeo de spots del Ejecutivo federal (“Estados Unidos ya tiene cientos de pozos explorando en los límites del Golfo...¿y nosotros?, ¿qué estamos esperando?”...¡para correr a entregarles el patrimonio nacional en nuestras aguas y la soberanía energética nacional! ¡cómo nos atrevemos a no apresurar la decisión de cancelar las oportunidades de desarrollo de futuras generaciones y malbaratamos PEMEX para favorecer al capital extranjero! “¡Debemos apoyar la iniciativa del Presidente!”...para despojar a México.
Y todo está pagado con el erario que nuestros pagos de impuestos proveen. Menos mal que el Gobierno Federal empieza –un poco tarde y bajo presión social, sí, pero eso son minucias ¿qué no?– a ofrecer algunos datos ocultados a la gente durante estos largos meses, buscando quizás preparar una favorable opinión pública para lograr que se apruebe la iniciativa presidencial.
Y es que Georgina Kessel anda que come ansias, y al régimen se le queman las habas en su prisa por servir a “los inversionistas”.
Es la hora que todavía las fuerzas políticas hacen como que no miraron o no supieron, desviando la vista como quien no le importa lo dicho por millón y medio de votantes mexicanos (descontando al que opinó 30 veces o al otro, que votó 17, según los extrañamente ‘oportunos’ vídeos que mostró el PAN capitalino, en donde, por cierto, no se explica ni quién los grabó, ni cómo es que los seguían a todos lados, ni cómo supieron –clarividentes– que iban a actuar así, ni si las listas del padrón lo permitían o si en cada uno de los puestos de la Consulta olvidaron ponerles a estos dos la tinta indeleble, válgame Dios).
Que el gran público no sepa mucha cosa con respecto a lo ocurrido el día de la Consulta obedece desde luego, en buena medida, a un cerco mediático orquestado posiblemente por los poderosos intereses oligárquicos, locales y extranjeros, que promueven la línea privatizadora de PEMEX.
Durante toda la semana hemos visto y oído cómo el ninguneo, la minimización o el mutismo absoluto han sido los métodos sistemáticamente aplicados a la cobertura de la misma en los telenoticiarios de los canales más vistos, en la radio, y el manejo francamente tendencioso de titulares y notas en muchos medios de prensa.
Ya recuperado del berrinche, el panismo contraataca mediante la difusión de resultados favorables a la iniciativa presidencial, según un poco convincente sondeo de opinión.
Y para subsanar la amnesia, atención dispersa, sordera temporal y disminución visual de los integrantes de partidos políticos representados en el H. Congreso de la Unión, a Marcelo Ebrad, creativo que es, se le ocurrió llevarle a los representantes populares hasta el Senado de la República los resultados de la histórica Consulta, a fin de que los puedan revisar a conciencia y tomar en cuenta a la hora de votar la Reforma Energética. No, si en este país sobran las almas caritativas, lo que faltan son buenas voluntades y un poco de patriotismo.
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