Alberto Híjar
El encuentro entre la ideología neoliberal y el bloque histórico de ultraderecha, consolida acuerdos y actúa. La reunión en los últimos días de julio en Cartagena de presidentes y ministros de salud y seguridad de los estados centro y sudamericanos integrados al Plan Colombia y al Plan México, es una mascarada que oculta tras la lucha contra el narcotráfico, la consolidación de lo que llaman seguridad democrática. Entrevistado por Joaquín López Dóriga, Alvaro Uribe empezó sus respuestas con ese concepto justificador de masacres y otros efectos secundarios de afectación a civiles inocentes, como costo previsible de la imposición de la ley y el orden del imperio globalizador. Ni una palabra del entrevistador mencionó el escándalo del Parlamento colombiano diezmado por las asociaciones delictuosas generadas por el narcotráfico y el
paramilitarismo. Menos, alguna imagen de los paramilitares jugando fútbol con cabezas degolladas de campesinos en la masacre de Soledad en proceso de investigación en Colombia. Ni una palabra de los colaboradores de Uribe involucrados en esto ni de su familia ni la de los Santos ocupantes de los puestos de Primer Ministro y Ministro de Defensa. Ingrid superstar, colaboradora de uno de los Santos cuando al frente del comercio exterior dotaba de licencias y permisos adecuados, cumple su papel de propagandista de una paz sepulcral. La entrevista culmina con tomas casualmente disponibles, de la multitud congregada por Shakira, Carlos Vives, Juanes y muchos más en puntos estratégicos de Europa y la frontera de Colombia con Brasil, para mostrar el triunfo de la seguridad democrática seguramente ignorada por quienes fueron a gritar, cantar y bailar. Su facha de profesor de filosofía idealista ayuda a Uribe a convencer. Noventa por ciento de los colombianos apoyan su reelección, democrática, claro.
Tiempo de agitación y propaganda constante acompañan los usos y costumbres de los medios empresariales. Los usos suaves y espectaculares, alternan con las jetas descompuestas del presidente del PAN Germán Martínez al llamar a la guanajuatización de México por más que uno recuerde al presidente municipal de León defendiendo los cursos de tortura a sus policías especiales con adiestramiento de mercenarios de Miami e Israel y al gobernador de Jalisco, borracho, mentándonos la madre en defensa de la desviación de dineros públicos al Santuario de los Mártires, que no son otros que los cristeros beatificados por el sacrificio de volar trenes y cortar orejas y narices a inocentes profesores rurales. Tiempo de alternancia de lo amable con lo agresivo en preparación del Encuentro Mundial de las Familias en 2009 al que pudiera no asistir el octogenario Papa. Tiempo y forma de expectativas, de trabajo subterráneo de veteranos del clandestinaje como Velasco Arzac, Antonio Ortega y Fernández de Cevallos tan experimentados desde los tiempos del MURO. Respondió Manuel Espino, dirigente continental de la Democracia Cristiana a las entrevistadoras Katya D´Artigues y Sabina Berman, que es inútil preguntar por El Yunque porque sus conjurados están instruidos para no decir nada. Tiempo y forma del clandestinaje y la infiltración forman un todo con la cara dulce y la cara dura de la derecha promocionada por la industria del espectáculo, las organizaciones empresariales, los correos electrónicos, los magistrados, los diputados y senadores defensores de las leyes de ultraderecha.
Del lado opositor no hay contraparte. Dos formas son promocionadas dentro de los límites del desprestigio programado y constante de los medios financiados por los grandes consorcios. Una es la movilización que, al final, desmoviliza porque no deja núcleos organizados con autonomía relativa y claridad programática. Otra es la vía parlamentaria donde impera la división característica del actual PRD. De aquí que los tiempos tampoco planteen calendario distinto al contestatario y a la división entre lo propiamente agitatorio y la argumentación rigurosa. La comparecencia de discutidores de la reforma energética es inútil porque no hay continuidad conclusiva y sí en cambio declaraciones confucionistas de Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, Manuel Camacho. Peor le va a los profesores universitarios sin difusión alguna en la Universidad más importante de América Latina con una radio y una televisión cerradas en el más amplio sentido y unas publicaciones desentendidas del debate nacional. Ni tiempo ni forma opositora efectiva irán más allá de la triste protesta de los abajofirmantes incapaces de integrarse a un frente sindical perplejo ante la enorme corrupción del sindicato de PEMEX. Al Frente de Trabajadores de la Energía que de tiempo atrás ha denunciado la privatización furtiva y abierta, nadie difunde pese a su esforzada campaña con organizaciones sociales combativas y por ello, fuera de los prestigios políticamente correctos del Estado y sus partidos.
El SME enfrenta solo y con un nacionalismo de Estado en el umbral de la crítica al Imperio Mundial, la urgencia de alianzas estratégicas. El libro de Carlos Montemayor que coeditó, 1938: el petróleo que fue de México. Argumento histórico para una película que aún no se ha filmado, no ha tenido más resonancia que el fugaz comentario periodístico, pese a ser una excelente exposición histórica sintética de amena lectura. Forma aislada sin tiempo de resistencia realmente organizada como todo lo sujeto al tiempo del poder imperial.
Víctimas de esto, las familias de los masacrados en Sucumbíos y la sobreviviente, los acusados de terrorismo y de apología del delito, quedan sin atención apenas limitada al activismo de universitarios compañeros integrados a un tiempo de resistencia ya ni siquiera amplificado por la reunión internacional de los solidarios europeos con el EZLN, sometido a la estrategia de cerco y aniquilamiento con un tiempo que parece tolerar cuando controla y dosifica la resistencia. De los desaparecidos del EPR ya nadie más que la Comisión Mediadora con Carlos Montemayor de vocero, se hace cargo. Los dirigentes de Izquierda Democrática Popular hostigados permanentemente por paramilitares por su pasado guerrillero, no tienen más capacidad de denuncia que la limitada generosidad de Denise Maerker. Tiempo de dispersión opositora es éste sin forma probable.
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