El IFE, en busca de la credibilidad perdida
Los integrantes del nuevo Consejo General del IFE saben que urge recuperar la credibilidad de ese organismo ante la ciudadanía. Y aunque admiten que deben su nombramiento a uno u otro partido político, niegan que esto comprometa sus decisiones. Al igual que los consejeros anteriores, de orígenes gordillistas y panistas, los entrantes piden que se les juzgue por sus actos, no por sus filiaciones. Inmerso en una crisis de credibilidad en amplios sectores de la sociedad después de la controvertida elección de 2006 y afectado por la reciente reforma constitucional, que enfureció a los dueños de la radio y la televisión por lastimar sus millonarias ganancias, el Instituto Federal Electoral (IFE) afronta, además, el estigma de una integración facciosa de su Consejo General, ahora mayoritariamente priista.Consejeros electorales que concluyeron su gestión anticipadamente, como Lourdes López Flores y Andrés Albo Márquez, y los entrantes Alfredo Figueroa y Marco Antonio Baños, coinciden: a dos meses del inicio formal del proceso electoral en el que se renovará la Cámara de Diputados, es urgente recuperar la confianza de la sociedad.“Llegamos a una institución hecha y la dejamos lastimada”, reconoce López Flores; “por cuidarnos la cara, no defendimos al IFE, y en esta responsabilidad a veces hay que dejarse partir la cara para defender la institución”.Baños, quien niega tener militancia priista, inclusive convoca a los ciudadanos a mantener bajo escrutinio a los consejeros electorales: “Esa es una base para recuperar la confianza en la institución. En la nueva integración del Consejo General ese es un punto central: tenemos que recuperar credibilidad ante la opinión pública”.Alfredo Figueroa, quien el viernes 15 asumió el cargo de consejero electoral –junto con María Macarita Elizondo Gasperín y Francisco Javier Guerrero Aguirre–, afirma que el IFE está “en un proceso refundacional y el reto enorme es reconstruir la credibilidad institucional. ¡No podemos seguir ofreciendo respuestas tímidas e inaceptables!”.En una posición antagónica a la del presidente del IFE, Leonardo Valdés Zurita, quien desde febrero, cuando asumió el cargo, se propuso “cerrar los expedientes de 2006”, como la destrucción de las boletas de la elección presidencial –que, ante litigios promovidos por el semanario Proceso, propuso que sean exhibidas en vitrinas– y dar carpetazo a las irregularidades en los spots no reportados de los partidos, Figueroa cuestiona: “¿Qué va a ocurrir de manera definitiva con las boletas de 2006, más allá de exhibirlas en vitrinas? Necesitamos una respuesta institucional seria, con razones, fundada en derecho, pero también fundada en principios democráticos, y cómo la vamos a arropar.”Añade: “No se puede decir: ‘Ya no queremos expedientes de 2006’. ¿Qué pasó con el asunto de los spots no reportados? Necesitamos una respuesta seria y definitiva alrededor de ese tema. No se pueden cerrar los capítulos de una elección por un acto declarativo. Además del acto declarativo, necesitamos ofrecer las razones y las explicaciones”.Electo por la Cámara de Diputados como parte de la renovación escalonada del Consejo General, el fundador de Alianza Cívica y consejero del IFE en Puebla de 1999 a 2006 expone que la crisis del órgano electoral no obedece sólo al rompimiento del tejido social por la elección de 2006, sino a cuestionamientos diversos, como el método de integración del Consejo General y el de las televisoras, que ya no podrán vender espacios publicitarios a los partidos.“El nuevo modelo de medios provoca que otro importante sector de la población, más por los recursos que tiene que por el número que son, tenga una posición de generar campañas de descrédito en contra de la institución. Ahora resulta que tenemos dos, tres o cuatro sectores de la población que cuestionan la actividad de la institución. Lo primero que tenemos que hacer es reconocerlo y decir que tenemos muchos opinadores profesionales que, por distintas causas, están señalando, descreyendo o dudando de la legitimidad del IFE. La única respuesta posible son hechos.”Y por eso, más que las filiaciones partidistas que se atribuyen a los nueve consejeros electorales –cuatro de los cuales están identificados como cuota del Partido Revolucionario Institucional–, Figueroa afirma que el reto fundamental del IFE es tener una visión de Estado, y la “primera tarea” es que debe ser conducido de manera colectiva.“La institución no la conduce ni el presidente ni un consejero, sino el Consejo General. Entonces, o aprendemos a conducir de modo colectivo con los nuevos actores sentados en esa mesa, o vamos a tener muchas dificultades para transitar por procesos electorales y vida pública sin estrellarnos o sin posibles choques.”En este sentido, expone que los temas pendientes de 2006 no se pueden concluir “de un solo golpe”, sin la debida explicación. “De otra manera podemos hacer retórica y simulación, y no creo que estemos en condiciones de prácticas de ese orden. Yo he estado en contra, y ahí están las documentales públicas, de la simulación democrática”.Propuesto por el grupo parlamentario del Partido de la Revolución Democrática (PRD), aunque crítico de muchas de sus acciones y de su excandidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, Figueroa afirma que los consejeros están obligados a defender la autonomía del IFE como órgano de Estado.“Es fundamental construir una visión de Estado en el funcionamiento del Consejo General, que no puede estar atrapado por rencillas y diferencias personales, etiquetas, estigmas y prejuicios. Debe ser un funcionamiento sin filias ni fobias a nadie.”Y enseguida aclara: “Que tampoco haya confusiones, no estoy por un consejero de unanimidades. No voy a guardar silencio por una visión de institucionalidad asociada, por ejemplo, a encubrir la incompetencia, la ilegalidad, la ausencia de independencia. No voy a ser un consejero dispuesto, por una cierta visión de institucionalidad, al silencio. La democracia se construye con voz, no con silencio. Esa actitud asumiré a lo largo de mi trabajo”.
Baños: “Yo no soy priista”
Con la integración de Elizondo Gasperín, Guerrero Aguirre y Figueroa Fernández concluyó el proceso de relevo escalonado en el Consejo General del IFE, que comenzó con la destitución de Luis Carlos Ugalde como presidente y siguió con el nombramiento del sustituto de éste, Leonardo Valdés Zurita, y de los consejeros Marco Antonio Baños y Benito Nacif.Del Consejo General presidido por Ugalde sobreviven Virgilio Andrade, Marco Antonio Gómez Alcántar y Arturo Sánchez. En febrero finalizaron su encargo Alejandra Latapí y Rodrigo Morales, y esta vez fue el turno de Lourdes López Flores, Teresa González Luna Corvera y Andrés Albo.Al contrario de la conformación original de 2003, cuando se establecieron dos bloques (los promovidos por la entonces priista Elba Esther Gordillo y aquellos impulsados por el Partido Acción Nacional), en la actual integración se observa que el PRI tiene cuatro de los nueve consejeros: Virgilio Andrade, quien fue representante de ese partido precisamente en el Consejo General; Gómez Alcántar, si bien fue propuesto por el Partido Verde, es aliado del PRI; Baños Hernández, de larga trayectoria en el servicio electoral, aunque vinculado a Manlio Fabio Beltrones, coordinador de los senadores priistas, y Guerrero Aguirre, confeso militante allegado al diputado Emilio Gamboa. El PAN, por su parte, logró mantener a Sánchez Gutiérrez e impulsó a Elizondo Gasperín, de larga carrera en el Poder Judicial, así como a Nacif, amigo íntimo de Ugalde, pero allegado al PAN como asesor de Angélica Moya, exalcaldesa de Naucalpan, Estado de México, y de la fundación panista Humanismo Político.A diferencia de 2003, cuando quedó excluido de la repartición de consejeros, el PRD ahora promovió a Valdés Zurita, antiguo activista de izquierda, y a Figueroa Fernández, de amplia trayectoria en organismos civiles, como Alianza Cívica y el Consejo Conciudadano para la Reforma Electoral.Consultado al respecto, Baños afirma: “Yo no tengo ninguna militancia partidista. Nunca he militado en un partido político”.Tiene, sí, una larga trayectoria administrativa, desde 1987 en el CREA, y luego ingresó a la Secretaría de Gobernación, en la Dirección de Desarrollo Político, a cargo del fundador del IFE y actual senador perredista Arturo Núñez y cuyo subsecretario era Manlio Fabio Beltrones.“Se me ha dicho que soy parte del equipo del senador Beltrones porque trabajé con él desde entonces. No sé si se tenga una dimensión clara de lo que significa ser jefe de departamento y la relación que pueda haber con un subsecretario. Si saludé al ahora senador dos veces en dos años de trabajo, fueron muchas.”Baños hizo carrera al crearse el IFE, en 1990, y trabajó tres lustros en diversos cargos, bajo las órdenes de José Woldenberg y de Luis Carlos Ugalde: “Dicen que estuve con Felipe Solís Acero, quien fue secretario ejecutivo y hoy es el brazo derecho de Beltrones, pero a él lo conocí aquí, en el IFE”.Insiste: “Yo no veo la militancia priista por ningún lado. Se ha dicho que hay indicios y hay relaciones, y que hay gente que llega de ese partido al Consejo General, pero éste es el órgano más vigilado de este país. La publicidad de los actos no sólo está en la ley, sino que cada quien puede venir a las sesiones y presenciar los debates”.Y reta a verificar su actuación: “Yo no he salido a la defensa ni de incrementar las multas a un partido o a que no se las impongan a un determinado partido. Ahí están las versiones estenográficas y las actas”.El trabajo de los nuevos consejeros, dice, será vasto por la aplicación de la nueva ley electoral en materia de radio y televisión, de registro de electores y resolución de controversias; “nada más con esos temas tenemos para divertirnos y no para andar pensando en defender los intereses de los partidos”.
–Pero es real que hay una integración partidista.
–Aquí hay un detalle importante: el método para la designación de los consejeros electorales ha colocado a los consejeros electorales como parte de los partidos políticos. Los consejeros electorales podemos estar o no de acuerdo con ese método, pero no la impone el IFE, sino la Cámara de Diputados por mandato de ley. “Si alguien, independientemente de sus cualidades profesionales, tiene interés en formar parte del Consejo General, tiene que participar en los mecanismos de selección establecidos, y eso atraviesa una auscultación de los propios grupos parlamentarios. ¿Ahí qué hace uno?”
“No siempre he votado por el PRI”
Sobre la integración partidista del IFE, Figueroa dice que, a diferencia de 2003, en las dos ternas de consejeros elegidas este año hubo un acuerdo unánime entre las fuerzas políticas y, además, un procedimiento para la selección. “Fue cuestionable y todo lo que se quiera, pero fue superior en términos de transparencia a lo que vivimos en 2003 y aun en 1996”.Inclusive, dice, en la elección del consejo presidido por José Woldenberg hubo cuestionamientos: “No ha habido ninguna ocasión en que no haya habido un estigma en relación con cada uno de los consejeros”.Por ello, propone que se juzgue a los consejeros por su actuación: “Sin ser inocente, creo que hay que formarse un juicio a partir de la evidencia plausible. Será en la práctica, en los actos concretos del IFE, cuando se acrediten las posiciones de cada uno”.Y señala: “Reto a cualquiera a revisar mi historia y que me diga en qué momento he tenido yo una relación laboral, filial o de cualquier otro orden con el PRD o con López Obrador”.
–¿Pero sí conoce a López Obrador?
–Sí, sí lo conozco, pero no soy gente allegada a él. He intercambiado un punto de vista una vez en mi vida con López Obrador. No tengo ninguna relación con él de ningún orden. Pero, además, discrepó con él como autoridad electoral en Puebla: “Yo estuve en desacuerdo con muchos de los planteamientos formulados, después de la elección de 2006, por el candidato López Obrador, como estuve en desacuerdo con muchos de los planteamientos de Felipe Calderón. Mi posición no quedaba bien con ninguno de los dos: ni creía en los planteamientos fantásticos ni estaba a favor del Prozac de la felicidad”.Para Lourdes López, quien antes de ser consejera electoral fue autoridad del IFE en Nuevo León y Coahuila, sí se conformaron bloques de consejeros en función del partido que los propuso, como el PAN. “En sus posiciones tendió a coincidir a favor de los planteamientos que presentaba ese partido, aunque hemos sido etiquetados otros como un bloque de priistas, porque nos propuso el PRI y porque no íbamos con el PAN”.
–¿Usted ha sido militante del PRI?
–Vivimos en un país donde el régimen constitucional de partidos nos garantiza a todos los ciudadanos tener una preferencia política... Nunca he militado, nunca he estado registrada en el PRI.
–¿Pero es simpatizante?
–Como puedo simpatizar con otro partido. No siempre he votado por el PRI.López aclara: “El principio de imparcialidad no significa no tener una preferencia política, sino que, independientemente de cuál sea esa preferencia, ésta no predomine, no se imponga en sus criterios, en su responsabilidad de tomar decisiones en el arbitraje y cumplimiento de la ley”.Y recuerda: “El Consejo General siempre ha estado integrado por cuotas: más distribuidas en 1996, menos distribuidas en 2003, más abiertas en las renovaciones escalonadas, pero esa es una realidad. Son las reglas informales del sistema, que tienen efectos como si fueran reglas formales. Y se cuestionan mucho porque tienen una contradicción discursiva, pero eso ha pasado siempre”.Como López Flores, Andrés Albo Márquez concluye también su encargo, aunque soslaya su vinculación con el PAN y su relación personal con Felipe Calderón para atenerse a su actuación pública, incluida su presidencia a la salida de Luis Carlos Ugalde.“Sé de la polarización en el ánimo de la ciudadanía y si mi salida contribuye a facilitar el acuerdo entre las fuerzas políticas, a mejorar el ánimo social y a mejorar la credibilidad del IFE, bienvenida”, dice Albo, quien trabó relación con Calderón desde mediados de los noventa, en su calidad de director de Estudios Sociopolíticos de Banamex. En el libro Los candidatos de carne y hueso, publicado en 2005, Salvador Camarena describe una reunión, en diciembre de 1995, en una cantina del centro de la ciudad, donde Calderón comunicó al grupo ahí reunido que quería ser presidente del PAN, pero pensaba que por joven no tendría apoyo. “Estaban ahí, entre otros, Rodrigo Morales, amigo íntimo de Felipe y hoy consejero del IFE; Guillermo Valdés Castellanos, analista del Grupo de Economistas Asociados, GEA, y Andrés Salvo (sic), hoy también consejero del IFE. ‘Casi lloraba…’, recuerda Valdés. ¡Felipe, si quieres puedes’, le animaban los ahí reunidos.”Albo lo desmiente: “Bajo protesta de decir verdad, esa reunión en esos términos no existió”. Y afirma que algunas de sus decisiones “no fueron en beneficio del PAN”, como lo documenta en el sitio de internet que con su nombre mandó construir para defender su actuación como consejero.
–¿Con la página pretende acabar con cualquier duda sobre una actuación facciosa de su parte?
–Quien lo lea y analice sacará sus propias conclusiones. Yo aporto elementos que creo objetivos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario