Loma de Mejía, otro ecocidio
Durante los últimos años, en nombre de la inversión y el desarrollo –esas palabras que todos pronuncian como sucedáneas de la salvación–, los gobiernos del país han ocasionado más ecocidios, más despojos de vida común y más falta de sanidad que todos los siglos que antecedieron a la modernización del país. A la ya larga y cada vez más profunda hecatombe ecológica del Distrito Federal y sus zonas conurbadas, se suman la destrucción del Casino de la Selva, en Cuernavaca; la del Cerro de San Pedro, en San Luis Potosí; los despojos y contaminaciones de playas en varios tramos de los litorales de México… Ahora, dos nuevos ecocidios se anuncian: la construcción de la autopista Lerma-Tres Marías –que, además de continuar la destrucción de la vida campesina, golpeará de manera irreversible dos áreas naturales protegidas: las ciénagas de Lerma y el corredor biológico Chichinautzin, donde se encuentra el Gran Bosque de Agua, que captura el líquido que consumimos 35 millones de mexicanos en Morelos, Estado de México y el DF–, así como el relleno sanitario que el gobierno de Morelos y la compañía PACSA han comenzado a construir en Loma de Mejía, municipio de Temixco.El problema de la basura es grave en Morelos. La incultura de sus ciudadanos que desconocen el reciclaje, la ausencia de programas gubernamentales para generar esa cultura y la corrupción de sus gobiernos anteriores generaron un grave problema que el año pasado puso en peligro la salud de Cuernavaca: cerros de basura inundaron la ciudad durante semanas.Los gobiernos panistas de Marco Antonio Adame y Jesús Giles enfrentaron el problema enviando, a un alto costo económico, la basura de Cuernavaca al Estado de México, y proponiendo la construcción de un relleno sanitario.Nadie niega la necesidad de un relleno, siempre y cuando se realice en el sitio propicio y vaya acompañado de una fuerte campaña para generar una cultura de reciclaje –los rellenos sanitarios son buenos cuando se deposita en ellos sólo el 10% de los desperdicios recogidos y se recicla el otro 90%: basura orgánica, vidrio, papel, cartón y metal. Por desgracia, el que se ha iniciado en Loma de Mejía está en el sitio equivocado y no va acompañado de esa cultura del reciclaje que tanto necesitan Morelos y el país.Loma de Mejía –como lo han demostrado 30 científicos (entre ellos José Sarukhán) que estudiaron el documento Manifestación de Impacto Ambiental del Relleno Sanitario Loma de Mejía (MIA-RSLM) realizado por el CEAMA y PACSA, y como lo han reiterado 300 científicos más en una carta enviada al gobernador y al presidente municipal que no ha recibido respuesta– es un espacio poco propicio para un relleno sanitario. Contra todo lo que señala la norma 083 de Semarnat (NOM-83-Semarnat-2003), Loma de Mejía, situada en el ejido de San Antón, a mil 532 metros sobre el nivel del mar, tiene un suelo de areniscas cuya permeabilidad es muy alta (2.83 cm/s); se encuentra aguas arriba de pozos que abastecen a más de 100 mil habitantes del municipio de Temixco, y a 60 metros de profundidad se halla un importante acuífero. En este sentido, Loma de Mejía es lo que se llama un abanico aluvial con barrancas, es decir, un área de recarga y descarga importante de agua, una “zona de trasmisión” sobre la que se depositarán 100 toneladas de basura diaria; un lugar de alto riesgo tecnológico, cuyo relleno sanitario pondrá en peligro no sólo la salud de grandes poblaciones, sino la vida de especies de fauna endémicas como la carpita morelense, el cangrejito barranqueño y 139 especies de flora que viven en las barrancas de la Tilapeña y la Colorada –hasta ahora dos de las barrancas mejor conservadas de la zona.¿Por qué frente a este ecocidio científicamente anunciado, y habiéndose detectado 12 áreas más adecuadas para el relleno –de arcillas poco permeables–, Jesús Giles y Marco Antonio Adame se empeñan en rellenar Loma de Mejía? ¿Por qué se niegan a un debate público con los expertos y la ciudadanía para buscar una alternativa y un programa de reciclado de la basura? ¿Por qué frente a la oposición ciudadana a ese relleno la respuesta no sólo ha sido la cerrazón, sino la brutal golpiza por supuestos agentes de la AFI a Cristóbal Martínez Robles, ayudante municipal de Lomas de San Antón, atentado que aún no ha sido esclarecido?Las respuestas son múltiples y lugares comunes en la política nacional –corrupción, traición a los principios democráticos, ceguera política, prisa frente a las elecciones que se avecinan para ganar posiciones–, que pueden sintetizarse en la palabra estupidez, esa estupidez que mezcla política con pragmatismo social y termina por destruir el bien común y embargar la vida de las generaciones futuras. Sin embargo, aún es tiempo de elegir entre el pragmatismo desarrollista y la verdadera política, más modesta pero menos ruinosa. De esa elección dependerá no sólo una buena parte de la salud ambiental de Morelos, sino la salvación del alma de sus dirigentes, cuyo cristianismo han puesto en entredicho.Además opino que hay que respetar los Acuerdos de San Andrés, liberar a todos los zapatistas presos, derruir el Costco-CM del Casino de la Selva, esclarecer los crímenes de las asesinadas de Juárez, sacar a la Minera San Xavier del Cerro de San Pedro, liberar a los presos de Atenco y de la APPO, y hacer que Ulises Ruiz salga de Oaxaca.
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