Por Samuel R. García
Tuvo que ser secuestrado y asesinado el niño Fernando, hijo del empresario Alejandro Martí, para que los políticos en México abrieran sus ojos –o al menos fingen hacerlo- ante el problema inmenso de inseguridad que existe en nuestra nación desde hace tiempo atrás. Es lamentable que una desgracia tenga que pasar para encender también la alerta en la sociedad y comience con ello a cuestionarse el actuar de la clase política mexicana, del gobierno, actores que desde hace décadas han operado para beneficiar a una minoría y no a la población en general.
Una de las funciones del Estado es la capacidad de ejercer la fuerza, de reprimir, de eliminar cualquier obstáculo y peligro que vaya en contra de quienes damos sentido y somos la esencia de nuestra república mexicana: los mexicanos. Somos más de 120 millones, y de esa cifra una gran mayoría con poder de decisión propia, o como se dice en términos legales "mayores de edad". Resulta curioso que "los mayores de edad" somos útiles para la clase política solamente en tiempos de campaña y de elecciones, o cuando el gobierno quiere quedar bien ante las cámaras y los micrófonos de los medios de comunicación, pero nunca somos tomados en cuenta cuando problemas graves sacuden al país entero, tal y como lo estamos viendo con el tema de la inseguridad.
Los políticos han decidido reunirse muy pronto en el denominado Consejo Nacional de Seguridad. El gobierno, legisladores, líderes de los partidos, magistrados, gobernadores, jefes de cuerpos policiacos, intentarán ponerse de acuerdo para hacer algo que resuelva el problema de la seguridad nacional. Francamente es un insulto para las personas inteligentes y que usamos la grandiosa capacidad que Dios nos ha dado de razonar las cosas, ¿por qué sostengo eso? Porque muchos de los que se van a reunir en dicho Consejo son precisamente los responsables de casi todas las desgracias que vive en la actualidad nuestra gente. De entrada el señor que anda organizando todo esto se llama Felipe Calderón, él es un delincuente que ha robado dinero del erario, que ha beneficiado a familiares y amigos con los cargos públicos que ha ocupado; además no respeta la democracia, se robó una elección presidencial en 2006 con el apoyo de la mafia empresarial-política de los Estados Unidos y de México, entre otros pecados y faltas graves que ha de cometer y que Dios las conoce mejor que usted y yo. Calderón no tiene ningún tipo de autoridad por más que el sistema diga que es el jefe del ejecutivo.
¿Cree usted que en manos de criminales y delincuentes de cuello blanco nuestra seguridad va a mejorar?
Suponiendo que logren sacar un acuerdo, luego lo hagan realidad y logren que por un tiempo salgamos "con seguridad" a las calles a hacer nuestras actividades en santa paz, yo me pregunto: ¿eso significa que los salarios de los trabajadores ya van a ser los justos?, ¿realmente van a decidir acabar con la desigualdad que es lo que motiva principalmente a que muchos ciudadanos entren a las filas de la delincuencia?, ¿van a mejorar los hospitales, las escuelas, los trámites burocráticos, etc.?, ¿al fin van a darse elecciones limpias y transparentes a nivel estatal y federal? Y lo que he citado no son cosas ajenas, todo tiene que ver, todo parte desde un mismo punto: México es de los mexicanos, por lo tanto nosotros mismos somos forjadores de nuestro destino; al dejar que otros lo manipulen a su manera, todas y cada una de las áreas de nuestra vida se ven perjudicadas. El tiempo de la mafia política se está agotando, la paciencia de millones de mexicanos ya se terminó y la única seguridad que estos señores van a buscar es la suya, por ello han venido aprobando en lo secreto decenas de iniciativas que deterioran cada día más la calidad de vida de los mexicanos, su interés no eres tú, no soy yo, lo que les importa es que los dueños del capital sigan incrementando su riqueza.
No estoy tomando una actitud "cerrada" o "pesimista". Amigos y lectores, debemos decir YA BASTA al pensamiento tibio y mediocre, del tamaño que queramos que sea el éxito de nuestra nación de ese tamaño tiene que ser nuestro esfuerzo para alcanzar nuestras metas. Si queremos comer bien, vestir bien y salir seguros a hacer nuestras actividades, no precisamos de una clase política prostituida como la que ahora está en los partidos políticos y en el gobierno, nosotros tenemos que aprender a ser autónomos, trabajar para obtener resultados y no fingir que trabajamos para andar con discursos engañando a la gente. La muerte de Fernando Martí es tan dolorosa como la muerte de un hijo de una señora que vende quesadillas afuera de su casa o el hijo de un obrero, es tan dolorosa la pérdida de algún cantante famoso asesinado por narcos como aquel niño o niña que mueren en medio de un tiroteo a causa de una bala perdida.
No le veo nada de honesto que tengan que reaccionar nuestros políticos hasta que muere el hijo de un empresario, como tampoco es normal que al empresario Martí el "jefe del ejecutivo" le haya dado una audiencia larga recientemente en Los Pinos, ¿y la larga fila de mexicanos que exigimos justicia?, ¿cuando y quien nos va a atender? En el presente año la cifra de muertos en el país supera la cantidad de muertos en Irak, así de ese tamaño estamos, pero claro, Televisa y TV Azteca no informan de eso, o si dicen algo es suave, a modo, dan "noticias" de tal modo que no motiven a la sociedad a actuar, a paralizar el país, a luchar hasta que las cosas se arreglen de verdad. Ya en anteriores oportunidades he citado que no debemos esperar a que algún familiar o usted mismo tenga que vivir una tragedia en carne propia para que nos unamos y cambiemos las cosas, esto ya nos ha rebasado a todos, pero el control es de la mayoría, ¿quiénes somos esa mayoría? Los que le damos vida y sentido a éste país: los mexicanos.
De nada le serviría a Calderón, al PRI, al PAN y al PRD un país sin ciudadanos, no tendría caso llamarnos México sino hay realmente mexicanos que decidan y le pongan sabor a la nación. Los invito a que informen a sus vecinos, conocidos, familiares y amigos que el próximo 31 de agosto en el Monumento a la Revolución Mexicana, tenemos todos una cita con el Movimiento Nacional en Defensa de Petróleo, hagamos de ese movimiento un Movimiento Nacional en Defensa de México, ya no es cosa nada más de que se privatice o no el petróleo, no, ahora el asunto tomó otra escala y otra proporción: O ACABAMOS* YA CON EL ACTUAL RÉGIMEN NEOLIBERAL O ÉL ACABARÁ CON NOSOTROS PRIMERO.
¡Preparemos el Paro Nacional y no demos ni un paso atrás!
uzkediam@gmail.com
* Aclaración: cuando digo "acabamos" no es un llamado a la violencia, es un llamado a que desconozcamos a las instituciones que ahora están secuestradas por los políticos corruptos. Tenemos que construir un gobierno alternativo, como el que hubo en tiempos de Juárez, un gobierno que de verdad funcione y donde estemos participando ciudadanos honestos, que de resultados y que sea el opuesto del actual régimen de la farsa y la mentira. Hay que organizarnos y unirnos para lograrlo, se puede hacer sin necesidad de que corra sangre inocente. Vayámonos organizando.
Familias desesperadas por secuestros desdeñan policía corrupta en México
Con voz calma, Isabel Miranda Wallace explica cómo el secuestro de su hijo convirtió a su familia en un equipo de detectives: persiguiendo sospechosos, asumiendo identidades falsas, capturando secuestradores y hasta desenterrando un cadáver.
"En México a la autoridad no le importan los secuestrados ni los familiares de los secuestrados. Nunca hacen absolutamente nada", dijo Isabel a la AFP, en su hogar en el sur de Ciudad de México, vigilado por tres policías armados desde que escapó a un intento de asesinato el mes pasado.
En los tres años que pasaron desde que su hijo Hugo, de 31 años, fue secuestrado, la búsqueda de sus captores ha invadido la vida de Isabel. Dejó de trabajar como maestra el 12 de julio de 2005, al día siguiente de su desaparición.
"¿Por qué sigo? Porque yo creo que cualquier mamá a la que le roben un hijo tiene que ir a buscarlo", indica esta mujer de 57 años.
Los esfuerzos de la familia han llevado al arresto de cuatro miembros de la banda de secuestradores -liderada por el ex oficial de policía César Freyre- en México y uno en Estados Unidos.
El reciente secuestro y asesinato de Fernando Martí, de 14 años, raptado cuando iba al liceo en Ciudad de México junto a un chófer y un guardaespaldas, en un caso en el que la policía está presuntamente involucrada, ha generado una nueva ola de enojo público.
México ha superado a Colombia en cantidad de secuestros, según la ONG holandesa Pax Christi y organismos locales.
La capital y las zonas cercanas son las zonas más afectadas del país.
Según cifras oficiales, en la primera mitad de 2008 hubo 323 secuestros en Ciudad de México, pero un grupo de defensa de los derechos humanos estimó el número en 400, contra 438 en todo 2007.
Grupos de derechos humanos estiman que por cada caso denunciado hay dos o tres personas más secuestradas.
La clase alta de la ciudad apela a automóviles blindados, guardaespaldas privados, viajes en helicóptero y mudanzas fuera de la capital para protegerse del riesgo de secuestro.
Pero no sólo los ricos son blanco de los delincuentes. "En México el secuestro afecta a todos los niveles sociales", indicó el abogado Max Morales, asesor en secuestro y seguridad desde hace 20 años.
Los secuestros también son cada vez más violentos.
De 8.000 secuestros reportados en el país desde 1994, según el Consejo Nacional para la seguridad pública y la justicia penal, 700 de las víctimas murieron, aunque sus familias pagaron el rescate.
Y el vínculo entre los delincuentes y la Policía tiene raíces profundas.
"Hoy en día, en 70 u 80% de los casos agentes de la policía o ex-policías pertenecen a los grupos de secuestradores en México", dijo Morales a la AFP.
Alejandro Martí, padre de Fernando, defendió su decisión de contratar un negociador privado que lo ayudara a encontrar a su hijo, secuestrado en un falso control policial de carreteras.
"Nadie está preparado para un secuestro. Los que se lo llevaron eran uniformados y lo que menos queríamos era saber de la Policía", indicó.
Dos oficiales de policía en actividad han sido arrestados, sospechosos de estar involucrados en el caso.
El gobierno propuso en las últimas semanas nuevas medidas para luchar contra los secuestros y una cumbre sobre seguridad nacional se desarrollará el jueves.
Pero muchos mexicanos creen que la única manera de que haya un cambio es obligar a sus líderes a actuar mediante protestas, como la que preparan para finales de agosto.
Isabel, en tanto, es una de las pocas que tiene los medios y la resolución de seguir con su investigación.
Aunque sabe que su hijo está muerto, tras ver la truculenta evidencia de que los secuestradores compraron sierras y bolsas plásticas para cortar y desechar su cuerpo, quiere encontrar sus restos y enterrarlo.
Tras financiar campañas públicas para ayudar a encontrar víctimas que testificaran contra sospechosos, tiene un mensaje para la Policía: "A tres años del secuestro de mi hijo Hugo Wallace, ya le hice a la policía gran parte del trabajo. ¿Querrían ayudarme a encontrarlo?"
"En México a la autoridad no le importan los secuestrados ni los familiares de los secuestrados. Nunca hacen absolutamente nada", dijo Isabel a la AFP, en su hogar en el sur de Ciudad de México, vigilado por tres policías armados desde que escapó a un intento de asesinato el mes pasado.
En los tres años que pasaron desde que su hijo Hugo, de 31 años, fue secuestrado, la búsqueda de sus captores ha invadido la vida de Isabel. Dejó de trabajar como maestra el 12 de julio de 2005, al día siguiente de su desaparición.
"¿Por qué sigo? Porque yo creo que cualquier mamá a la que le roben un hijo tiene que ir a buscarlo", indica esta mujer de 57 años.
Los esfuerzos de la familia han llevado al arresto de cuatro miembros de la banda de secuestradores -liderada por el ex oficial de policía César Freyre- en México y uno en Estados Unidos.
El reciente secuestro y asesinato de Fernando Martí, de 14 años, raptado cuando iba al liceo en Ciudad de México junto a un chófer y un guardaespaldas, en un caso en el que la policía está presuntamente involucrada, ha generado una nueva ola de enojo público.
México ha superado a Colombia en cantidad de secuestros, según la ONG holandesa Pax Christi y organismos locales.
La capital y las zonas cercanas son las zonas más afectadas del país.
Según cifras oficiales, en la primera mitad de 2008 hubo 323 secuestros en Ciudad de México, pero un grupo de defensa de los derechos humanos estimó el número en 400, contra 438 en todo 2007.
Grupos de derechos humanos estiman que por cada caso denunciado hay dos o tres personas más secuestradas.
La clase alta de la ciudad apela a automóviles blindados, guardaespaldas privados, viajes en helicóptero y mudanzas fuera de la capital para protegerse del riesgo de secuestro.
Pero no sólo los ricos son blanco de los delincuentes. "En México el secuestro afecta a todos los niveles sociales", indicó el abogado Max Morales, asesor en secuestro y seguridad desde hace 20 años.
Los secuestros también son cada vez más violentos.
De 8.000 secuestros reportados en el país desde 1994, según el Consejo Nacional para la seguridad pública y la justicia penal, 700 de las víctimas murieron, aunque sus familias pagaron el rescate.
Y el vínculo entre los delincuentes y la Policía tiene raíces profundas.
"Hoy en día, en 70 u 80% de los casos agentes de la policía o ex-policías pertenecen a los grupos de secuestradores en México", dijo Morales a la AFP.
Alejandro Martí, padre de Fernando, defendió su decisión de contratar un negociador privado que lo ayudara a encontrar a su hijo, secuestrado en un falso control policial de carreteras.
"Nadie está preparado para un secuestro. Los que se lo llevaron eran uniformados y lo que menos queríamos era saber de la Policía", indicó.
Dos oficiales de policía en actividad han sido arrestados, sospechosos de estar involucrados en el caso.
El gobierno propuso en las últimas semanas nuevas medidas para luchar contra los secuestros y una cumbre sobre seguridad nacional se desarrollará el jueves.
Pero muchos mexicanos creen que la única manera de que haya un cambio es obligar a sus líderes a actuar mediante protestas, como la que preparan para finales de agosto.
Isabel, en tanto, es una de las pocas que tiene los medios y la resolución de seguir con su investigación.
Aunque sabe que su hijo está muerto, tras ver la truculenta evidencia de que los secuestradores compraron sierras y bolsas plásticas para cortar y desechar su cuerpo, quiere encontrar sus restos y enterrarlo.
Tras financiar campañas públicas para ayudar a encontrar víctimas que testificaran contra sospechosos, tiene un mensaje para la Policía: "A tres años del secuestro de mi hijo Hugo Wallace, ya le hice a la policía gran parte del trabajo. ¿Querrían ayudarme a encontrarlo?"
Fuente: AFP
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