Jaloneos por el Papa
El cardenal Norberto Rivera presiona al Papa Benedicto XVI para que venga a México en enero del año electoral 2009. También está pendiente la respuesta del Vaticano a una invitación similar del presidente Calderón. Aunque el vocero del Vaticano ya dejó claro que el pontífice católico no vendrá, la arquidiócesis maneja su presencia como atractivo del VI Encuentro Mundial de las Familias. Uno de los obstáculos para esa visita, según los expertos, es que el Papa no aprueba la cercanía de Rivera con los políticos. El cardenal Norberto Rivera Carrera, arzobispo primado de México, realiza desesperadas gestiones en Roma para que el Papa Benedicto XVI venga a visitar su arquidiócesis en enero próximo, pese a que el Vaticano ya adelantó de manera informal que el pontífice no tiene previsto realizar ese viaje porque África es hoy su prioridad.Ante esta eventual negativa papal, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) y la nunciatura apostólica en México han optado por no insistir y mantenerse al margen de las gestiones del cardenal Rivera, quien ha viajado tres veces a Roma para presentar una agenda de las actividades que se le tienen destinadas al Papa en la Ciudad de México, elaborada por la misma arquidiócesis.Actualmente, la última carta de Norberto Rivera es el cardenal italiano Ennio Antonelli, presidente del Pontificio Consejo para la Familia, quien tendrá un encuentro personal con el pontífice en los próximos días para ver si logra convencerlo de viajar a México, considerado el segundo país con mayor número de católicos a nivel mundial.El interés de estos cardenales se debe a que son los principales organizadores del VI Encuentro Mundial de las Familias, al que están invitando al renuente pontífice y que se celebrará en la capital mexicana del 13 al 18 de enero de 2009. Aunque la negativa del Papa a visitar México parece sólida, el Vaticano todavía no anuncia su decisión de manera formal. Solamente, en una entrevista televisiva trasmitida a finales de julio, el vocero de la Santa Sede, Federico Lombardi, anunció: “No es realista esperar un viaje del santo padre a México en 2009. El Papa ama mucho a los mexicanos, pero este viaje no está previsto para 2009”.Lombardi argumentó que Benedicto XVI ya visitó el continente americano en dos ocasiones, pues viajó a Brasil y Estados Unidos, por lo que ahora su “prioridad” es viajar a África. Inmediatamente, el sacerdote Hugo Valdemar, vocero del cardenal Rivera, descalificó las declaraciones de Lombardi señalando que no constituyen una respuesta oficial a las invitaciones formales que tanto la arquidiócesis, como el episcopado mexicano y la Presidencia de la República le han hecho al Papa. Explica Valdemar a Proceso: “No podemos dar por oficial una declaración de prensa del vocero del Vaticano. La respuesta a nuestra invitación tiene que venir de más arriba. ¡Hay niveles! ¡Hay niveles!”.
–¿No es entonces una negativa formal?
–No, no. Y le doy otra razón de peso: justamente dos días antes de las declaraciones de Lombardi, al cardenal Rivera le llegó una carta de monseñor Ennio Antonelli, diciéndole que el Papa no había tomado todavía ninguna determinación sobre su posible visita a México. Nosotros en la arquidiócesis dimos por oficial esa carta. De manera que se cruzaron las informaciones de Antonelli y Lombardi.
–¿Espera la arquidiócesis una carta formal o una comunicación verbal con la decisión del Vaticano?
–Cualquiera de las dos cosas. Puede ser una carta enviada a la arquidiócesis de México vía nunciatura. O bien, que al mismo cardenal Rivera se lo comuniquen personalmente el secretario de Estado de la Santa Sede (Tarcisio Bertone) y luego el cardenal Antonelli.
–Las visitas del Papa Juan Pablo II a México se confirmaban con bastante anticipación, y previamente venía una comitiva de Roma para revisar cuestiones de logística y armar la agenda. ¿No considera que de aquí a enero queda poco tiempo para realizar este trabajo?
–Ya todo está planeado para una posible visita del Papa. De hecho, todos los preparativos miran hacia allá. Y aunque no ha venido una comitiva pontificia, el cardenal ha ido unas tres veces a Roma a llevar los proyectos de dónde serían las posibles reuniones con el Papa. Se han hecho las propuestas, se ha hecho el proyecto y se ha presentado allá.“Por cierto, no se piensa en actos multitudinarios. Lo más masivo que hay en la propuesta es la reunión del Papa con las familias, en el Estadio Azteca. Hay además una misa también masiva en la Basílica de Guadalupe, pues en Roma piden que no se hagan actos tan grandes para no cansar demasiado al Papa”.
–¿Podríamos decir que esta es una agenda tentativa elaborada por ustedes?
–Sí, exactamente.–¿Y cuántos días estaría el Papa en la Ciudad de México?
–Aproximadamente unos cuatro días. El primer día sería de llegar y prácticamente descansar, ya los demás días serían de actividades, pero sin cargarlo de trabajo: uno o dos actos públicos y basta, no más. A diferencia de Juan Pablo II, al Papa Benedicto XVI lo cuidan mucho en ese sentido. De modo que todavía conservamos la esperanza de que venga... Vamos a ver.
Expectativas
De acuerdo con los preparativos del VI Encuentro Mundial de las Familias, la celebración en el Estadio Azteca está programada para el 17 de enero. Y al día siguiente será la magna misa celebrada por Benedicto XVI en la Basílica de Guadalupe.Parte medular del encuentro será el llamado “congreso teológico-pastoral”, que se realizará del 14 al 16 de enero en las instalaciones de Expo Bancomer, donde habrá “ponencias, comunicaciones, testimonios, mesas redondas”, según se adelanta en la página de internet que informa sobre el evento, www.emf2009.com.Este congreso teológico hará “suya la valoración cristiana del matrimonio y la familia, con conciencia de que ese es el camino para la superación de las crisis y los problemas actuales”. Agrega la página que, “para su santidad el Papa Benedicto XVI, es urgente transformar al mundo, partiendo de familias unidas, felices y bien fundamentadas en la fe que eduquen en los principales valores, reconozcan el valor de la vida y afronten confiadamente el futuro”.E informa sobre los costos de inscripción al evento: la inscripción “familiar” cuesta 350 dólares y la “individual” 195 dólares. Esta cuota incluye la participación en el congreso teológico y la entrada a las ceremonias en el Estadio Azteca y la Basílica de Guadalupe, donde los fieles podrán estar cerca del Papa, si es que viene. Se prevé la asistencia de “peregrinos que vendrán de todos los continentes”.Los organizadores abrieron además dos cuentas bancarias en BBVA Bancomer (la número 0160811270 y la 0161230026) en las cuales se reciben “donativos” para cubrir gastos de acondicionamiento, pago a expositores y traductores, así como el “hospedaje” de “cardenales, obispos e invitados especiales”, entre otros.En los cinco encuentros anteriores sobre la familia –se recalca– el Papa ha estado “físicamente presente en el lugar”, a excepción del encuentro celebrado en Manila, en 2003, cuando Juan Pablo II, ya muy enfermo, no pudo asistir pero envió un mensaje vía satélite.Hugo Valdemar comenta: “Sería muy lamentable si no viene Benedicto XVI. Hay mucha expectativa. Finalmente el Papa es el Papa, sea quien sea. Y México siempre ha tenido una gran devoción por el Papa”.Señala que el pontífice acaba de regresar de sus vacaciones veraniegas, por lo que empieza a conceder audiencias, y una de ellas será precisamente con el cardenal Antonelli. Ahí, Benedicto decidirá si viene a México. “La reunión con Antonelli puede darse en los próximos días, entonces ya tendremos una certeza”, dice Valdemar.Por su parte, Felipe Casabianca, vocero de la nunciatura en México, indica que a esa representación diplomática aún no llega una carta formal con la decisión del Papa: “No hay todavía una comunicación oficial”, dice.Aunque matiza: “La única comunicación que puede considerarse oficial, creo yo, es la de Lombardi”.
–¿Esto significa que no viene el Papa?
–Ateniéndose a esa declaración, debemos deducir que no viene. Pero la arquidiócesis de México y el cardenal Antonelli tienen una comunicación directísima, y son quienes preparan el evento, por lo que también hay que creerles a ellos.
–¿En su agenda, el Papa ya tiene otros compromisos para los días en que se celebrará el encuentro de las familias?
–Se habla de un viaje a África, continente que tiene como proyecto visitar, no sé si para los mismos días. Ese viaje todavía no está agendado con precisión.
–Y en caso de que venga a México, ¿todavía se está a tiempo para prepararle una logística al Papa?
–Habría que correr un poco, pero sí. Y entonces tendría que venir previamente monseñor Dominique Mamberti, secretario del Vaticano para las Relaciones con los Estados. Casabianca señala que, incluso, la Santa Sede tampoco le ha enviado una respuesta oficial al gobierno de Felipe Calderón, que invitó formalmente al Papa a venir a México, como también lo hizo el episcopado mexicano.
–¿La respuesta al gobierno de México pasa por la nunciatura?
–Sí, pasa por acá, claro. Y todavía no nos llega. No hay nada al respecto.Para evitar mayores especulaciones y enredos, el episcopado mexicano se mantiene al margen de las afirmaciones de Lombardi y de las gestiones del cardenal Rivera en Roma. “Estamos esperando a que el Vaticano nos comunique su decisión de manera oficial. Respetaremos lo que diga el santo padre. Y si envía a un representante en su lugar, será bien recibido por nosotros”, dice el sacerdote Manuel Corral, encargado de relaciones públicas del episcopado.Para estas instancias eclesiásticas, las razones por las que el Papa podría negarse a venir son, aparte de su visita al África, su mal estado de salud y sus casi 82 años de edad, que ya no le permiten realizar viajes tan largos.Sin embargo, la prensa europea comienza a mencionar que en el ánimo papal también influye cierta animadversión hacia quien será su principal anfitrión en México, el cardenal Rivera. Un artículo publicado en la revista francesa Golias Hebdo señala que Rivera supo “navegar hábilmente para hacerse apreciar” por Juan Pablo II y su secretario de Estado, Angelo Sodano. Pero hoy, “bajo el pontificado de Benedicto XVI el ambiente es diferente”, pues las relaciones del cardenal con la Santa Sede empiezan a “degradarse peligrosamente”.El artículo, publicado en la edición del 5 al 11 de junio pasado y firmado por Francis Serra, agrega que el Vaticano está “muy molesto por las artimañas incesantes” de Rivera para que el Papa viaje a su arquidiócesis, pues con esa visita el cardenal intenta cosechar “un éxito” personal, ya que su perfil “es calculador e interesado”. Indica, por ejemplo, que el cardenal tuvo una “proximidad oportunista” con Marcial Maciel, el recién fallecido fundador de los Legionarios de Cristo, y hoy mantiene una “amistad interesada con los poderosos políticos y hombres de negocios” de México. Benedicto XVI, asegura Serra, “decidió finalmente no visitar México”.
El cardenal político
El investigador Bernardo Barranco usa un término futbolístico para ejemplificar la postura vaticana ante el cardenal: “Benedicto XVI ya le sacó la tarjeta amarilla a Rivera Carrera”.
–Pese a todo, el cardenal le insiste en que venga a México…
–Sí, es un hecho inédito. Tomando en cuenta la incuestionable autoridad del Papa sobre la estructura piramidal del Vaticano, el cardenal es muy audaz. Y su necedad está ejerciendo una presión mediática que puede perjudicar la imagen del Papa en México, pues quizá deje la idea de que desprecia al país. Y en esto lo ayuda su vocero Hugo Valdemar, quien no es precisamente un modelo de sensatez.“En ese sentido, el cardenal está jugando con cartas muy fuertes en una apuesta muy arriesgada. Y además está jugando con desesperación. ¡Está desesperado! Y el episcopado mexicano, junto con la nunciatura apostólica, ha preferido tomar una distancia estratégica de él, pues desde hace algún tiempo desaprueban el protagonismo del cardenal, quien es visto como poco pastoral y evangélico. “Es más bien un cardenal demasiado tentado por el poder político, mediático y económico. Podríamos decir que Rivera Carrera ya se ha mimetizado con la clase política mexicana. Esto choca con el estilo de Benedicto XVI, quien desplazó el conservadurismo político y pragmático, por uno de corte más bien teológico”.
–¿Qué ventajas obtendría el cardenal con la visita del Papa?
–Rivera Carrera intenta capitalizar políticamente la visita del Papa, como lo hizo con las visitas del anterior pontífice; él tenía injerencia en cómo se acomodaban las élites ante Juan Pablo II, quiénes tendrían acceso directo a él, cómo se comercializaba la presencia papal, los destinos económicos de las prebendas, etcétera. ¡Caray!, una visita del Papa reposicionaría la imagen del cardenal, que en los últimos tres o cuatro años se ha venido a pique. Tan sólo recordemos que el año pasado estuvo envuelto en un escándalo por su supuesta protección al sacerdote pederasta Nicolás Aguilar.Bernardo Barranco considera difícil que el cardenal logre traer al Papa, pues ya no tiene en Roma “los padrinazgos” que hace años lo apoyaban, empezando con los de Juan Pablo II, Angelo Sodano, Marcial Maciel y el nuncio Jerónimo Prigione. “El cardenal ya no goza allá de los privilegios de antaño. El actual organigrama en el Vaticano le es adverso”, dice el analista.Señala que también cayeron en el descrédito los otros obispos mexicanos que, junto con Rivera, integran el llamado Club de Roma –como Onésimo Cepeda y Emilio Berlié– porque movían allá muchas influencias. Concluye Barranco: “El cardenal es una estrella apagada. Es muy revelador que, en los spots televisivos que la Iglesia trasmite para oponerse a la despenalización del aborto, el personaje que aparece en pantalla no es el cardenal, sino el presidente del episcopado, Carlos Aguiar Retes”. l
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