Camilo Solís
Integrantes del Frente Nacional Contra la Represión (FNCR) con sede en Ciudad Juárez, Chihuahua, reportan que tras realizar ahí la Marcha contra la militarización, la represión, por la paz y el respeto a los derechos humanos, el 23 de agosto del presente año, hallaron en la entrada de su colonia un comando del ejército fuertemente armado, lo cual no les extrañó pues los retenes militares han sido impuestos como parte de su cotidianidad, razón de la Marcha.
Para que las drogas no lleguen a tus hijos. En la madrugada del 26 de agosto, otro comando armado con armas de alto poder, un vehículo de guerra llamado Hummer y una tanqueta, se posicionaron ante el domicilio de un integrante del FNCR, manteniéndose ahí durante un cuarto de hora y luego se retiraron. Horas después, el casero que le renta la casa recibió una llamada que dijo ser de Gobernación para “(…) interrogarlo acerca de si tenía conocimiento de algún grupo subversivo o armado que habitaba la casa o si sabía si había gente que se dedicara a la política. (…).”
Todo esto en relación con las declaraciones del gobernador de Chihuahua José Reyes Baeza, “(…) en el marco del pacto por la seguridad firmado con el gobierno federal, acerca de que propone restringir las libertades civiles y la libertad de expresión, (…)”. Sin embargo, la milicia sigue actuando para que las drogas no lleguen a tus hijos. La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) informó hace unas semanas que en Chihuahua se han dado 199 reportes de violaciones a derechos humanos, refiriendo el Ombudsman nacional, José Luis Soberanes Fernández que “(…) en 15 ciudades de esta entidad, de acuerdo a las denuncias presentadas, los soldados entraron en forma arbitraria a los domicilios y llevaban las caras tapadas con pasamontañas, catearon casas, rompieron puertas, amagaron con armas a los ocupantes de las viviendas, los menores fueron colocados de rodillas o aventados al piso, (…)”.
De lo anterior y otras degradaciones más graves, no hablarán los medios de comunicación dedicados a enaltecer el falso éxito de la guerra contra el narcotráfico y sus épicas batallas a balazos, mientras caen personas ajenas al tiroteo, quienes nunca sabrán de cuál bando provino la bala. Aún así, hasta ahora los gobiernos e incluso buena parte de la misma ciudadanía, estarán pensando que para estar seguros necesitamos más, más militares, más policías, más balas, más espías, más fascismo en México. Para que las drogas no lleguen a tus hijos, coopere cuando allanen su casa: es por su seguridad, ¿no los atendió Fecal el día de su marcha por la paz? ¿No que quieren paz?
En San Luis Potosí, la policía cometió actos represivos en una reunión cultural juvenil, reportado por Pablo Rodríguez Hernández, estudiante de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, organizador del evento, al cual acudieron muchos jóvenes, quienes al saber que la policía estaba afuera pidiendo informes prefirieron retirarse del lugar. Los policías cateaban a los asistentes de salida, lo cual generó más temor en ellos y empezaron a permanecer dentro. Sucedía esto el 22 de agosto de 2008.
La solución de la policía fue romper un cristal y lanzar gases lacrimógenos, y “(…) en medio de la confusión, un grupo de unos ocho agentes (…) irrumpieron al interior de manera violenta; un par de ellos portaban capuchas y con su arma de fuera encañonaban a todo aquel que veían, (…) sacaban a todos de la casa mientras los empujaban, insultaban, golpeaban e incluso les robaban su celular, (…), pateaban las puertas y rompían vidrios, así como destruían parte de la obra plástica que se encontraba en la casa . (…)”. Pablo fue golpeado en privado por la policía, habiéndolo identificado el que dio la orden, como miembro del movimiento opositor a la minera San Xavier. Las únicas drogas que llegarán a tus hijos, si no los asesinan, serán las del hospital.
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