domingo, octubre 12, 2008

La historia de un monopolio en un mercado ideológico que debe ser liberalizado

Capitalismo, democracia, medios de comunicación de masas

Pedro Antonio Honrubia Hurtado

I

Democracia: poder del pueblo. Democracia: separación de poderes. Democracia: igualdad de todos los ciudadanos ante la ley. Democracia: garantía de los derechos y libertades fundamentales de los ciudadanos. Democracia: respeto de los derechos humanos. Democracia: respeto a la voluntad de los ciudadanos. Democracia: respeto por la pluralidad y la diversidad cultural y política. Todo esto es, debe ser, necesariamente la democracia. La democracia no es sólo tener una constitución que garantice las libertades individuales, ni dar el voto cada cuatro años a los ciudadanos. Tampoco es democracia tener un sistema de garantías jurídicas que quede escrito negro sobre blanco. La democracia es tener eso, sí, pero no para adornar las estanterías de los más lujosos armarios ubicados en los lugares más señalados de las instituciones del estado, sino para que los ciudadanos puedan hacer buen uso de ello. La democracia es tener todo eso –derechos y libertades individuales- pero para poder aplicarlo también por ley en favor de los derechos y la voluntad del pueblo, en favor de la igualdad de oportunidades y el escrupuloso respeto a la ley, que a su vez debe guardar un escrupuloso respeto por los derechos humanos. La democracia, por ende, no debiera ser entendida como un sistema político más entre muchos, sino más bien como la natural expresión política del hombre como ser social, en su afán por buscar el reconocimiento de sus derechos y el respeto a su libertad individual, así como la garantía de su plena existencia, económica y social, entre sus conciudadanos.

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