viernes, enero 02, 2009

Editorial del Diario Libertad. De las metas para el año nuevo..

Año 8, número 2482
Viernes 02, enero del año 2009



Independientemente de que los propósitos de fin de año (o de inicio de año, como se prefiera) generalmente duran hasta el 6 de Enero en que se rompe la dieta (uno de los principales propósitos de todo el mundo) con la Rosca de Reyes, los tamales, el atole y lo que quedó de bacalao de la cena de fin de año.

Los buenos deseos, que tan efusivamente nos deseamos los unos a los otros por estas fechas, nunca llegan tarde, como bien dice el conocido refrán; pero habría que agregar que no sirven absolutamente de nada y para nada.

Pues al igual que las bendiciones que a tuti plen arrojan los curas a las escasas multitudes que todavía los siguen. Sobre todo las del llamado Papa, que por lo visto no sabe hacer otra cosa que cobrar por ellas, por las bendiciones, para revestirse vergonzosamente de oro.

Solo que mientras el hombre no tenga claras sus personales metas y luche por ellas. Mientras no se una la acción a la palabra, pues de nada sirve soñar si no se persiguen los sueños, de nada tampoco servirá que nos llenemos de buenos deseos hacia los demás.

Las metas no se materializan por milagro, hay ciertamente que luchar por ellas; en el entendido que si bien es cierto que a este mundo venimos a ser felices, pues solo los retrasados mentales pueden pensar que venimos a sufrir, la felicidad hay que alcanzarla.

Pero una cosa es luchar por la felicidad; y otra muy distinta es sufrir para merecerla; pues no necesariamente la lucha tiene que significar sufrimiento…

De hecho la lucha diaria por alcanzar una meta, un sueño, debe de ser parte de la felicidad. La felicidad, para quien conoce su camino, es no solo la realización de la meta, sino la lucha que día a día se tiene que realizar para lograrla.

Por lo que en lugar de desearles a todos nuestros amables lectores, los amigos y conciudadanos que todas sus metas se realicen, quizá sería mejor desearles a todos que tengan sus propósitos (sus metas) y que luchen por ellas sin descanso.

Porque según dicta la experiencia, el triunfo no viene atrás de la genialidad, sino atrás de la perseverancia. Y solo se puede ser constante con lo que a uno le gusta, es decir, con lo que lleva a la felicidad.

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