Carlos Fernández-Vega
Más desempleo, menos crecimiento y restricción del crédito, las amenazas
Si al “navío de gran calado” (Calderón dixit) le fue bien en 2008, entonces podrá presumir que a punto estuvo de alcanzar la medalla de bronce –tercer lugar, pues– en la batalla por la presea latinoamericana y caribeña al peor comportamiento económico. En el año recién concluido, la mexicana, en dicho contexto, ocupó el cuarto escalón regional (medido de abajo hacia arriba), en cruenta lucha contra economías súper poderosas como las de Bahamas, Barbados, Haití, San Vicente y las Granadinas, y Jamaica.
De ese tamaño resulta la “solidez” de una economía tan resultona como la nuestra, que en 2050, según la versión oficial, ocuparía la cuarta posición internacional (de arriba hacia abajo, producto del “rumbo correcto” que se ha seguido durante más de cinco lustros) y no la 29 de 33 posibles en el ámbito latinoamericano y caribeño, como, en el mejor de los casos, sucedió en 2008.
La Cepal nos ilustra: en 2008, de los 33 países latinoamericanos y caribeños considerados, los seis con peor comportamiento económico resultaron ser: Jamaica, con “crecimiento” cero; San Vicente y las Granadinas, uno por ciento; Bahamas, Barbados y Haití (con todo y los devastadores huracanes que arrasaron a esta última nación), 1.5 por ciento en cada caso, y (¡fanfarrias!) el “navío de gran calado” (léase México), 1.8 por ciento, en el mejor de los casos.
En otros tiempos, el potencial económico mexicano solía compararse con las “grandes” de América Latina, Brasil y Argentina, por ejemplo, con las que había “competencia” para ocupar las primeras posiciones regionales. Pero a la vuelta de 26 años, esa comparación hay que hacerla con los resultados obtenidos por “potencias” caribeñas como las citadas.
Así, en lo que va del siglo XXI, la tasa anual promedio de “crecimiento” de México a duras penas llega a 2.4 por ciento, un balance sin duda resulta espectacular y favorable si se compara con el de Haití (0.55 por ciento en el periodo), Bahamas (0.9 por ciento), Jamaica (1.4) y Barbados (1.9 por ciento), aunque demerita frente a San Vicente y las Granadinas, cuya tasa es de 4.5 por ciento.
¡Salud!, pues, por el “rumbo correcto”, el “navío de gran calado” y, sobre todo, la inigualable perspectiva (siempre versión oficial) de que en el 2050 la economía mexicana ocupara la cuarta posición internacional en orden de importancia. Queda la duda, sin embargo, de si en realidad los mexicanos deberán esperar sólo 41 años para ver el nuevo amanecer, porque al ritmo que va el país ni en tres siglos llegamos al cuarto lugar, y ello si las economías caribeñas no le ganan la partida.
Continuando con el paseo de la Cepal, para 2009 ésta proyecta un crecimiento regional de 1.9 por ciento. “Esta estimación se establece sobre la base de un escenario en el cual, en el segundo semestre de 2009, lo peor de la crisis quedó atrás y la economía mundial en general y de la región en particular comienza a mejorar paulatinamente. Esta tasa de crecimiento, que resulta de la comparación de niveles medios de 2009 con niveles medios de 2008, implica una marcada desaceleración y responde en gran medida a un efecto estadístico. No puede descartarse, sin embargo, un escenario más pesimista, en el cual la recesión continúe y aun se profundice y la restricción crediticia también se prolongue. En este escenario, obviamente, los problemas señalados se agudizarían y la tasa de crecimiento podría ser nula o incluso negativa. La desagregación a nivel de subregiones presenta diferencias menores que las observadas en años anteriores. Aunque se aprecia una significativa desaceleración en todas ellas, se sigue observando una tasa de crecimiento inferior en México y Centroamérica, en relación con América del Sur, al tiempo que se proyecta una desaceleración muy marcada en las economías del Caribe”.
La suma de la pérdida de riqueza, la restricción crediticia y el aumento del desempleo, apunta el organismo, deprimirá el consumo de los países desarrollados y deteriorará las expectativas sobre la evolución futura de estas economías, retroalimentando la espiral descendiente. Por consiguiente, en el futuro próximo, quedará a cargo de las economías emergentes una parte importante del impulso de la demanda que compense los estímulos negativos sobre el crecimiento mundial provenientes del mundo desarrollado. En este contexto, las estrategias de auto seguro no solo son ineficientes sino además contraproducentes, dado que no contribuyen a la reactivación del crecimiento mundial. Sin embargo, las deficiencias que las originaron son reales y requieren ser tenidas en cuenta en el diseño de una nueva arquitectura financiera internacional, por lo que es fundamental que las economías emergentes participen en su discusión.
Las perspectivas laborales regionales en 2009 dependen, como es natural, de la evolución económica general. En varios países algunos indicadores, como la tasa de ocupación trimestral y el empleo asalariado formal, mostraron ya en el tercer trimestre de 2008 los efectos del “enfriamiento” del crecimiento. Se prevé que estos se mantendrán en 2009. Según las tendencias recientes, con un crecimiento económico del 1.9 por ciento la tasa de ocupación disminuiría 0.2 puntos, a causa de una marcada desaceleración de la generación de empleo asalariado. Al mismo tiempo, se frenaría el descenso de la tasa de desempleo, con lo cual el número de desocupados aumentaría por primera vez desde 2003. La tasa de desempleo también se elevaría, en el contexto de una mayor participación laboral, a la cual contribuiría la interrupción de la emigración, que durante los años anteriores actuó como válvula de escape para la oferta laboral, así como la pérdida de empleo de los miembros de hogares de menores ingresos que suele incentivar la inserción al mercado de trabajo de la fuerza de trabajo secundaria. “En consecuencia, con un crecimiento económico del 1.9 por ciento en 2009 se proyecta una tasa regional de desempleo media de 7.8 a 8.1 por ciento, mientras que se mantendría al alza la informalidad laboral. Los salarios reales se verían afectados; en varios países los intentos de los trabajadores por recuperar las pérdidas sufridas en el contexto del repunte de la inflación en 2008 podrían incidir en incrementos nominales que sobrepasen la tasa inflacionaria de 2009, proyectada como decreciente. Por otra parte, el debilitamiento de la demanda laboral restringiría el poder de negociación de los trabajadores, por lo que, en términos generales, se proyecta que los salarios reales se mantendrían sin grandes cambios”.
Las rebanadas del pastel
Serenaos, ¡oh mexicanos ansiosos!, que ya sólo faltan 41 años para que la economía mexicana (versión oficial) sea la cuarta en importancia mundial. Compren un mullido sillón para esperar pacientemente el advenimiento de la abundancia (ídem). Mientras, gocen del naciente 2009, que la cruda realidad ataca después del Día de Reyes.
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