Alvaro Cepeda Neri
Conjeturas
Si bien las leyes reglamentarias, federal y de las entidades, sobre el derecho a la información está muy lejos de cumplir con sus fines, pues prevalece la negación a proporcionar lo que solicitan los ciudadanos y más cuando se trata de saber sobre sus sueldos, patrimonio y demás secretos que guardan a piedra y lodo, para que nada sepamos de sus actos y omisiones que le causan gravísimos daños a la Nación por la creciente corrupción en el ejercicio de los poderes.
Los gobernadores y presidentes municipales, los titulares de los tribunales (jueces, magistrados y hasta ministros); los legisladores de los estados y federales, cometen excesos, cuando no peculado (es decir: sustraen dinero público para beneficio personal, obtienen “comisiones” por otorgar obras, etc.) y todo eso permanece en sigiloso, clandestino y muy misterioso escondrijo.
No hay manera –con las excusas incrustadas en las leyes para negar la información– de que tengamos conocimiento sobre lo que encerramos en la palabra corrupción. Y si nos hemos enterado de los sueldos de algunos gobernadores, de sus prestaciones, de los millones destinados a publicidad (sobre todo en televisión) y de cómo se reparten los millones de pesos en el Congreso General, se debe al arriesgado periodismo de investigación de los reporteros.
Por ejemplo, ya tomamos nota de los aguinaldos de senadores y diputados federales, pero ignoramos los fabulosos obsequios que recibieron en sus domicilios, prohibidos por la ley, ya que exceden lo permitido. Los corresponsales envían a sus periódicos editados en la capital del país, los sobresueldos en aguinaldos de los gobernadores que hacen de los dineros del pueblo un botín.
Los 32 “gobers”, que incluye al de la ciudad de México, han recibido con anticipación la visita de San Nicolás y Los Reyes Magos. Se calcula que se embolsarán, por cabeza, de tres a cuatro millones de pesos, lo que arroja más de mil millones de pesos que saldrán de las arcas públicas. Aparte han dispuesto de recursos para sus “posadas”.
En momentos cuando la población ya está pagando los costos de la crisis económica y la cual arreciará conforme caigan los días de enero, hasta provocar lo que se anuncia como un verdadero desastre: desempleo, sobre todo, y reducción del consumo con alza de precios en lo que será un estancamiento con inflación. Y en el reparto del botín participan por igual panistas, perredistas y priistas.
Con la cuchara grande se despachan. Mientras el pueblo en sus diversas capas sociales, con todo y que de la clase media hacia arriba, endeudándose o gastando todo lo que tienen en sus fiestas de final de año, sufre severas limitaciones y hay comunidades sin tener qué llevarse a la boca y ya no hay el milagro de los peces y los panes.
Esto mientras los aguinaldos de la élite política de los tres poderes federales y de las 32 entidades, se autopremian con el reparto de mil millones para que cada uno, en promedio, se lleve sus tres o cuatro millones. Cuentan el dinero delante de los pobres.
cepedaneri@prodigy.net.mx
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