Las mesas controladas por jerarcas católicos exponen los temas desde un paradigma religioso plagado de atavismos que no reconocen a las ciencias sociales y que imponen reglas y prohibiciones anacrónicas alejadas de la esencia humana.
En pleno siglo XXI estos amplios grupos no son más que la muestra del atraso en el que se encuentra el mundo respecto a la ciencia, la ética y el amor a sus semejantes. Es perfectamente congruente que un gobierno espurio que no ha hecho más que alimentar la mentira, la violencia y la desigualdad sea sede del "Encuentro Mundial de las familias" que más debería llamarse "Encuentro Mundial del Atraso Científico y Moral".
Un "Encuentro" vergonzante.
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