El ataque en Bosque Bonito, “para interferir” en Festival de la Digna Rabia
Duele que algunos indígenas hagan negocio con los recursos naturales
Hermann Bellinghausen (Enviado)
Ejido Morelia, Chis., 8 de enero. “Los compañeros no usaron violencia ni armas. Los de Orcao son los únicos agresores”, dice el comandante Zebedeo, acompañado por los campesinos zapatistas agredidos el pasado lunes en Bosque Bonito por miembros de la Organización Regional de Cafeticultores de Ocosingo (Orcao); entre aquellos hay tres heridos con vendajes y curaciones recientes en la cabeza y el rostro. Diego Sántiz López lleva una gran gasa que le cubre la mejilla, a su vez cubierta por un pañuelo limpio.
Con ironía, Zebedeo se refiere a la “doble máscara” en el rostro: de Diego: “la de la herida y la que lo identifica zapatista”, y es el motivo –dijo– “de nuestra indignación” ante el intento de los de Orcao de “interferir” en el Festival de la Digna Rabia, que concluía en San Cristóbal de las Casas el mismo día de los hechos en Bosque Bonito.
“Esto da la razón a lo que venimos diciendo de la rabia. Lo que los compañeros quieren es la vida digna, el buen ejercicio, libre y autónomo, de los pueblos indígenas.”
Cede la palabra a sus compañeros, unos 15 campesinos tzeltales, mayores casi todos. Relatan prácticamente lo mismo que divulgó ayer la junta de buen gobierno (JBG) desde el caracol Torbellino de nuestras palabras, la cual señalaba, además, que “los llamados gobiernos no hacen nada con esta gente de Orcao, y la Secretaría de la Reforma Agraria se hace cómplice porque estas personas que ocupan tierra, luego empiezan a vender y lo convierten en negocio. Cuando ya no tienen ni un pedazo donde trabajar y vivir, vuelven a ocupar otro terreno”.
Cabe recordar que después de la ruptura –hace siete años– del acuerdo colectivo con las bases zapatistas en la comunidad Moisés Gandhi, los de Orcao levantaron un caserío a orillas de la carretera y lo llamaron “Jetjá”. Todos estos años, el caserío, en tierras que “reconoció” el gobierno de Pablo Salazar Mendiguchía, ha permanecido semidesierto.
Ni un milímetro de tierra para ellos
Las autoridades autónomas dijeron ayer: “Ni un milímetro de tierra para ellos y sepan que esto lo pagarán muy caro, porque la sangre no se compra ni se vende. En el predio donde estamos trabajando en colectivo, los ‘orcaos’ han venido talando madera y (el gobernador) Juan Sabines nada hace”.
La Orcao, “organización dizque independiente”, que la JBG identifica como “lopezobradorista”, ha venido causando “caos” en la carretera San Cristóbal-Ocosingo haciendo bloqueos. “A cada usuario le cobran de 50 a 200 pesos; hacen sus bloqueos para presionar a su papá gobierno para que les dé más proyectos, y como la respuesta de los malos gobiernos es negativa, cerrando ya las puertas de las migajas, los lambiscones se molestan y empiezan a sacar dinero a los usuarios, que también son pobres, pero eso les vale, porque el líder de Orcao, José Pérez, y sus cómplices, ya aprendieron de las corrupciones del presidente municipal (de Ocosingo, Leonel Solórzano), los gobiernos estatal y federal”.
Citan como prueba que el lunes pasado “terminaba de calmar el problema, e hicieron rápidamente bloqueo en el mismo lugar, cobrando 50 pesos por móvil, sin que hiciera algo Juan Sabines” porque “pronto va a necesitar sus votos”.
Periodistas que llegaron esa noche al crucero de Cuxuljá encontraron ebrios y agresivos a los “bloqueadores”, y mejor los evitaron.
Según la JBG, en las acciones de esta organización “se leen clarito los planes de los grandes empresarios de cómo tenerlos controlados, educándolos, convir- tiéndolos en haraganes y amansándolos con el dinero en la mano; aprendiendo los indígenas a convertir en negocio los recursos naturales, y con el signo de pesos los están alejando de luchar para ejercer sus derechos como indígenas, y ni hablar para buscar una vida mejor.
“Nos arde la piel ver indígenas conformistas que se hacen cómplices con los malos gobiernos de vender la soberanía de nuestros país a empresarios extranjeros. En nuestros territorios zapatistas de la zona Tzot’z choj, ahí están investigando varias minas que están dispuestos a vender a empresarios extranjeros, y los vendedores y destructores de la naturaleza y de nuestra madre tierra son esta pareja de burros de Felipe Calderón y Juan Sabines. Ellos jamás están pensando hacer consulta a los indígenas, aunque sean mangoneados en el PRI, el PAN y el PRD; ni siquiera los están tomando en cuenta, mucho menos a nosotros.”
La JBG considera que “los ‘orcaístas’ están metidos en este juego sin que se den cuenta”. Y apunta: “La gran amenaza a nuestra salud, tranquilidad, cultura y los recursos naturales en esta zona es la apertura de la autopista San Cristóbal-Palenque, no para que nos traiga bienestar y desarrollo a los indígenas, al contrario, nos traerá la muerte, el desprecio y despojo total de nuestros bienes.
“La trampa que van a empezar –añadió– es que la facilidad de la apertura de la autopista es negociando persona por persona, de acuerdo con el avance del camino, para pasar por terrenos ejidales sin tomar en cuenta la decisión de asambleas, y tal vez hablarán con comisariados del ejido, pero los callarán compartiendo el hueso que ya están acariciando Calderón y Sabines”.
La “escalofriante” situación de despojo de tierras en la zona “y en suma mayor a lo que planea el mal gobierno de privatizar nuestras riquezas naturales, son las razones de nuestra resistencia, y sobre todo la virtud de la digna rabia, que es ya nacional, de quienes tenemos madre, razón de unirnos y de unir nuestras voces porque es necesario para evitar los saqueos y robos que hacen los ricos”.
La JBG advierte: “Bien sabemos que cuando nosotros denunciamos las trampas de los malos gobiernos, no les gusta y van a intentar reprimirnos”.
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