domingo, enero 11, 2009
Recursos públicos, fines privados
Mientras por una parte el presidente Felipe Calderón anuncia su plan anticrisis, por la otra muchas prácticas del pasado siguen gozando de cabal salud. El gobierno ha sido y es generoso con el dinero que no es suyo. Lo es más con quienes más tienen. México es un país donde los pobres subsidian a los ricos aprovechando lagunas jurídicas que se traducen en discrecionalidad y conflictos de interés dentro de una cultura patrimonial del poder.
Existen datos puntuales que permiten afirmar lo anterior. Veamos un ejemplo paradigmático. Primero. El Fideicomiso Museo Dolores Olmedo Patiño, creado el 10 de diciembre de 1993, es un proyecto políticamente correcto que cuenta con la principal colección de obras de Diego Rivera y Frida Kahlo. Es loable que la señora Dolores Olmedo lo haya constituido en vida para que la sociedad pueda apreciar la obra de estos ilustres artistas mexicanos. Nadie podría estar en contra de esta reconocible acción. Más todavía, el patronato del fideicomiso está compuesto por un grupo representativo de las personas de mayores recursos del país, como Carlos Salinas de Gortari -presidente vitalicio honorario del mismo-, Carlos Slim Helú, Miguel Alemán Velasco, Roberto Hernández, Gilberto Borja Navarrete, Emilio Azcárraga Jean, Manuel Arango y Carlos Hank Rohn, entre otros, según consta en la escritura pública 257942, inscrita en el Registro Público de la Propiedad. Hasta aquí todo parece bien, pues este selecto grupos de empresarios puede destinar algo de sus recursos a donativos deducibles de impuestos para este propósito cultural, toda vez que el fideicomiso está autorizado para recibir este tipo de facilidades fiscales conforme a la constancia 325-SAT-09-III-I-51424 del 27 de marzo de 2003.
Segundo. La realidad es, sin embargo, distinta a lo que uno hubiera pensado que ocurre en un proyecto cultural de esta naturaleza. Los empresarios del patronato no son quienes han proporcionado recursos económicos para la manutención de esta buena obra, sino los ciudadanos de a pie. Según se reconoce en la cláusula cuarta de la citada escritura, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público hizo dos donativos iniciales al fideicomiso, autorizados por el secretario Pedro Aspe Armella: uno por 4 millones 785 mil pesos para gastos de "preoperación", y otro por 60 millones de pesos para crear un fondo con cuyos intereses se solventarían los "gastos de operatividad, mantenimiento y funcionamiento" de este museo privado. ¿Cómo explicar que recursos públicos se destinen a proyectos "patrocinados" por los hombres más ricos de México donde ellos se lleven los créditos de las buenas obras y el pueblo sea el que pague?Tercero. Año con año, el director general del fideicomiso acude al secretario de Hacienda para la obtención de nuevos donativos porque no alcanza el fondo inicial otorgado. En 2004 recibió de la SHCP uno por 6 millones 500 mil pesos. Y en un proyecto de carta, con fecha del 25 de julio de 2005, el director del Fideicomiso del Museo Dolores Olmedo, Carlos Howard Phillips Olmedo, le informa al secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz, de la "problemática" que tiene por errores de cálculo de los ingresos de los intereses, y le solicita un donativo por 4 millones 500 mil pesos para cubrir el déficit del presupuesto aprobado por el Comité Técnico del Patronato, integrado casualmente por los propios hijos e hijas de Dolores Olmedo. La carta es corregida por la propia SHCP, particularmente por lo que se refiere a la documentación para el donativo, y es reenviada el 4 de noviembre de 2005 para que proceda el donativo para ese año. La misma historia se repite en 2006, cuando el donativo de la SHCP fue de 9 millones de pesos, y en 2007, cuando la cifra fue de 4 millones 275 mil 780 pesos. Por si lo anterior fuera poco, tanto el exsecretario Francisco Gil Díaz como el actual titular, Agustín Carstens, forman parte del patronato de este fideicomiso privado. ¿No se trata de un conflicto de interés? Las cosas no se quedan ahí. La revisión de auditoría número 16/2006 del Órgano Interno de Control de la SHCP detectó incumplimiento en los criterios de transparencia de los donativos otorgados al Museo Dolores Olmedo, por lo que aquél presentó la observación correspondiente, y a pesar de eso la SHCP sigue financiando un proyecto privado.El mundo al revés: Los empresarios más ricos patrocinan un proyecto con recursos que no son suyos. Ni siquiera la deducibilidad de impuestos ha sido un incentivo para obtener algo más que una sonrisa de ellos. La SHCP, encargada de la política económica, realiza labores ajenas a sus tareas sustantivas que, en todo caso, corresponderían al Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, lo que denota al menos duplicidad de funciones. Mientras tanto, los secretarios de Hacienda hacen relaciones públicas con cargo al presupuesto atentando, con todo desparpajo, contra el mínimo de la ética pública exigible. levillanueva99@yahoo.com
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