viernes, febrero 06, 2009
Los “sacrificados” gobernantes panistas
A 40 mil millones de dólares (casi 520 mil millones de pesos) asciende el famoso “guardadito” del gobierno federal quesque por excedentes petroleros que durante años de “vacas gordas” permitieron disimular los derroches, corrupciones y latrocinios cometidos en el foxiato.De ese tamaño es la incompetencia y mide la ineptitud de quien, desde Los Pinos, pretende ahora hacerse pasar por sufrida víctima de una conjura maléfica que le impidió hacer su trabajo. ¡Cómo no! Como si no se supiera ya que se proponía –y aún se propone– malbaratar el patrimonio energético nacional para sacar tajada leonina de su traición.Todavía nadie ha precisado porqué no se entregó ese dinero a los estados en las participaciones que les correspondían legalmente y cuál fue la causa de que mintiera deliberadamente a los gobernadores el pesado Secretario de Hacienda nuestro, cuando les aseguró que todos los ingresos extraordinarios por exportaciones petroleras se habían gastado, que los recursos se habían empleado todos y no quedaba nada.Francamente, a estas alturas da igual. Ya que, merced al comportamiento del Banco de México, se vio esta misma semana lo fácil como se van como agua esas reservas, intentando inútilmente frenar la caída del peso ante el billete verde.La Comisión de Cambios (conjuntamente formada por el Banco de México y la Secretaría de Hacienda) intenta en vano detener la presión devaluatoria contra el pesito, el cual se ha depreciado un 40% frente a la divisa estadounidense en el último cuatrimestre.Y la crisis prosigue su inexorable avance. Eso sí, las percepciones de los causantes de ésta, en Estados Unidos no merman, hasta bono de “productividad” cobraron. Tal vez por eso ha intervenido Barack Obama buscando acotar tamaña impunidad.Por lo que toca a México, ni en sueños piensa el régimen en un control de gasto corriente que incluya los emolumentos de la partida de ineptos tecnócratas neoliberales que metieron al país a compartir el vertiginoso pozo del TLC, dizque para promover una rara “competitividad” que no se exige a esa banda de necios incompetentes, y para “modernizar” nuestra economía llevándola a donde siempre pierden los nuestros.Y son tozudamente tercos. Ahora se les ha metido en la cabeza hacer baza con la tormenta financiera y llevar agua para su molino con la mentada (de madre) de su reforma laboral y, como dice su paladín: “otras que son necesarias y ‘profundizar’ las ya aprobadas” –léase: entreguismo ante el extranjero para acabar con las posibilidades de desarrollo independiente, exacción petrolera, despojo del patrimonio nacional, expoliación de la clase trabajadora, relegación del campesinado a la obsolescencia en favor de los transgénicos hambreadores, desmantelamiento del seguro social, privatización de la educación pública.Y lo dice aquel que habla mucho de transparencia y legalidad pero en los hechos es cuestionado por un autopréstamo cuando ocupó la dirección de Banobras, por apurar interesadamente el atraco a la sociedad que significó el Fobaproa, tolerar “bisnes” raros por 2 mil millones de pesos para una obra ficticia en Coatzacoalcos que involucran a PEMEX, el Ayuntamiento del lugar, un despacho con poca ética que practica el doble patrocinio, y a la empresa del suegro de su actual alfil para la Cámara de Diputados en el H. Congreso, cuando éste fue director jurídico de la petrolera; por su “apoyo a la economía familiar” de sus parientes y amigos favoreciendo con cláusulas ventajosas a su malogrado delfín en contratos con esa paraestatal y adjudicar, por encima de la ley, una obra (por otros 2 mil millones de pesos) al negocio de su cuñado Hildebrando, cuando tuvo a su cargo la Secretaría de Energía. Todo eso sin mencionar que se alió a la plaga voraz de la abeja reina que antes criticó, fue insensible a daños causados por el “vionazo” a los ciudadanos, y en cambio montaba espectáculos para crear héroes exprés.Habrá miles de despidos, peligrará la paz social ante la desesperación, pero ni así parecen advertir los tecnócratas neoliberales que están tentando su suerte y juegan con fuego.La tardía aceptación de la realidad inminente de la crisis por parte del titular del Ejecutivo federal, no hace sino aumentar los temores porque el actual régimen carece de capacidad de respuesta y se mueve con demasiada lentitud en una circunstancia en donde la velocidad y la inmediatez parecen cobrar valor decisivo.De ahí los reproches a la poquedad del plan federal que sólo ante la posibilidad de un desastre electoral para la administración empieza a visualizar la conveniencia de aumentar las inversiones públicas.Tanto el PRI como el perredismo han sido tajantemente claros al respecto: urge que los apoyos anunciados empiecen a ministrarse. Con ceremonias de anuncio y bravatas no bastará para paliar los nocivos efectos que la contingencia tendrá en la economía de nuestro país.Ahora la influyente voz del presidente de la Confederación Nacional de Cámaras de la Industria, Ismael Plascencia se une al clamor exigiendo al gobierno federal que se aplique inmediatamente el plan anticrisis, se retrase el aumento a la tasa impositiva del IETU, baje el precio del diesel, mientras desliza que podrían bajar las cortinas o dejarse de pagar los impuestos si no hay apertura en los criterios de gobierno federal.¡Pero qué esperanzas!, si quien despacha en Los Pinos busca sorprender la buena fe de los acuerdos entre las fuerzas políticas, al traicionar su anterior toma de posición respecto a la reforma energética, de festinarla, pretendiendo ahora deslizar la culpa por su propia imprevisión e incapacidad para el buen gobierno de la República, cargo que tan afanosa y desaseadamente buscó, echándosela al PRI y al perredismo, como si él y su gabinete hubieran esperado a la reforma para cometer todos los abusos y estropicios que se le reclaman. Por lo pronto, aquél busca asesoría para evitar que se revisen capítulos enteros, como el agropecuario, del TLC –tal y como demandan campesinos y productores en ambos países– y para coordinarse las cúpulas contra la posibilidad de que los pueblos exijan medidas de protección, apoyos y subsidios como los que Estados Unidos sí aplica a su economía, según revela lo trascendido de una charla que sostuviera con el primer ministro de Canadá.¡Todavía quieren tapar el sol con un dedo!
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