La llamada influenza porcina es una enfermedad respiratoria aguda de alta morbilidad -contagio- y baja mortalidad -muerte- que afecta a los cerdos en forma habitual, con presentaciones cíclicas anuales en el otoño e invierno.
Los humanos contagiamos en 1918 a los cerdos por primera vez tras una mutación del virus de influenza A subtipo H3N2 que ha virado al actual H1N1.
Los cerdos pueden también contagiarse de otros subtipos aviares y humanos pero es extremadamente raro el proceso inverso, pues para que sucede debe ocurrir el fenómeno de recombinación genética. Cuando esto se produce, los síntomas en el hombre van desde portador asintomático en que nada evidente ocurre, hasta cuadros leves tipo gripa o en los sujetos susceptibles, débiles por edad, bajas defensas inmunológicas o presencia de otras enfermedades, puede derivar en muerte, tras una neumonía aguda, lo cual no es común.
La detección del virus se puede llevar a cabo por pruebas de antígeno rápidas para el virus de influenza A o por inmunofluorescencia, técnica que entre paréntesis utilicé para elaborar mi primera tesis profesional, que al no ser específica obliga a la confirmación final por aislamiento genómico.
Los productos derivados del cerdo pueden consumirse bien cocidos ya que el virus el lábil o destruido a más de 70º C, temperatura que es sobrepasada en cualquier proceso de elaboración en charcutería o cocina familiar.
La terapia a utilizar es a base de compuestos como los adamantanes -amantidina y remantidina- similares a los que actualmente se utilizan en Parkinson y antivirales inhibidores de la neuraminidase como son oseltamivir y zanamivir. En el caso del brote mexicano resistente a adamantanes, los antivirales son la mejor apuesta terapéutica..
A nivel preventivo, los cubrebocas no sirven de nada. Primero porque los virus son partículas de un nivel tan pequeño que sólo barreras microscópicas de tipo cerámico las podrían filtrar, que no es el caso con el papel grueso o la tela de los que comercialmente venden abusando de la paranoia de la gente.
De hecho cuando en un quirófano utilizas un cubrebocas es para prevenir que tú seas quien contamine con bacterias al paciente ya que éstas son muchísimo mas grandes que un virus.
Lo más efectivo es lavarse las manos frecuentemente, preferentemente con jabón de lavar trastes que tiene mejor capacidad desinfectante o jabon Escudo, con el cual no tengo asociación comercial alguna, pero en el que confío a título personal y desinfectarlas además si se desea con alcohol sólido. No saludar de beso ni de mano y no tocarse nariz, boca y ojos sin lavarse antes y despues. Resulta más efectivo ponerse guantes desechables plásticos para manejar dinero u objetos que provengan de personas desconocidas o por tocar objetos inertes comunes como pasamanos, picaportes, mesas, etc.
El estrés, que disminuye los niveles de cortisol, bajan las defensas, por ello la tranquilidad y la serenidad son la mejor medicina, así como tomar al menos 1 g al día de vitamina C, beber si se puede thé verde que tiene altos niveles de antioxidantes y como suplementación con acetato de zinc al menos por 3 días para elevar la inmunidad.
Las posibilidades reales de contraer influenza son mínimas de acuerdo a la OMS (Organización Mundial de la Salud), por ello la alerta para México es tipo 3, lo que quiere decir que no hay evidencias que la enfermedad animal se traslade masivamente sin contacto directo a la población general, con poca o muy poca transmisión del virus de persona a persona.
En caso de dudas los síntomas son:fiebre elevada, dolor de cabeza agudo, mareo, cansancio extremo, dolores musculares y de garganta, nariz tapada, vómito y diarrea, todo similar a miles de enfermedades posibles, por lo que es indispensable un diagnóstico diferencial bien elaborado . Si cualquiera de estos síntomas ocurren, primero no caer en pánico, quedarse en casa, beber muchos líquidos especialmente ricos en vitamina C, no fumar o ingerir alcohol, NO tomar aspirinas y acudir de inmediato al médico si la fiebre cursa con enrojecimiento en la piel o ésta se torna azulosa, la fiebre aumenta, el paciente parece no responder y está como ausente, se pierde el conocimiento, respira rápidamente y con dificultad, los vómitos y la diarrea no cesan, hay dolor en el pecho o en el caso de los niños están muy irritados y no soportan que se les cargue o abrace. La población más susceptible son los niños, mujeres embarazadas y adultos mayores de 65 años así como enfermos de otros padecimientos y con bajas defensas.
La última vez que se reportó un viraje del virus capaz de infectar a humanos fue en el 2007 en Estados Unidos y España, aunque otros países periódicamente reportan brotes, en el caso de México se ha exagerado la alerta a niveles enfermizos y no quiero con ello minimizar la situación, pero todo esto es producto de la incapacidad de los funcionarios de primer nivel para entenderla ya que si bien ellos son unos ignorantes y han metido como segundos de a bordo a otros igual de incapaces que ellos tanto en la Secretaría de Salud como Sagarpa, que no ha dicho esta boca es mía, han tenido además la desvergüenza de no convocar a expertos en el tema que hablen con datos duros y la verdad y no especulaciones y estupideces, como hemos visto en más de un medio de comunicación que diseminan rumores maliciosos y datos falsos en un acto totalmente desprovisto de la etica y hasta ilegal, ya que han generado un pánico innecesario.
Para estas alturas, convocar a expertos virólogos internacionales como el Dr. Juan Garza Ramos sería lo menos que podrían hacer estas autoridades tanto locales como federales que prefieren lastimar al público con su corrupción y errores que reconocer que, en este caso como en otros, meter tantos amiguetes ineptos, impreparados, ignorantes e incapaces, nos está costando y muy caro.
Los humanos contagiamos en 1918 a los cerdos por primera vez tras una mutación del virus de influenza A subtipo H3N2 que ha virado al actual H1N1.
Los cerdos pueden también contagiarse de otros subtipos aviares y humanos pero es extremadamente raro el proceso inverso, pues para que sucede debe ocurrir el fenómeno de recombinación genética. Cuando esto se produce, los síntomas en el hombre van desde portador asintomático en que nada evidente ocurre, hasta cuadros leves tipo gripa o en los sujetos susceptibles, débiles por edad, bajas defensas inmunológicas o presencia de otras enfermedades, puede derivar en muerte, tras una neumonía aguda, lo cual no es común.
La detección del virus se puede llevar a cabo por pruebas de antígeno rápidas para el virus de influenza A o por inmunofluorescencia, técnica que entre paréntesis utilicé para elaborar mi primera tesis profesional, que al no ser específica obliga a la confirmación final por aislamiento genómico.
Los productos derivados del cerdo pueden consumirse bien cocidos ya que el virus el lábil o destruido a más de 70º C, temperatura que es sobrepasada en cualquier proceso de elaboración en charcutería o cocina familiar.
La terapia a utilizar es a base de compuestos como los adamantanes -amantidina y remantidina- similares a los que actualmente se utilizan en Parkinson y antivirales inhibidores de la neuraminidase como son oseltamivir y zanamivir. En el caso del brote mexicano resistente a adamantanes, los antivirales son la mejor apuesta terapéutica..
A nivel preventivo, los cubrebocas no sirven de nada. Primero porque los virus son partículas de un nivel tan pequeño que sólo barreras microscópicas de tipo cerámico las podrían filtrar, que no es el caso con el papel grueso o la tela de los que comercialmente venden abusando de la paranoia de la gente.
De hecho cuando en un quirófano utilizas un cubrebocas es para prevenir que tú seas quien contamine con bacterias al paciente ya que éstas son muchísimo mas grandes que un virus.
Lo más efectivo es lavarse las manos frecuentemente, preferentemente con jabón de lavar trastes que tiene mejor capacidad desinfectante o jabon Escudo, con el cual no tengo asociación comercial alguna, pero en el que confío a título personal y desinfectarlas además si se desea con alcohol sólido. No saludar de beso ni de mano y no tocarse nariz, boca y ojos sin lavarse antes y despues. Resulta más efectivo ponerse guantes desechables plásticos para manejar dinero u objetos que provengan de personas desconocidas o por tocar objetos inertes comunes como pasamanos, picaportes, mesas, etc.
El estrés, que disminuye los niveles de cortisol, bajan las defensas, por ello la tranquilidad y la serenidad son la mejor medicina, así como tomar al menos 1 g al día de vitamina C, beber si se puede thé verde que tiene altos niveles de antioxidantes y como suplementación con acetato de zinc al menos por 3 días para elevar la inmunidad.
Las posibilidades reales de contraer influenza son mínimas de acuerdo a la OMS (Organización Mundial de la Salud), por ello la alerta para México es tipo 3, lo que quiere decir que no hay evidencias que la enfermedad animal se traslade masivamente sin contacto directo a la población general, con poca o muy poca transmisión del virus de persona a persona.
En caso de dudas los síntomas son:fiebre elevada, dolor de cabeza agudo, mareo, cansancio extremo, dolores musculares y de garganta, nariz tapada, vómito y diarrea, todo similar a miles de enfermedades posibles, por lo que es indispensable un diagnóstico diferencial bien elaborado . Si cualquiera de estos síntomas ocurren, primero no caer en pánico, quedarse en casa, beber muchos líquidos especialmente ricos en vitamina C, no fumar o ingerir alcohol, NO tomar aspirinas y acudir de inmediato al médico si la fiebre cursa con enrojecimiento en la piel o ésta se torna azulosa, la fiebre aumenta, el paciente parece no responder y está como ausente, se pierde el conocimiento, respira rápidamente y con dificultad, los vómitos y la diarrea no cesan, hay dolor en el pecho o en el caso de los niños están muy irritados y no soportan que se les cargue o abrace. La población más susceptible son los niños, mujeres embarazadas y adultos mayores de 65 años así como enfermos de otros padecimientos y con bajas defensas.
La última vez que se reportó un viraje del virus capaz de infectar a humanos fue en el 2007 en Estados Unidos y España, aunque otros países periódicamente reportan brotes, en el caso de México se ha exagerado la alerta a niveles enfermizos y no quiero con ello minimizar la situación, pero todo esto es producto de la incapacidad de los funcionarios de primer nivel para entenderla ya que si bien ellos son unos ignorantes y han metido como segundos de a bordo a otros igual de incapaces que ellos tanto en la Secretaría de Salud como Sagarpa, que no ha dicho esta boca es mía, han tenido además la desvergüenza de no convocar a expertos en el tema que hablen con datos duros y la verdad y no especulaciones y estupideces, como hemos visto en más de un medio de comunicación que diseminan rumores maliciosos y datos falsos en un acto totalmente desprovisto de la etica y hasta ilegal, ya que han generado un pánico innecesario.
Para estas alturas, convocar a expertos virólogos internacionales como el Dr. Juan Garza Ramos sería lo menos que podrían hacer estas autoridades tanto locales como federales que prefieren lastimar al público con su corrupción y errores que reconocer que, en este caso como en otros, meter tantos amiguetes ineptos, impreparados, ignorantes e incapaces, nos está costando y muy caro.
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