lunes, mayo 18, 2009
Que Miguel no se haga...
Porque lo conoce como pocos, Porfirio Muñoz Ledo asegura que el expresidente Miguel de la Madrid sí supo lo que decía en la entrevista con Carmen Aristegui, pero aporta un elemento adicional: la relación del narco con el gobierno se inició precisamente en el sexenio de De la Madrid y se consolidó en el de Salinas. Y expone: con todo el respeto por Miguel, pero él sí sabía quiénes eran los Salinas.
Los primeros acercamientos del narcotráfico con el gobierno fueron durante la administración de Miguel de la Madrid Hurtado, pero fue en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari cuando, a través de Raúl –su “hermano incómodo”–, los lazos se afianzaron, sostiene Porfirio Muñoz Ledo.Testigo de casi medio siglo de la historia política nacional, Muñoz Ledo explica: en el sexenio de De la Madrid (1982-1988) se iniciaron los contactos con narcotraficantes a través de instancias de poder como la extinta Dirección Federal de Seguridad (DFS).En esa época, admite, él militaba en el PRI. Y aclara que entre 1979 y 1985 fue representante de México ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Renunció al partido en 1988, luego de que la cúpula priista, incluido el presidente De la Madrid, se inclinó por Carlos Salinas como candidato a la Presidencia de la República.Eso motivó que él y Cuauhtémoc Cárdenas, los otros dos aspirantes, quedaran fuera. Esa situación los llevó a salirse del partido. Y, juntos, organizaron el Frente Democrático Nacional (FDN) que al año siguiente se transformó en el PRD.Conoce los entretelones de la historia que hoy enfrentan a Salinas de Gortari con De la Madrid Hurtado a causa de la entrevista a este exmandatario divulgada por Carmen Aristegui en su programa radiofónico Primera Emisión el miércoles 13.Dice: “Cuando Salinas llega al poder, los hermanos (Carlos, pero sobre todo Raúl Salinas) aprovecharon los primeros contactos para tejer relaciones de complicidad” con el narco.Y cuestiona: “¿Sabía o no Miguel de la Madrid que su más cercano colaborador era partidario de relaciones de complicidad con el narcotráfico?” Él mismo responde: “Supongo que lo sabía”.En entrevista con Proceso, Muñoz Ledo menciona dos claves históricas que reflejan, dice, la forma en que la narcopolítica extendía sus tentáculos hacia las esferas policiacas de la época: el asesinato del periodista Manuel Buendía, el 30 de mayo de 1984, y la ejecución del agente encubierto de la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés), Enrique Camarena, y su piloto Alfredo Zavala, el 9 de febrero de 1985. Ambos hechos ocurrieron en el sexenio de De la Madrid.
Los narco-ochenta
Las respuestas que dio el expresidente De la Madrid a la conductora de Primera Emisión en torno a los vínculos de Raúl Salinas con el narcotráfico son contundentes. De la Madrid afirmó que los contactos comenzaron “desde que llegó al poder su hermano (Carlos)”; que Raúl “conseguía contratos en el gobierno, se contrataba con los narcotraficantes”; incluso deslizó que el asesinato de Enrique Salinas de Gortari –cuyo cuerpo fue encontrado el 7 de diciembre de 2004 en Huixquilucan, Estado de México– “a lo mejor estuvo ligado al narcotráfico”.Sobre este aspecto, el entrevistado de Aristegui agregó: “Cuando se supo que Enrique hizo depósitos en Francia y que (las autoridades de ese país) habían investigado que éstos tenían vínculos con narcotraficantes, Enrique se asustó y retiró el dinero”.El jueves 14 De la Madrid reculó, presionado por los priistas Francisco Rojas, Emilio Gamboa y Ramón Aguirre Velázquez, según el embajador Muñoz Ledo. Esa versión la publicaron también La Jornada y la revista electrónica Reporte Índigo.Muñoz Ledo insiste: Desde 1982, con todo y crisis económica, el país comenzó a tener problemas reales con el narco.El 15 de mayo de 1984, Jack Anderson publicó en su columna Carousel en The Washington Post que De la Madrid había depositado “un mínimo de 162 millones de dólares” en bancos extranjeros. Citó como fuentes los “informes secretos de inteligencia” o “datos de la CIA y la Agencia Nacional de Seguridad”. Ese día el entonces mandatario debía reunirse con su homólogo estadunidense Ronald Reagan. La edición del rotativo, el segundo más influyente del vecino país, no circuló en México.Así mismo, mediante una carta enviada desde la embajada de México al Departamento de Estado, el gobierno mexicano calificó como “injurioso” y calumnioso el artículo de Anderson y solicitó una declaración oficial para “que se deje constancia de que no existen los supuestos informes a que alude el señor Anderson”.El gobierno de Estados Unidos respondió de manera diplomática. Anderson dejó de publicar notas alusivas a la corrupción gubernamental mexicana. Aquí, la prensa oficial no hizo eco de los señalamientos del periodista, pero sí del deslinde gubernamental. El periodista Joaquín López Dóriga publicó en su columna En Privado de Novedades la forma en la cual De la Madrid y sus colaboradores –uno de ellos era Gamboa Patrón– armaron la estrategia de las aclaraciones.Quince días después de la información publicada por Anderson, el 30 de mayo, fue asesinado Manuel Buendía, quien había escrito por esos días en su columna Red Privada de Excélsior un artículo sobre las conexiones de narcos con políticos. Fue ejecutado por la espalda en el estacionamiento del edificio donde tenía sus oficinas.El director de la DFS, José Antonio Zorrilla, y Rafael Ávila Moro, nieto del expresidente Manuel Ávila Camacho y quien se desempeñaba como agente en esa dependencia, fueron culpados del homicidio. En febrero pasado ambos lograron un amparo y fueron liberados.Muñoz Ledo, actual candidato a diputado federal por el PT, también recuerda el asesinato del agente de la DEA, Enrique Kiki Camarena. Rafael Caro Quintero y sus pistoleros, dice, lo secuestraron, torturaron y asesinaron después del decomiso de montañas de mariguana en el rancho El Búfalo, ubicado en Jiménez, Chihuahua, realizado en diciembre de 1984. La droga, los plantíos y el rancho pertenecían a Caro Quintero y a Ernesto Fonseca Carrillo, Don Neto.Después de ese operativo Camarena desapareció. Su cuerpo fue localizado en Michoacán en febrero de 2005. Las autoridades señalaron como autor intelectual del crimen a Caro Quintero. Lo detuvieron en Costa Rica junto con algunos de sus pistoleros. Todos portaban credenciales que los identificaban como agentes de la DFS; tenían la firma de José Antonio Zorrilla, director de esa dependencia.Días después también agarraron a Don Neto y hundió a Caro Quintero. Estados Unidos comenzó a presionar a las autoridades mexicanas sobre los vínculos del narco con la clase política; también demandaban justicia por la muerte del agente de la DEA y su piloto. Poco a poco cayeron otros capos de la droga, como Miguel Ángel Félix Gallardo, quien había sido consejero del desaparecido Banco Mexicano Somex.Asentado en Chihuahua, desde ese cargo Félix Gallardo arreglaba sus asuntos con Armando Beteta, hermano de Mario Ramón Beteta, quien fue director de Pemex en el sexenio de De la Madrid. En su edición del 15 de abril de 2005 este semanario aludió a una fotografía en la que Félix Gallardo aparece en la boda de un familiar del exgobernador de Sinaloa, Leopoldo Sánchez Celis.Por esas fechas también fueron detenidos los capos Manuel Salcido, El Cochiloco; Juan José Esparragoza, El Azul, y el hondureño José Ramón Mata Ballesteros.“Los verdaderos padrinos se ubican, seguramente, en las esferas políticas. Unos son los que usan las armas y realizan el trabajo pesado y otros los que utilizan la inteligencia a nivel ejecutivo. El presidente De la Madrid puede estar vacilante acerca de remover a sus aliados políticos con posibles vínculos con el mercado ilícito de las drogas”, aseguró la DEA al reportero Fernando Ortega Pizarro (Proceso 441).
Verdades a medias
Muñoz Ledo no exime a De la Madrid de su responsabilidad por haberse inclinado por Salinas como su sucesor presidencial. Cita a la periodista Martha Anaya, quien incluyó una entrevista del expresidente en su libro 1988: El año que calló el sistema, en la cual De la Madrid asegura que “Salinas era un buen candidato”. Pero hoy, dice Muñoz Ledo, De la Madrid lo llama criminal.Sigue el entrevistado: “De la Madrid no nos dice que esa decisión hundió al país. Él no asume la responsabilidad de la línea ideológica que promovió con esta elección. Que no venga ahora, con todo respeto por Miguel, con que no sabía a dónde iba a llevar el país Salinas.“¿A poco no sabía los manejos económicos de la familia Salinas? Si eran famosos… El padre, Raúl (Salinas Lozano), fue funcionario… ¿A poco no conocía la catadura moral de la familia? Perdón que lo diga, pero él sabía a qué grupo se estaba favoreciendo.”En la entrevista con Aristegui, De la Madrid confesó que se sentía “muy decepcionado” porque se había equivocado al elegir a Salinas como sucesor, pero “en ese momento no tenía elementos de juicio sobre la moralidad de los Salinas de Gortari”.Muñoz Ledo se exalta y da palmadas al escritorio al tocar ese punto. “Miguel sí sabía quiénes eran los Salinas. Miguel decidió impulsar a Salinas, por encima de Manuel Bartlett, a quien creía rebelde; de Alfredo del Mazo, a quien consideraba blando; y sobre su amigo Sergio García Ramírez, entre otros, por razones ideológicas, por conveniencia personal y por una línea clara del Fondo Monetario Internacional”, sostiene.Por eso, señala que en la entrevista con Aristegui el expresidente dijo verdades “a medias”, pues criticó a su sucesor por corrupto e inmoral, lo acusó incluso de criminal o de haber pactado con narcotraficantes a través de su hermano Raúl, “pero nunca descalifica su actuación como gobernante en aspectos económicos, políticos y sociales”.Hace 20 años, Muñoz Ledo y Cárdenas rompieron con el PRI por la designación de Salinas como candidato del partido a la Presidencia de la República. Salinas llegó al poder después de unas cuestionadas elecciones presidenciales. Sus opositores del FDN fundaron el PRD en 1989. Durante el sexenio salinista, el mandatario les cobró la factura con la muerte de alrededor de 600 militantes perredistas, incluyendo a Xavier Ovando, cercano colaborador de Cárdenas y asesinado cuatro días antes de la elección presidencial de 1988.El espaldarazo de De la Madrid a Salinas es porque le debía “favores”, asegura Muñoz Ledo. Desde entonces, dice, el candidato ya era turbio; y De la Madrid era su cómplice. “Es sabido que el grupo de Salinas fue el que orientó y manipuló la sucesión presidencial que favoreció a De la Madrid”, asegura Muñoz Ledo.Por eso, en marzo de 1982 –agrega–, José López Portillo le confesó que tenía problemas con De la Madrid porque, “dijo literalmente: ‘Creo que le han ocupado la voluntad el calvito (Salinas) y el francés (José Córdoba Montoya)’”.Insiste: De la Madrid sabía que estos personajes “eran verdaderos conspiradores y se aprovechó de ellos”. Así, dice, consideró a Salinas una persona leal, eficaz y que representaba el conjunto de intereses que querían favorecer la apertura económica, de corte neoliberal.Según el cofundador del PRD, De la Madrid nunca se deslinda del aspecto ideológico ni de la orientación económica ni política del gobierno de su sucesor Salinas. Actúa así porque, afirma, no quiere pasar a la historia como promotor de la corrupción.“El apoyo a Salinas fue un arreglo económico, era parte de su compromiso con Estados Unidos. Fue el gran drama de una generación. Está en el libro llamado La disputa por la nación de Rolando Cordera y Carlos Tello”, dice.
La conexión con Ahumada
De acuerdo con su análisis, las confesiones del expresidente se conectan con las revelaciones hechas por Carlos Ahumada, quien, en su libro Derecho de réplica, escribió sobre la forma en la cual Salinas negoció con Vicente Fox en 2004 los videoescándalos a cambio de la liberación de su hermano Raúl, preso durante el sexenio de Ernesto Zedillo.En el capítulo dedicado a Salinas, referente a sus viajes a Londres, Ahumada narra que el propio exmandatario le contó lo anterior. Raúl fue liberado en junio de 2005 y le devolvieron sus bienes decomisados por la PGR. Ahumada menciona también como intermediarios del foxismo al entonces senador Diego Fernández de Cevallos y al extinto subprocurador José Luis Santiago Vasconcelos. Pero Muñoz Ledo cuenta otra historia. Dice que la complicidad entre Salinas y Fox se afianzó en Bruselas, el 13 de mayo de 2002; él lo supo porque en ese momento fungía como embajador de México para la Unión Europea.Relata: La reunión sí se realizó e incluso la Presidencia emitió un boletín de deslinde. La noche del 15 de mayo de ese año, Fox explicó: “No hay nada oficial al respecto, nada absolutamente de encargos. Fue un encuentro casual con el señor…”Un día después, el entonces senador Diego Fernández de Cevallos y el entonces diputado Felipe Calderón advirtieron que ese encuentro “no pudo ser banal”. Con el tiempo, se volvió “una casualidad lamentable”, puntualiza Muñoz Ledo.Pero esa noche, de acuerdo con testimonios recabados por el embajador, “hablaron de la liberación de Raúl”. Y agrega: “Jorgito Castañeda es parte de la conspiración, él fue quien acercó a Salinas con Fox.”Por eso, exige que si los dichos de De la Madrid son ciertos, es necesario crear una fiscalía para investigar a los hermanos Salinas y a Fox. “Calderón está obligado a abrir la cloaca; de lo contrario se va a hundir en ella... Estamos hablando de cosas muy graves. En otros países por eso llega a caer un gobierno”, afirma.Además, pide reabrir el expediente del caso Colosio, asesinado en Lomas Taurinas, Tijuana, el 23 de marzo de 1994. “Ahí trataron de hundir todo. Luis sabía muchas cosas y lo que trascendió, y de alguna manera me consta porque Luis quería buscarme, es que fue asesinado porque no quiso aliarse al narco”, señala Muñoz Ledo.Sostiene que como legislador participó en la comisión creada en el Senado para investigar este asunto y se percató de que “hubo una coalición de fuerzas del gobierno y de narcos. (A Colosio) lo agarraron en pinza”.“Miguel debe decirnos si conocía los orígenes patógenos de Salinas desde que, siendo un niño de cinco años, mató a su sirvienta con un rifle y salió gritando: ‘Soy un héroe, soy un héroe, la maté de un solo tiro’. ¿Por qué lo eligió? Miguel no actuó por debilidad frente al clan Salinas, sino por ideología.”Todo esto es “producto de las complicidades entre el gobierno y el narco, aunque la línea criminal de la que habló Miguel de la Madrid sí la representan los hermanos Salinas de Gortari”, remata Muñoz Ledo. l
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