El poder que extendidamente se le atribuye al ex presidente encuentra sus límites en el senador, y ambos juegan con la carta de la suerte: el gobernador mexiquense.
Cuando se dice que Carlos Salinas de Gortari es “el poder tras el poder”, mucha gente se pregunta cómo puede mantener esa posición a más de 14 años de haber dejado la Presidencia de la República.
Sobre todo, porque siguen surgiendo evidencias de que el poder de Salinas es todavía muy grande y alcanza a muchas esferas del sistema político mexicano, aunque también es cierto que su fuerza no es única, ni está intacta, porque hay quien ha podido operar con más margen de maniobra, sin enemistarse con él: Manlio Fabio Beltrones.
¿Salinas se debilita?
Las recientes demostraciones de poder de Carlos Salinas han sido más bien torpes. Y es que el originario de Agualeguas también tiene sus déficits: el principal, en imagen pública, debido a que cada vez que regresa a las noticias le resulta perjudicial.
Desde 1994 ha venido acumulando fracasos o, si se quiere matizar, no ha recuperado a su favor varios asuntos de interés nacional: el asesinato de Luis Donaldo Colosio, la crisis económica desatada en diciembre de aquel año, el encarcelamiento de su hermano Raúl, el autoexilio, el fracaso de su ‘gallo’ para la candidatura presidencial en 2000 (Roberto Madrazo), el asesinato de su hermano Enrique, las grabaciones telefónicas en las que sus hermanos Raúl y Adriana dicen que el ex presidente sabía sobre el dinero que depositaron en Suiza, el nuevo y mayor fracaso de Madrazo en 2006, las grabaciones en las que su “incondicional” Luis Téllez dice que el ex presidente se robó la mitad de la partida secreta y las más recientes declaraciones de Miguel de la Madrid en las que confi rma que Carlos Salinas malversó fondos públicos y solapó las relaciones de sus hermanos Raúl y Enrique con el crimen organizado.
Para abonar a ese desprestigio, Salinas elaboró una respuesta muy burda ante este último caso: recriminar a Carmen Aristegui que abusó de la confianza de un hombre con un estado de senilidad prematura. Sin contar la porosa credibilidad de Salinas de Gortari entre la opinión pública, esta vez el audio y las fotos de la entrevista y el hecho de que la conversación duró una hora y media debilitaron la defensa de Carlos Salinas.
En cambio, la rápida operación en la que Emilio Gamboa Patrón, Ramón Aguirre Velázquez y Francisco Rojas convencieron a De la Madrid, en complicidad con los hijos de éste, para que enviara un comunicado descalificando sus propios dichos bajo el argumento de “no poder procesar diálogos y cuestionamientos”, parece ser una muestra fehaciente de que el poder de Carlos Salinas y el nivel de protección que tiene son muy duros.
Sin embargo, este hecho es al mismo tiempo una prueba de que hay operadores que pueden sacar raja de un caso tan delicado como éste, y hacerlo desde una posición cómoda, casi sin riesgos. Es el caso de Manlio Fabio Beltrones.
Que se callen
Ese hecho es al mismo tiempo una prueba de que hay operadores que pueden sacar raja de un caso tan delicado como éste, y hacerlo desde una posición cómoda, casi sin riesgos. Es el caso de Manlio Fabio Beltrones.
La semana pasada el senador dio a la opinión pública elementos para que dimensionen su poder: pidió a los ex presidentes que se callen.
De los cinco ex presidentes vivos, el único que no ha hecho declaraciones recientes es Luis Echeverría, así es que en términos prácticos mandó callar a los restantes cuatro sin distingo: Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo y Vicente Fox.
Cuando Beltrones dijo “todos ellos deberían guardar silencio”, la declaración más reciente era la de Zedillo en el sentido de que el gobierno mexicano debía hacer las reformas estructurales que considera necesarias, a pesar de que sean impopulares, incluyendo la aplicación de impuestos a alimentos y medicinas.
Si el mensaje fuera dirigido sólo a Zedillo, Beltrones lo hubiera dicho con todas sus letras, porque él siempre calcula cada una de sus palabras. Pero no, el silencio lo pidió “a todos ellos”.
En esas mismas declaraciones a la prensa dio otra pista, seguramente a propósito, cuando le preguntaron si lo que dijo De la Madrid sobre Salinas afectaría al PRI rumbo a las elecciones del 5 de julio: “Es evidente que nada es inocuo, todo tiene una consecuencia”.
Con la corbata no se metan
Para redondear su aparición casi pontificia, Beltrones salió en defensa de Enrique Peña Nieto, quien no es precisamente su hombre fuerte, pero sí un personaje popular con el que tiene que mantener una relación cercana a lo paternal para que, suceda lo que suceda en el PRI hacia el 2012, él pueda mantener el control que hoy ostenta.
Peña Nieto ha sido muy criticado por su escasa aparición pública durante la crisis social provocada por la epidemia de influenza y oportunamente el PAN hizo escarnio de esto, al grado de detallar que el gobernador del Estado de México siguió usando corbata cuando una recomendación de la Secretaría de Salud –acatada hasta por toda la clase política– era precisamente no vestir esa prenda, que podía ser un agente infeccioso del virus.
En una de sus acostumbradas frases pirotécnicas, Beltrones declaró que la boca de Germán Martínez (secretario general del PAN) es más peligrosa que la corbata de Peña Nieto.
La semana pasada fue sin duda una de ganancias pesqueras para el senador Beltrones, en medio del río revuelto. Para confirmarlo, el cónclave al que asistieron 15 de los 18 gobernadores priistas, la secretaria general del CEN del PRI, Beatriz Paredes, y los coordinadores parlamentarios Emilio Gamboa Patrón y Manlio Fabio Beltrones.
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