Adalberto Santana1
En México cada vez más se han ido acentuando una serie de fenómenos profundamente violentos que subyacen en la realidad nacional. En el país esa violencia durante el nuevo gobierno calderonista alcanza la mayor crudeza. La emergencia reiterada del fenómeno del narcotráfico ha generado que durante los meses de enero a junio de 2009 haya acumulado más de 3,000 homicidios. Reiteradamente se ha declarado “una cruenta guerra contra la llamada delincuencia organizada”. Fenómeno éste que puede ser objetivamente identificado como un problema que se inserta en la llamada economía sumergida. Visión que no predomina en la perspectiva gubernamental y que al no contar con una amplia comprensión del problema puede orientarse al fracaso. Sobre todo por la incapacidad intelectual y estratégica de una clase política que no asimila teórica y prácticamente un fenómeno tan complejo como el tráfico ilícito de drogas.
Cuando en una sociedad, como la mexicana, donde no se satisfacen las necesidades de salud, empleo y de bienestar social, es evidente que la demanda y oferta de drogas prohibidas llega a representar un grave problema. Así, emergen una serie de deficiencias que evitan establecer mecanismos más eficientes de prevención y control. México hoy gobernado por la irracionalidad política, se generan guerras en un país que ha vivido las últimas siete décadas en tiempos de una relativa paz. Grave ineficiencia de querer resolver los problemas por medio de la fuerza y no por la razón.
Desde esta lógica comprendemos cómo el fenómeno del narcotráfico en los más recientes tiempos, particularmente desde que figuran los gobiernos panistas en el país, emerge con gran fuerza y violencia en el paisaje mexicano. La violencia de la guerra desatada por la llamada narcoactividad es la nueva expresión del libre mercado de drogas que más que condenar, urge comprenderlo para poder así enfrentarlo correcta y eficazmente. De lo contrario seguirá desarrollándose una de las más violentas formas del crimen organizado que ha venido creciendo en todo el territorio nacional. Tal como lo muestra la más rica y productiva empresa de la economía sumergida. Por ejemplo, uno de los casos más recientes es el cargamento de tiburones rellenos de cocaína descubierto casualmente en el puerto de Progreso, Yucatán.
Si bien es cierto que el problema del tráfico ilícito de drogas ha sido condenado por una diversidad de voces provenientes de innumerables sectores sociales. Sin embargo, pocas veces esas mismas expresiones logran brindar una explicación objetiva y racional del creciente fenómeno.
Pensemos que el narcotráfico es un problema dinámico, cambiante, denso y controversial que no puede reducírsele a un esquema rígido y dogmático. Para frenar su desarrollo es necesario comprenderlo y analizarlo en toda su complejidad, sobre todo sin prejuicios.
Se puede identificar al narcotráfico con el desarrollo de la producción y el comercio de las drogas ilegales. Pero también se le puede reconocer como una actividad “agro-industrial-comercial y financiera que, por su integración vertical y alcance planetario, se asemeja cada vez más a una empresa transnacional que a una simple familia del crimen organizado”.
A las organizaciones de la mafia las denomina la “lógica del poder”, en tanto que el narcotráfico aparece inmerso por una “lógica del mercado”. En esa distinción se da una clara diferenciación al apuntar que más que “gemelos, mafia y narcotráfico son primos lejanos”.
Un hecho que sí podemos identificar y que los encargados de la política antidrogas deberían visualizar, es identificar que la producción y el comercio de las llamadas sustancias ilícitas han estado regulados y controlados por grupos monopólicos que abastecen al mercado. Lo que representa un punto central en que se sustenta el consumo mundial de drogas. Esto es, el mercado ilegal se constituye por una diversidad de empresas y empresarios de diversos tipos, los que en conjunto se van articulando para permitir irrigar un servicio o una serie de mercancías ilegales a las plazas de consumo.
1) Investigador de la UNAM <>
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