La elección 2009, su referéndum de medio término, lo sorprendió violentamente con una aplastante y dolorosa derrota de su partido, el PAN.
La estrategia política del presidente nacional albiazul, Germán Martínez, rindió peores frutos de los que se pronosticaban, aun en el más precario escenario para el partido en el poder.
Y el contundente avance del PRI, que dominó las gubernaturas y podría asumir el control -sólo o acompañado- de la mayoría legislativa, amenaza con nulificar las decisiones presidenciales en lo que resta del sexenio.
Hasta ahora, cinco de las seis gubernaturas -Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí, Colima y Campeche- habrían sido ganadas por el PRI.
Sólo en Sonora, y montado en la tragedia de la Guardería ABC de Hermosillo, el PAN parecía haber arrebatado al PRI el control de la entidad.
En el Estado de México, el tricolor habría reconquistado el llamado Corredor Azul para el PAN. Toluca, Naucalpan, Cuautitlán, Ecatepec, Neza y Chalco serían ahora para el PRI. Lo mismo sucedería con emblemáticas capitales panistas como Guadalajara y Cuernavaca.
En la Cámara de Diputados, el PAN no sólo perdió su posición como primera minoría. El retorno del PRI apunta para que, sólo o acompañado del Partido Verde, el tricolor se convierta en mayoría legislativa absoluta.
Si las cifras se confirman, y dado el pobre resultado para el PAN, el presidente Felipe Calderón podría perder incluso su derecho de veto sobre las decisiones legislativas que acuerde la mayoría absoluta que podría detentar el PRI.
Y el voto blanco, que tanta censura despertó en el gobierno, sorprendió al instalarse como la quinta fuerza política nacional. Los votos nulos superaron las votaciones individuales del PT, PANAL, Convergencia y PSD.
Los resultados de esta contienda electoral, considerada de facto un referéndum de la primera mitad del actual gobierno, colocan en una posición endeble al presidente Calderón.
Primero, porque tendrá que asumir el costo político de avalar la fallida estrategia de Germán Martínez, que le acarreó un serio distanciamiento con la oposición, hoy de vuelta en el poder.
De acuerdo a analistas políticos, la única salida sería acelerar un relevo en la dirigencia nacional del PAN. Con ello se buscaría un reencuentro con su renovada y más poderosa oposición, sin dejar de modificar sustancialmente la estrategia panista rumbo a 2012.
Pero más allá del partido, la pregunta es cómo enfrentará el presidente Calderón lo que se anticipa ya como una crisis de gobierno que podría iniciar tan pronto como el 1 de septiembre, cuando los legisladores de dominio priista se instalen en San Lázaro.
Los mismos analistas apuntan que para salvar la emergencia, el inquilino de Los Pinos estaría obligado a propiciar una serie de cambios sustantivos en la conformación de su gabinete.
Algo como lo que hiciera en 2005 el presidente francés Jacques Chirac cuando perdió aplastantemente el plebiscito para aceptar el texto de la Constitución europea y que produjo la más severa crisis de su administración.
"Tomo nota. Vuestra decisión es soberana", dijo tras la derrota electoral un Chirac al que no le alcanzaron ni el tiempo ni los cambios de gabinete para evitar que su rival, Nicolas Sarkozy, terminara por arrebatar el Elíseo a su debilitado partido.
La otra posibilidad para el presidente Calderón sería hacer oídos sordos al rechazo manifestado en las urnas y repetir la fórmula del incomprendido, que tan malos resultados le diera en 2003 al entonces presidente Vicente Fox.
Una estrategia que por falta de capacidad para reinventar su gobierno, aceleró los tiempos electorales.
La resultante final de esa inacción fue precipitar una muy anticipada y polarizada sucesión presidencial, con sus claras consecuencias en los resultados de julio de 2006.
Para ver Índigo Brainmedia AQUI.
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