martes, septiembre 29, 2009

Felipe, emperador

Francisco Rodríguez

Para que no se pueda abusar del poder, es preciso que el poder detenga al poder.
Montesquieu

¿QUÉ CASO TIENE que el país se divida en 32 entidades, si todas están empobrecidas, cuando no “quebradas?
¿Para qué mantener la ilusión de que en el territorio existen 2 mil y pico de municipios “libres”, si en la práctica ya no pueden hacer frente a sus gastos básicos en recolección de basura o patrullaje de las calles?

¿Y el Congreso? ¿Para qué queremos un Poder Legislativo que permanentemente está en contra de la voluntad “del señor Presidente” y, además, está lleno de chusma que nada sabe de las mínimas reglas de educación y comportamiento?
Lo mejor que le podría suceder a México es que “el señor Presidente” nos “gobernara” él solito, sin estorbos que dizque constitucionales.
Que se hiciera su voluntad y la de sus colaboradores.
Que nadie las discutiera ni les pidiera cuentas o, cuando menos, un “Plan B” frente a la crisis.
Los medios de comunicación críticos –que todavía hay por ahí uno que otro— también deberían ser cerrados o desaparecidos, pues molestan a quien ha entregado los mejores años de su vida a solucionar los problemas creados por ese “partido de narcotraficantes” que estuvo en el poder durante siete décadas.
Hay que borrar del mapa todo aquello que perturbe a los patriotas que día a día, hora a hora y minuto a minuto sólo piensan en qué hacer para que los casi 110 millones de habitantes que hay en el país “vivan mejor” y lleguen al no tan lejano 2030 cual orgullosos miembros de una potencia de primer mundo.
Hay que convertir a Felipe en Emperador de México. Sin contrapesos como el Legislativo –se le puede permitir que conserve al Judicial, que está totalmente de su lado, merced a los grandes sueldos y prebendas de las que disfrutan—, sin censuras de la opinión pública. Sin estorbos como los gobernadores, que —¿cómo se atreven?— ni siquiera de su partido son. Y sin ayuntamientos, que al fin y al cabo están bien jodidos.
Y no. No piense usted, lector, que estoy loco. Para nada. Al contrario, acabo de entrar en cordura, tras leer el comentario de uno de los periodistas más críticos del país –bueno, hasta que lo cooptó Televisa—, quien secunda la genial idea del nunca bien ponderado Genaro García Luna, titular de la SS calderonista, de desaparecer a las policías municipales arguyendo que “sirven de poca cosa”, ya porque son simbólicas con apenas 50 elementos, bien porque éstos tienen 38 años de edad en promedio, incluso porque apenas concluyeron la educación primaria o porque ganan menos de 4 mil pesos.
Hay que desaparecerlas, pues. No le dan buena imagen al país. Imagínese usted, regordetes, mal nutridos, por supuesto no estelarizarían una serie como CSI o Law & Order.
Ya entrados en gastos, ya desaparecidas las policías municipales, habría que detenerse en la conveniencia de seguir manteniendo alcaldes que no tienen ni para pagar la nómina. Hay que evaporarlos. ¿Quién mejor que “el señor Presidente” para, desde Los Pinos, hacerse cargo de los habitantes de esos condados?
¿Y los gobernadores? Señores feudales, ha dicho el señoritingo César Nava. Revolucionemos el sistema. ¿Para qué sirven? ¿Sólo para cuidar sus propios intereses? ¿Acrecentar sus prebendas? Un plumazo y que se esfumen de por vida. Que “el señor Presidente” se haga cargo de todos los mexicanos. Que se acabe la división entre bajacalifornianos y yucatecos. Entre tamaulipecos y oaxaqueños. Que así, ¡qué bonito!, todos seamos mexicanos gobernados –y bien, además— sólo por “el señor Presidente”.
Claro que habrá quienes “nos receten su retórica conservadora-constitucionalista”, pero a esos también hay que darles flit a la de ya.
¡Que viva Felipe, Emperador!
Y claro, su titular de la SS.
Que ojalá y pronto nada más haya cortesanos, y no un molesto Legislativo lleno de “nacos” que ni siquiera saben comportarse educadamente en la tribuna.
¡Que viva, pues, Felipe, Emperador!
Índice Flamígero: Reporteros sin Fronteras, organización mundial promotora de la libertad de prensa, dio a conocer ayer su reporte denominado “La Escalada de la Seguridad Pública y la Pesadez Burocrática en Medio del Calvario de la Prensa Mexicana” donde señala, textual, que “con 55 periodistas asesinados y ocho desaparecidos desde el año 2000, en relación comprobada o probable con su actividad profesional, México se clasifica en el rango de país más peligroso del continente para la libertad de prensa”.

Dos precisiones: 1) Felipe no es emperador de nadie. Hasta que no se entienda bien que éste es el gato del verdadero imperio: los Estados Unidos y la oligarquía, estaremos enfilando nuestra crítica a quien no tiene el menor poder. 2) "Reporteros sin Fronteras" no es una organización mundial promotora de libertad de prensa, es una organización patrocinada con millones de dólares por el poder imperial que actúa según un guión "think tanquero", por así decirlo, para cooptar la confianza de la comunidad internacional y tomarle el pelo. Para muestra un botón: ¿Qué han hecho los "Reporteros sin Fronteras" en el caso de Honduras? Parece que esas fronteras los tienen muy sin cuidado.

¡Abusados!

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