Ricardo Andrade Jardí
“Su justicia no es nuestra justicia”, decía, el excomulgado en cada uno de sus miembros, cura Miguel Hidalgo, cuando abría las prisiones de los pueblos que iba liberando en su hazaña insurgente, en tanto los realistas intentaban vender la idea de que esas prisiones eran abiertas para engrosar las filas de la insurrección independentista.
Así suele suceder cuando las clases dominantes se niegan a entender las razones de una legítima lucha que tarde que temprano termina por cambiar el orden hasta entonces establecido.
Más o menos así sucede con las declaraciones del titular de la SEDESO intentado justificar el impuesto del 2 por ciento al consumo como la única posibilidad de que el destino cruel de la financiera crisis global no nos alcance.
La gran diferencia entre el 1810 y hoy es que los conservadores imperiales de entonces eran un poco menos idiotas que los funcionarios de hoy.
En la editorial de La Jornada el domingo 27 de septiembre del 2009 se hace notar que los argumentos de la SEDESO son irreales, pues habla de lo que se quiere evitar cobrando el dos por ciento a todo, como si el titular de la secretaria en cuestión no supiera, como es posible que no lo sepa, que el “futuro”, que él pretende evitar, es en realidad el presente de millones de mexicanos.
Es decir que Ernesto Cordero Arroyo, titular de la Secretaría de Desarrollo Social, pese a su injustificable y elevado salario, no se ha enterado aún de la situación de miseria en la que vive el país, lo que además demuestra la inutilidad de seguirle pagando un sueldo con dinero público.
Pero no nos preocupemos: gracias al “Nuevo PRI” ya tenemos un analfabeta cómplice del exterminio como Procurador General de la República, que ya se encargará de velar por los intereses de las oligarquías conservadoras, mientras los legisladores del PRIAN buscan la nueva terminología que le darán al “ajuste” para no llamarlo impuesto al 2 por ciento, que terminarán por imponernos, aunque eso condene a cientos de familias a “saltarse” otra comida más. No una comida, sino una más, pese a que los altos funcionarios de la SEDESO ignoren la realidad concreta de una ciudadanía a la que dicen estar sirviendo.
“Su país al parecer, no es nuestro país” y la falsa realidad de unos chocará inevitablemente con la realidad de los otros.
El asunto es atinar a saber quiénes despertarán primero: ¿los ciudadanos o los dinosaurios? Eso determinará la correlación de fuerzas. En fin…
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