martes, septiembre 15, 2009

Los Chuchos, otra vez a espaldas del pueblo

“Juanito” y el síntoma de la maniobra

Por Jesús Peraza Menéndez

(I)

“Juanito” es el personaje construido al calor de un proceso electoral ocurrido en la más absoluta decadencia del sistema político mexicano, esto no significa que no se pueda resarcir pero igual se puede terminar, en eso estamos. Contra el movimiento de resistencia electoral, se utilizaron todos los recursos para no permitir el triunfo de Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

Especialmente en la delegación Iztapalapa por su dimensión simbólica, pues representaba el bastión del voto cautivo-clientelar de los Chuchos que les daba para controlar el PRD del Distrito Federal y, con ello, mantener desde la izquierda la presencia de los grupos-fácticos para reventar las luchas políticas; el operador de los empresarios y medios es el oaxaqueño Rene Arce. Pero los Chuchos perdieron con Andrés Manuel López Obrador (AMLO), y ahora se unieron todas las fuerzas reaccionarias en santa alianza para derrotar la resistencia popular de Iztapalapa que ha desbordado sus controles.
En primer lugar, desde el interior del PRD una fracción de los Chuchos, convenientemente “distanciada”, de Jesús Ortega, con la injerencia directa de la Secretaría de Gobernación, y la sumisión del tribunal electoral logran una maniobra espectacular, con la que anula la candidatura de Clara Burgara, electa por mayoría; mayoría que el tribunal sin elementos pone en duda. Sin embargo, apareció el nombre y la foto en la boleta electoral de Clara Burgara, pero los votos que obtuvo, según “este fallo inapelable de justicia”, serían para Silvia Oliva la esposa de Rene Arce destacado Chucho, así son los procesos y la justicia electoral “por objetivos” de acuerdo con el plan del salinismo para restaurar el control sistémico seriamente deteriorado. Entonces, con esta “legalidad”, se votaría por una pero quedaría la otra: quedó Juanito pese a todo. Confirmando la mayoría de la votación para el candidato del AMLO, esta es una clave de la coyuntura política, el movimiento no perdió la brújula no se desorientó, pero ahora deberá resistir el embate mediático-leguleyo, que deja claro que la mayoría no manda, que su opción “legal” pero ilegítima, es la sumisión aceptando a los “dirigentes de izquierda” que sirven a la derecha: los Chuchos. Con esta realidad, el movimiento perderá en los tribunales lo que gana en las elecciones; así se impusieron los Chuchos en el PRD, así han intentado derrotar al movimiento de resistencia electoral en Iztapalapa.
O se retiraban a la pasividad o la única posibilidad dentro de la ley electoral para mantenerse en la lucha política, pacífica, era cambiar el voto por “Juanito”, cuyo nombre es Rafael Acosta, el ser humano, vendedor ambulante de verduras y paletas, a quien registró el Partido del Trabajo (PT) como su candidato. Dicen los analistas del régimen, se burlan de él y él se burla de todos, es el cinismo sistémico. En acto-público-de-masas, frente a la mayoría, se comprometió a que, en caso de ganar las elecciones con el voto de estas masas avanzadas, disciplinadas y movilizadas para vencer la embestida mediática-política-empresarial, debería renunciar para ceder el turno de la administración de la delegación política a Clara Burgara, que eligió la mayoría que ahora le escatima Juanito con el consejo de los poderes-fácticos.
Resulta ahora, que Juanito se rebela y se revela. Por un lado, rompe su compromiso cuando descubre que “ganó”, que no son las masas las que ganan sino los individuos, que es un “éxito personal” despojado de todo compromiso y de control popular, igual que cualquier concurso de televisión o competencia deportiva. Juanito saltó de los muchos-anónimos-ignorados, para ser famoso como un futbolista, un boxeador, un cantante. Él ahora, es un político-mediático, o un prospecto de prospero empresario que empezó desde abajo en las lides políticas para enriquecerse con la corrupción; por un tiempo vivirá la abundancia que no imaginó obtener y tan fácilmente, lo demás no importa, no hay conciencia o se pierde, pues “haiga sido como haiga sido”: la sangre es el dinero o el dinero es de sangre, como decía José Revueltas.
Por otra parte afloran sus más íntimas fantasías de poder, no ha pensado en una sociedad con justicia. Luchó cuanto pudo, hasta que la vida —por suerte— lo convirtió en poderoso, nada hay que perder. Esta vanidad egocéntrica es el ideal de la cultura, explotado abiertamente por los poderes fácticos, las televisoras, las fracciones más corruptas de los partidos políticos y los empresarios que aceptan esta visión superficial de una eterna competencia deportiva en la que, valiéndose de todo lo que se pueda sin la menor ética para la vida, hay que ganar pese a la humanidad.

(Continuará)

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