Mauricio Ferrer
Guadalajara, Jal., 6 de octubre. Hasta 70 por ciento de los contenidos informativos de Televisa y Tv Azteca provienen de una fuente estadunidense, según declaró ayer, ante decenas de estudiantes del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara, Jean Francois Boyer, director de la edición de Le Monde diplomatique para México, Centroamérica y Estados Unidos.
“La gran concentración de capital en los medios (de México) es tal que, a veces, sin darnos cuenta escuchamos todo el día lo mismo. Los polos de resistencia, como Le Monde diplomatique, permiten cortar el discurso dominante”, aseguró el periodista.
Según Boyer, quien ha cubierto sucesos como el movimiento zapatista en México, la actuación de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, el golpe de Estado en Chile y la Intifada palestina, entre otros, el discurso dominante es la “visión del mundo absolutamente coherente alrededor del sueño americano” que presentan CNN y Televisa, el relevo de la primera para los pobres.
Los valores de la clase media
“Todos los programas (de CNN) tienden a presentar los valores de la clase media; nos presentan programas de estilos de vida, de moda, como si alguien tuviera para pagar un traje de 3 mil dólares, o programas de golf, cuando en este país millones no verán nunca un campo de golf.
O nos presentan un programa de finanzas personales, como si tuviéramos mucho dinero para jugar en la bolsa de Nueva York, expresó.
Los pobres no se escapan, para ello hay un relevo, Televisa, puntualizó el periodista francés en su exposición previa al seminario El papel de los medios de comunicación en la construcción de la realidad de América Latina, que impartió en el mismo centro universitario.
El éxito de Le Monde diplomatique –que hoy cuenta con 25 ediciones en diferentes países, desde Hong Kong hasta Chile– ha consistido en tres aspectos fundamentales, según narró Boyer: está dirigido por periodistas que tienen acciones en la misma publicación; existe una especie de organismo llamado “amigos de Le Monde diplomatique”, conformado por lectores accionistas, y un millonario perdido decidió hace mucho tiempo aportar una suma muy importante de dinero para que los periodistas controlaran la publicación, filial de Le Monde, nacida en Francia en 1954.
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