07 octubre 2009
“El 61 por ciento de la población de México piensa que la imagen del país ante el mundo es mala”.
Pew Research Center.
I
El Estado mexicano tiene mala imagen ante sí mismo: sus elementos constitutivos –el poder político y el pueblo, entre otros-- exhiben indicios inequívocos de poseer una autoestima a la baja. Ello incide corrosivamente en los otros elementos constitutivos, el territorio y la soberanía.
Cabría la salvedad atinente de que por Estado mexicano nos referimos con precisión y exactitud cabales a lo que en la psique colectiva y en la cultura entendemos por México e identificamos su existencia histórica aunque no registremos su alcance.
Pero los mexicanos que viajamos al exterior con cierta frecuencia no como turistas –que trasladan su idiosincrasia al ámbito visitado--, sino con fines de interacción familiar y/o profesional en el sustrato societal anfitriona, confirmamos percepciones públicas en el extranjero.
Dígase coloquialmente que los espejos de otros países ante los cuales reflejamos lo que somos y lo que hemos sido y queremos ser nos ofrecen imágenes comparativas que suelen conturbar esa región de nuestra conciencia que tiene que ver con lo que somos y querríamos ser: el alma.
Ello acentúa nuestros dilemas existencias, por lo menos en el cúmulo de mexicanos cincelado por el mestizaje clasemediero que, no obstante la evidencia física, étnica y cultural de lo que representa, excluimos de la visión de sí mismos el componente ancestral que nos explica.
Mas no queremos que ese componente ancestral que explica históricamente la cosmicidad mexicana se inserte en el marco cultural de valores conformados por una experiencia que nos induce a la ignorancia colectiva acerca de dónde vinimos y qué y por qué somos.
Por ello no antójanse pueriles los propósitos del poder político del Estado –la “clase” política del país--, de borrar de la educación pública aquello que se refiere al origen del pueblo mestizo mexicano y los otros 62 pueblos originarios de México aun presentes, con sus usos y costumbres.
II
Los personeros del poder político del Estado están empeñados en preservar y consolidar con métodos y sofismas propios de los fascismos un statu quo de desigualdad e injusticia e incluso el ejercicio inicuo de metapotestades asumidas antidemocráticamente.
En la misma vena estratégica clasificaríanse empeños del poder político del Estado para refinar los mecanismos de la simulación democrática –la dictadura de los partidos políticos-- al excluir o reducir de la educación pública las materias de filosofía, historia, lógica, ética, estética, etc.
Esas exclusiones, empero, si bien han cobrado actualidad en la población mexicana, han sido implantadas obrepticiamente en la práctica pedagógica desde hace muchos sexenios. Para el poder político del Estado es inaceptable que el pueblo aprenda a discernir su realidad.
Por esos motivos, el andamiaje filosófico, ideológico y político –doctrinario y programático-- de la educación pública (“oficial” y privada) es utilizado por el poder político como un medio de control social a mediano y largo plazos. Cincelar y moldear el alma del mexicano.
Y, por alma defínase aquí a aquello equivalente a vida humana. O como el principio que da forma y, sobre todo, organiza el dinamismo vegetativo, sensitivo e intelectual. Es la sustancia o parte principal de cualquier cosa. La definición aquí usada es ajena a las connotaciones religiosas.
Alma es, pues, la psique. Aristóteles la describió como “determinada realización y comprensión de aquello que posee la posibilidad de ser realizado. Platón pensaba que el cuerpo es la cárcel del alma: hablaba del alma pasional, residente en el tórax, y la apetitiva, en el abdómen.
Para Descartes, el alma es “cosa pensante y para Fichte es “saber y acción”; Hegel lo describe como “el autodesarrollo de la idea”. Para Freud, el alma es la diferencia entre el “yo” y el ”super yo”. Para Trujillo, es “lo profundo de la mente” y la conciencia.
Plotino identifica al alma como “principio suprarracional cognoscible, inmediato a intuitivo”. Y la sociología lo describe como el doble espiritual, separable, y el principio animador de un ser humano u otro organismo u objeto. Meollo protoplásmico, diría Oparin.
III
Mas entendamos como quisiérese al alma de México, ciertos atributos muéstranse objetivos: uno, su susceptibilidad a la manipulación interesada o aviesa mediante enseres de control social como el ya descrito (educación), y la religión organizada con fines de poder y negocios.
Y, otro, su vulnerabilidad respecto a metas estratégicas del poder real, el que siempre está detrás del poder político de un Estado: alma cautiva para fines de opresión: impuestos, pobreza, mercado de bienes y servicios innecesarios, indiferencia ante el saqueo impune de teasauros, etc.
Ello se traduce en la convicción en el alma del mexicano de que éste no es merecedor de poseer alta estima de sí mismo. Ese es el basamento subyacente de la aceptación –cual conformismo existencial— de que el mundo, todo el mundo, nos tiene en desestima o mala opinión.
La mala opinión tiene combustible inagotable: el contexto inestable y de crisis del poder político del Estado (y de éste mismo) es consecuencia de la descomposición al parecer rampante y témese que imparable de aquél. La descomposición del poder político contagia e infecta todo.
Y contagia a sus elementos constitutivos, siendo el más afectado el de la población, que existe fantasmal, erráticamente, expoliada y conculcados sus derechos, en un territorio degradado físicamente y saqueado sobre el cual el Estado ejerce poca, si no es que nula, soberanía.
La pérdida de orgullo de ser mexicano tiene esa explicación. También explica que el Estado mexicano haya perdido credibilidad, prestigio e influencia ante los demás Estados americanos, inmersos éstos últimos en una fase de su desarrollo histórico hacia una independencia vera.
En Nuestra América, a México se le admira como entelequia histórico-sociocultural y su epopéyico y emulador pretérito, más no se acepta el ocaso moral y ético, ideológico y político, del Estado mexicano, al que se le empieza a ver como paria y hasta pelele de Estados Unidos.
¿Y los internacionalistas mexicanos? Éstos, convocados el fin de semana en Boca del Río, Veracruz, ¿aportarían ideas no sólo para rescatar al alma de México de su prisión, sino también para proyectarla hacia el mundo? Pero, ¿tendrían conciencia de la realidad aquí descrita?
ffponte@gmail.com
www.faustofernandezponte.com
Glosario:
Epopéyico: de epoeya. Gesta heroica. Conjunto de hechos gloriosos dignos de ser contados épicamente.
Lecturas recomendadas:
Historia natural del alma, de Laura Bossi. Antonio Machado Libros.
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