Barómetro Internacional
Por Ernesto Tamara
La idílica y falsa imagen de una Suecia neutral ante todos los conflictos, hace tiempo que se ha desdibujado y esta semana ha dado un paso más en la participación de las fuerzas armadas del país en los conflictos internacionales. Coincidiendo con la reunión informal de ministros de Defensa de la Unión Europea efectuada en Gotemburgo a principios de la semana, el gobierno dejó trascender que planea aumentar el número de tropas en Afganistán, incluyendo helicópteros y agentes de espionaje.
En la reunión de ministros de Defensa, el gobierno sueco se comprometió también a participar más activamente en lo que llaman vigilancia contra los piratas en las costas de Somalia, y en el entrenamiento de las fuerzas de defensa de ese país.
El ministro de Defensa sueco, Sten Tolgfors, que en sus años mozos se negó a realizar el servicio militar obligatorio por motivos religiosos, presentó una curiosa argumentación para defender el mayor involucramiento de Suecia en acciones militares en el exterior, al sostener que se trataba del “ejercicio de la solidaridad”. Faltó decir que también hay solidaridad entre bandidos.
Suecia ya ha decidido aumentar el número de soldados en Afganistán a 500 para fin de año y a fines de este mes el gobierno presentará al parlamento una propuesta para aumentar el número a 630 para el 2011, incluyendo helicópteros. Según el Ministerio de Defensa, las tropas suecas no están destinadas a combate, sino a proteger la construcción de escuelas e infraestructuras para el desarrollo del país.
En los hechos, las labores de reconstrucción son casi inexistentes, y las tropas suecas realizan tareas de vigilancia que liberan a los soldados norteamericanos de esa tarea, para concentrarse en combatir a los talibanes y bombardear cuanta aldea sospechosa encuentren.
El mando militar norteamericano de las tropas de la OTAN -que está en Afganistán después que la ONU legalizó la invasión ordenada por George Bush en diciembre de 2001- reclamó mayor participación e involucramiento de los países de la Unión Europea en ese país asiático.
Aunque no quieran, las tropas suecas participan de una u otra manera en las acciones militares, así sea cubriendo las tareas de vigilancia que realizaban los que combaten directamente, y cada vez más seguido son objetos de ataques por la resistencia talibán que los identifica como lo que son: tropas de ocupación.
A 8 años de la invasión norteamericana a Afganistán, el conflicto sigue lejos de resolverse y la ocupación del país por tropas extranjeras se extiende indefinidamente, y quiera Suecia o no, la posibilidad de entrar en combate, y recibir las consecuencias de participar en una guerra, se acrecientan.
Habría que ver si cuando sea repatriada la primera baja sueca en Afganistán, el ministro Tolgfors explicará a los familiares del soldado, que cayó por defender la “solidaridad”.
ernestotamara@gmail.com
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario