Por Ricardo Andrade Jardí
Primero fue el golpe contra los mineros, ahora contra el SME, se trata no solamente de privatizarlo todo, sino de desmovilizar a las disidencias sindicales que pueden y que deberían estar poniendo en jaque al desgobierno usurpador.
Dirigencias que jugaron al ritmo que les exigía el sistema mientras el mismo respondía a los intereses: no de la clase trabajadora y sí de la particularidad de las dirigencias en turno de cada gremio.
El golpe contra el SME es un intento de frenar la suma de los electricistas (sindicalizados) a las masivas protestas que inevitablemente el hambre anuncia en México.
Y esperemos que las acciones del SME no se limiten a las marchas y plantones en defensa de su líder sindical, sino a eventos que dejen ver una luz de esperanza para los millones de carenciados que se irán sumando a las protestas del hambre y el desempleo. Carenciados que deben ver en el SME, junto a tantos otros sindicatos, aliados incondicionales. Ojalá que el SME deje de ser aliado del sistema para empezar a serlo de los que nada tienen. Deseable sería ver a la Secretaría del Trabajo y a la de Hacienda 24 hrs. sin luz, por ejemplo.
Esperemos ver a los trabajadores del SME ir barrio por barrio denunciando cómo los grandes capitalistas están exentos de los pagos por el consumo de energía eléctrica, en vez de sumarse a reventar la precaria economía de las familias pobres, que ahora tendrán que pagar el 2ás por el consumo de todo, incluida la luz, mientras los salarios son congelados en nombre de una economía que coloca a México como la peor del continente y muy probablemente como una ya de las peores economías del mundo.
Esperemos ver al SME dando la lucha por los millones de mexicanos que no podrán seguir pagando el consumo de luz en los próximos meses. Y no negociando sus apoyos corporativos al grupo político que garantice los privilegios de la dirigencia sindical en disputa.
El pueblo trabajador hoy desempleado o en situación de explotación laboral extrema está a la expectativa de saber quiénes son, no sus acompañantes, sino sus iguales en la lucha.
Es hora de salir a conquistar la verdadera autonomía sindical y esa conquista será posible en la medida que logren romper el cerco mediático de difamación y desprestigio que el desgobierno usurpador y la telecracia ya preparan contra el SME.
En la medida de que los mexicanos de a pie logren ver y entender que el golpe, de no reconocer al nuevo líder sindical, está relacionado con los oligarcas que quieren el control y la privatización de la infraestructura, particularmente la de fibra óptica, de Luz y Fuerza del Centro. Y que en ese afán privatizador está en juego tanto la forma y el cobro al consumo de energía eléctrica como la ganancia por la generación y distribución de la misma.
No hay tiempo que perder. Ahora que los legisladores del “Nuevo PRI” cabildean el precio de su voto a favor del decreto de presupuesto del usurpador, el SME, el sindicato minero, el del IMSS, el del ISSSTE, los universitario y demás, deben salir con toda su logística a sumar las voluntades de millones de mexicanos que no podremos resistir el golpe financiero que supone el paquete presupuestal próximo a ser aprobado y en sí el rumbo criminal de la política financiera que se nos impone hoy. Y esas voluntades se sumarán en la medida que las acciones del SME y las de los otros gremios sindicales se sumen a su vez a las demandas de los carenciados que voluntaria o involuntariamente son y serán parte de las protestas del hambre que se anuncian inevitables.
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