miércoles, noviembre 18, 2009

Educación superior: alarma nacional

Más recursos o...

El rector de la UNAM, José Narro Robles, ha sido una de las voces que más reiteradamente han advertido de los riesgos inminentes de que el país entre en una espiral de deterioro social que desemboque, eventualmente, en un estallido. La causa fundamental: cientos de miles, millones de jóvenes mexicanos carecen de oportunidades de educación superior por culpa del desdén con el que la han tratado sucesivos gobiernos. A su reclamo se unen, en este Reporte Especial, las voces de rectores de otras universidades públicas que apenas sobreviven en nuestro país y que, en conjunto, exhiben una situación de alarma nacional.

La noche del 23 de octubre, en el teatro Campoamor de Oviedo, España, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) recibió el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades cuando ya padecía el desdén gubernamental, igual que el resto de la educación pública superior, a la que se le sigue escamoteando el presupuesto.A menos de un año de que la UNAM cumpla su centenario –como heredera de la Real y Pontificia Universidad de México, creada en 1551–, el rector José Narro Robles repasó con Proceso los significados de este reconocimiento que en México, España, Costa Rica y Brasil se acogió como “un premio al mundo universitario iberoamericano”.El viernes 6, en su oficina de Rectoría en Ciudad Universitaria, Narro sostuvo que “la reacción de las universidades en esos países que mostraron una enorme simpatía y acercamiento con el otorgamiento de este premio a la UNAM… contrasta con algunas expresiones dentro del país”. Sólo seis días después de la entrevista, el 12 de noviembre, la UNAM emitió un comunicado en el que manifestó “preocupación” por las “lamentables” declaraciones de la legisladora panista Teresa Ortuño, que preside la Comisión de Educación del Senado de la República.Durante una entrega de reconocimientos a institutos tecnológicos, Ortuño pidió a los directivos de instituciones de educación superior que “todos nos apretemos el cinturón y, por favor, no me vengan con esa demagogia de que nadie pueda apretárselo”, porque, “perdónenme, donde quiera hay grasita y se puede cortar grasita sin llegar al músculo ni al hueso”.“No se vale echarle la pelotita a Calderón”, remató la senadora. En el mismo foro, el secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio, avaló a Ortuño al señalar que ella “prestigia la política” y le agradeció su “inteligencia, entusiasmo y pasión”...
En su comunicado, la UNAM señaló que con su postura Ortuño “sólo muestra su absoluto desconocimiento de la realidad educativa nacional”, y manifestó su extrañeza por el aval implícito del secretario de Educación a la senadora.
Refundación
Precisamente esas resistencias motivaron a Narro Robles para alertar al gobierno de Felipe Calderón y al Congreso sobre los riesgos de que se produzca un estallido social en México, agravados por la falta de visión para invertir más en educación superior, investigación, desarrollo científico y humanístico, que el rector considera como “la alternativa para que el país enfrente sus graves problemas”.Este médico cirujano de origen saltillense, exdirector de la Facultad de Medicina y con dos años de rectorado, profundiza en sus argumentos: “Yo he hablado varias veces sobre el potencial riesgo de que México viva una crisis social. No puede ser de otra manera, cuando veo que tenemos 7.5 millones de mexicanos jóvenes que no estudian ni trabajan, y carecen de toda posibilidad de hacerlo; cuando veo la enorme disparidad de las posibilidades de ir a la universidad, dependiendo del estrato socioeconómico del que se proceda; cuando veo que 6 millones de mexicanos no saben leer ni escribir.”Argumentos graves, pero no son los únicos: “También cuando veo que el presidente de la República dice que en dos años se incrementó en 5 millones la población de pobres extremos (para sumar 20 millones) y uno de cada dos (habitantes) vive en condiciones de pobreza; cuando veo que los salarios que tiene la población son cada vez más bajos; cuando veo los enormes contrastes entre los que más tienen y los que menos tienen; cuando veo una situación de exclusión que afecta a grupos indígenas y a las mujeres, pese a lo que hemos caminado; cuando veo los niveles de subempleo y los conflictos laborales...”.No es un diagnóstico para tomarse a la ligera ni mucho menos con frivolidad: “Es entonces cuando advierto que tenemos que hacer algo, porque a nadie en México le conviene que vivamos una crisis social por estos detonantes. Debemos solucionar estas disparidades, desventajas y condiciones no pertinentes en amplísimos sectores de la población”.No se trata de una visión insólita: “Somos muchos los que consideramos que el Estado mexicano debe hacer una crítica sobre el papel que juega la educación superior para solucionar muchos de estos problemas, para ayudar al desarrollo del país, que requerimos hacer un buen diagnóstico” y encontrar “las distintas soluciones”.Por supuesto, añade, “eso cuesta, pero al país le va a costar más no hacer lo que se tiene que hacer, sumando nuestras capacidades, haciendo el diagnóstico oportuno y planteando las distintas soluciones. Es sumamente delicado para el país y no podemos permitir que 7.5 millones de jóvenes no tengan posibilidad de acceso a estudios ni al trabajo”.Con esas bases, el miércoles 4, en el foro “Hacia un pacto nacional para la reforma económica”, convocado por el Colegio Nacional de Economistas, Narro Robles hizo un llamado para la “refundación de la República”.En su intervención, el rector de la UNAM se sumó a la creciente exigencia de la opinión pública para avanzar en la “urgente refundación de la República”, ya que “nuestro modelo de organización nacional ya dio de sí, y ya no nos sirve ni para vernos hacia fuera ni para resolver los problemas hacia adentro”.Justo en el momento en que se discutía en el Congreso el presupuesto de egresos para 2010, Narro expuso: “Requerimos muchas reformas y las requerimos impulsar de manera urgente, no sólo la fiscal y la económica, sino la reforma política, la social, la de las finanzas públicas y la reforma del estado de derecho. Tenemos que dar un paso muy importante, pero debe ser poniendo por encima los intereses del país a los muy legítimos que se corresponden a los de grupos, partidos y sectores”.
Definiciones necesarias
Al entregarle a Narro el premio correspondiente a la UNAM, el príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, se refirió a la institución educativa como “el alma de México” y la consideró “mucho más que una universidad en el sentido tradicional”.Aseguró que la máxima casa de estudios “ha contribuido a vertebrar, abrir y modernizar una sociedad que sin la existencia de la UNAM sería, sin ninguna duda, menos próspera y mucho menos vital”, ya que “ha contagiado a la sociedad mexicana y a la de muchos otros países iberoamericanos el culto a la justicia, a la tolerancia y a la democracia”.Además de acoger a intelectuales españoles exiliados por la guerra civil, se reconoció a la UNAM como la mayor de Iberoamérica, con cerca de 300 mil estudiantes y 34 mil académicos e investigadores, con 18 facultades y cuatro escuelas universitarias, además de 46 institutos y centros de investigación, así como sedes en Estados Unidos y Canadá.De la UNAM egresaron tres premios Nobel (Alfonso García Robles, Octavio Paz y Mario Molina) y ocho galardonados con el mismo premio Príncipe de Asturias.A su vez, el rector Narro reiteró en su discurso el compromiso de la UNAM con “la educación y las causas de la sociedad”, porque “no hay campo de la vida en el que no influya el saber”.Y criticó: “Por eso preocupa el desinterés de algunos en la materia, como que en muchos sitios no sea una prioridad o que se le escamoteen los recursos para su generación y transmisión. Sin ciencia propia, sin un sistema de educación superior vigoroso y de calidad, una sociedad se condena a la maquila, a la medianía en el desarrollo”.Ya en la entrevista, Narro sostiene que, pese a las dificultades mencionadas, la educación superior en México creció 32 veces en los últimos 50 años, mientras la población se triplicó. “Esa es la buena noticia. La mala es que otros países crecen más rápido. Hemos aumentado la cobertura sólo 1% anual, pero seguimos teniendo gravísimos problemas porque apenas cubrimos 27% de la demanda estudiantil”.En sus recientes encuentros con dipu­tados para discutir el presupuesto de la UNAM para 2010, Narro ha planteado la necesidad de una nueva política de Estado en materia de educación superior, y propone que se defina el periodo de 2010 a 2019 como la década de la recuperación de la cobertura estudiantil, con el fin de incrementarla de 27% a 50%, y para dotar al sector de los recursos necesarios.Reconoce que entre 2000 y 2009, durante el sexenio de Vicente Fox y lo que va del de Calderón, la Cámara de Diputados reasignó a la UNAM casi 5 mil millones de pesos adicionales respecto del monto que le destinó el Ejecutivo en su proyecto de presupuesto. Además, se reasignaron 42 mil millones al conjunto de las universidades del país, “pero no es todo lo que se requiere”, comenta el rector.
–¿Cuál sería el monto necesario para responder a la creciente demanda estudiantil? –se le pregunta.
–Por lo menos se requiere una inversión etiquetada de 6 mil millones de pesos adicionales cada año, en forma sostenida, para que la UNAM pueda imprimir el ritmo exigible para llegar a una cobertura de 50% de la demanda estudiantil.“Es obligada una modificación que es simple de entender, aunque muy difícil de comunicar. Si esto no fuera posible, que me expliquen por qué en Finlandia nueve de cada 10 jóvenes pueden ir a la universidad; por qué en Estados Unidos son ocho de cada 10; en Argentina dos de cada tres; en Uruguay, seis de cada 10; en Chile la mitad, uno de cada dos... Es un esfuerzo todavía muy grande, pero que debemos afrontar urgentemente.”Actualmente, dice, el monto que se destina a la educación superior por cada alumno en México es de sólo la mitad que en Brasil o en España, y 75% menor que en Estados Unidos.El presupuesto general de la UNAM para el presente año es de 24 mil millones de pesos, y recibió 21 mil de los 79 mil millones del presupuesto para educación superior, pero sufrió un inesperado recorte de 200 millones de pesos en el último trimestre (octubre-diciembre). Además, el proyecto del Ejecutivo para 2010 prevé un presupuesto para educación superior de 72 mil millones de pesos, es decir, 6 mil 200 millones de pesos menos que en 2009, lo que le mermaría a la UNAM 300 millones de pesos.“Para nosotros esos 200 y 300 millones menos son muy importantes –explica el rector José Narro–, porque nosotros asignamos 80% a cubrir la nómina del personal académico y administrativo que hace posible la tarea cotidiana de la institución, y el restante 20% es presupuesto comprometido para pagar luz, mantenimiento y enseres. Este presupuesto es muy restringido para poder operar.”(El viernes 13 se conoció en la Cámara de Diputados un dictamen que asigna a la UNAM un presupuesto total de 23 mil 738 millones 932 mil 148 pesos que, según la Comisión de Educación Pública, representa un incremento de 6% respecto del que recibió en 2009.)Comenta que 10% del presupuesto general de la UNAM proviene de recursos autogenerados por proyectos y servicios, que no salen de los estudiantes. Se trata de 2 mil 500 millones de pesos que, “si los colocáramos en la tesitura de una empresa productiva del sector privado, la UNAM estaría en el lugar 350 de las 500 firmas más importantes del país”, ejemplifica el rector.Precisa, sin embargo, que la UNAM es “una institución pública, irrenunciablemente, indeclinablemente pública, nacional y autónoma. Lo digo porque no nos vayamos con la idea de que estos esfuerzos deben sustituir el recurso federal. De ninguna manera: el gobierno de la República tiene un compromiso con la educación superior”.Para el rector, la mejor solución es aplicar presupuestos multianuales, porque el financiamiento debe generar una certidumbre que el actual modelo anual no aporta: “Hoy tenemos, pero el próximo año quién sabe, y cuando nosotros admitimos estudiantes no es sólo por un año”.Paralelamente, manifiesta la disposición de los universitarios para hacer una autocrítica, ya que se necesitan nuevas instituciones universitarias, planes de estudio más flexibles y conectados con los sectores laborales. Sin embargo, aclara, “no vamos a admitir que se nos diga que las artes no son esenciales, que para qué gastamos en carreras de humanidades, la literatura, la filosofía, la pintura o la escultura. Para la UNAM lo prioritario no es nada más lo ‘productivo’. Las humanidades son tan productivas para nosotros porque generan valores, juegan un papel de fortalecimiento de lo humano, y eso para los universitarios resulta indispensable”.Sostiene que la UNAM acepta revisar los niveles de eficiencia terminal y una “mayor coordinación de la educación superior con los sectores público y privado, que generan empleo, para estimular el empleo formal con mejores prestaciones y mejores condiciones de vida a la población”.Para eso, reitera, es necesario replantear el proyecto nacional: “Definamos a qué temas vamos a dar la prioridad, cuál es la apuesta del país. ¿Nos vamos a seguir yendo por el turismo? ¿Serán las telecomunicaciones? ¿Será la informática? ¿Será la nanociencia o la nanotecnología? ¿Será la genómica? ¿Serán los grandes problemas del agua y del cambio climático global? ¿Los problemas de la migración? ¿La petroquímica, la farmacéutica o la industria automotriz?”Estas opciones son vitales “para saber entonces qué tipo de recursos humanos debemos formar, qué tipo de investigación y aplicaciones tecnológicas vamos a desarrollar”.De otra forma prevalecerán las presentes condiciones, que ya son inaceptables. “Sólo la Universidad de Sao Paulo graduó a 2 mil 266 estudiantes de doctorado en 2008, cuando en conjunto todas las universidades mexicanas graduaron un número de doctorados muy inferior. Eso no puede estar bien. Es una situación indiscutible: tenemos que modificar eso, incrementar nuestros posgrados”, dice Narro.Pero también, afirma, es necesario incrementar la capacidad de transformar la investigación en desarrollo tecnológico, en patentes: “Hasta ahora hemos seguido un régimen en el que el buen científico es el que publica más artículos y en las mejores revistas. Esa es una parte importante de la investigación, pero es fundamental transferir el conocimiento en desarrollo tecnológico.“En el informe 2008 del presidente Calderón existe un dato revelador: de cada 100 patentes concedidas en México, sólo dos son otorgadas a mexicanos, y 98 a extranjeros. Eso tampoco está bien. Algo tenemos que hacer, algo no está funcionando y debemos arreglarlo.”Para lograrlo, hace un nuevo llamado al gobierno de la República para que “entienda y se comprometa” con la educación superior, porque ésta “no es sólo espacio para transmitir, sino para generar conocimiento, generar investigación. Y aquí aclaro que la poca investigación y conocimiento que se produce (en México), no exclusivamente pero sí fundamentalmente, proviene de la universidad pública”.

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