La llamada “Guerra contra el narcotráfico” ha sido el escudo y la carta fuerte del gobierno espurio de Felipe Calderón y el pretexto para mantener en la calle de manera inconstitucional al Ejército mexicano cumpliendo funciones de policía. Hoy, a tres años de haberse echado a andar esa guerra particular de Calderón, y por más que se le defienda, sólo ha dado muestra de ser una estrategia torpe y fallida.
Los muertos, resultado de los enfrentamientos entre quienes se disputan los territorios y el Ejército, suman ya 16 mil, y siguen en aumento. Son hombres, mujeres y niños, soldados, policías, y aquellos que nos dicen son “narcos” y que en realidad nadie sabe quienes fueron, pero que pareciera que se justifica su violenta muerte porque “son peligrosos”. Suman muchas las familias que han perdido a un padre, una madre, un hermano o un hijo, muertes totalmente inútiles a las que no podemos acostumbrarnos; 30 muertes diarias en promedio para nada, pues no se ha avanzado un ápice en la destrucción del poder de la delincuencia organizada. Las constantes denuncias de la violación a los derechos humanos por parte del los militares son una constante y como sociedad debemos exigir de manera inmediata el retorno a los cuarteles de el Ejército.
Por televisión y por radio, el gobierno federal da cuenta a los ciudadanos de las miles de detenciones, pero no revelan que, según informe del director general de Asuntos Jurídicos de la Procuraduría, de todos los 226 mil 677 detenidos entre 2006 y 2009 relacionados con el narcotráfico el 75 por ciento ha sido liberado, esto es, que de cada cuatro detenidos se ha puesto en libertad a tres, lo que muestra una enorme torpeza por parte del Ministerio Público federal al no haber integrado adecuadamente las averiguaciones, o bien que las detenciones han sido injustificadas y sin prueba alguna.
Y que decir de aquella campaña electoral, casi convertida en promesa, que escuchamos hasta el hartazgo; “para que la droga no llegue a tus hijos”, pues tampoco se ha cumplido ya que la última encuesta nacional sobre adicciones indica que ha aumentado el número de personas en todo el territorio nacional que consume drogas. La misma encuesta indicó que Puebla pasó del lugar número 26 al lugar 10 en el consumo de sustancias adictivas y que es el cuarto estado de la República, después de Querétaro, Baja California y México, donde los alumnos de bachillerato consumen más drogas. Conclusión: fracaso rotundo, las drogas hoy están más cerca de nuestros hijos.
Sería de esperarse que si estuviera funcionando, aunque fuera un poco, ese “combate frontal contra el narco”, habría bajado la distribución y el consumo de drogas; en cambio, lo que es una verdad es que el trasiego de enervantes se sigue dando en el país con todo y guerra, y que no se ha tocado la columna vertebral de los delincuentes, por más operadores financieros de los capos y lugartenientes que diga el gobierno haber detenido, y ahora como una muestra más de la fallida estrategia la revista Forbes, encargada de enlistar a los hombres más ricos del mundo, recién sacó una nueva lista, pero ahora refiriéndose a los hombres más poderosos del planeta y ¿quién cree usted que se encuentra en ella?, pues ni más ni menos que Joaquín Guzmán Loera, mejor conocido en todo México como “El Chapo”, ya antes incluido entre los hombres más ricos y ahora también se le presenta como uno de los hombres con más poder en el mundo.
Se imagina usted que hubiera dado el insignificante y abucheado Calderón por aparecer en esa lista de poderosos, pero ni soñando, Calderón sólo está al servicio de ellos y ahora sí se nota que en la guerra contra el narco la “vamos ganando”.
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