MÉXICO, DF, 18 de marzo (apro).- El escándalo que desató el descubrimiento público de los acuerdos en “lo oscurito” del Partido Acción Nacional (PAN) y el Revolucionario Institucional (PRI)), para hacerle el camino fácil al candidato del pasado y a sus huestes, me ha parecido exagerado y fatal.
Nadie se escandaliza por el pacto de facto que hicieron para apoyar los cambios constitucionales en 18 entidades del país y dar al traste con la política liberal e histórica sobre el aborto.
A nadie escandaliza como para tener portadas en los diarios sobre el homicidio sistemático de mujeres y el tamaño de la violencia de pareja.
No resultó en escándalo la admisión palmaria que acordaron para dejar a Felipe Calderón en Los Pinos, dueño y señor del neoparamilitarismo que nos acosa desde hace meses.
Y tampoco se levantaron todas las voces, como ahora, contra otras y variadas concesiones, acuerdos, complicidades para callar frente al ominoso caso de la pederastia y la trata de menores y mujeres.
Es evidente que detrás el ropaje del “yo no me di cuenta, hasta que vi el documento firmado”, como tantos ahí mismo en la Secretaría de Gobernación para desaparecer a un sindicato, violar la ley y someter a los detenidos de todos los días o por la sistemática represión de los movimientos sociales, nadie se escandaliza.
También en lo oscurito se arreglaron para organizar el negocio de la fibra óptica, donde estorbaron los trabajadores y las trabajadoras del Sindicato Mexicano de Electricista (SME).
Hay en todo esto un tufo de cinismo histórico de la clase política, donde nadie se salva.
Hay cosas mucho peores que tapan unos a los otros; está claro cómo organizaron entre los dos partidos el ominoso caso del
Fobaproa que todavía estamos pagando con nuestro trabajo y nuestros impuestos.
Pero la discusión que dio lugar a esta calamidad, que nos afecta a las mujeres tremendamente, es que la clara alianza PRI-PAN-jerarquía eclesiástica que nos azota hace ya casi dos años, porque cambiar las constituciones tiene efectos inmediatos, en los que han votado los diputados y la diputadas de Convergencia, Partido del Trabajo (PT), PRI, PAN, Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y hasta uno que otro perredista-socialdemócrata.
El PRI y la señora Beatriz Paredes sonríen, mientras que en Guanajuato se impone un libro de biología que, contrario a la ciencia, al liberalismo y a la verdad, propone a los jóvenes la abstinencia, la virginidad y una pureza ideada en el control de los cuerpos femeninos. Sin contar que quemaron los libros oficiales, como en la época de los personeros del gran capital en Nuevo León, donde hicieron lo mismo.
Lo que realmente es un escándalo son las palabras. Según la Guía sobre el lenguaje sexista, armada por la Federación de Mujeres Progresistas de España, el lenguaje es la expresión del pensamiento, el mismo que impulsa a actuar. Esto es, se actúa de forma sexista, a pesar de todos los discursos igualitarios para emancipar a las mujeres. Estos hombres del poder se descubren, son totalmente elementales.
Doña Beatriz Paredes afirmó, frente a esa plebe insultante que es la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC), que se trata de “conflictos artificiales”. Cosas que, dice, “desprestigian a la clase política y al liderazgo”; ¿a qué se referirá esta dirigente que echó por tierra su propia historia?
Peor aún el diputado economista, que otrora era una fuente confiable, porque cuando joven analizaba, me refiero al señor Oscar Levín, que consideró a la alianza como algo pervertido “casi gay”, y lo dijo en la semana que en este país se consiguió como un adelanto loable que en el Distrito Federal pudieran acceder al matrimonio parejas del mismo sexo, dando un paso libertario adelante. Los gay no se quedan en las mazmorras de la indignidad que caracterizó a los priistas retrógrados.
Pero lo que es una verdadera perla, que lo descubre a los ojos de toda la nación, fue la frase pensada --lo veía tartamudear en las imágenes de la televisión--, esa que espetó el señor senador Manlio Fabio Beltrones, coordinador de la bancada priista, aspirante al poder; la alianza ¿será? “una acostadita sin compromiso”. Es decir, de vulgar a sexista y pasado de moda.
No cabe duda que Gustavo Madero del PAN hablaba de un acuerdo pasajero, donde no cabe la idea del matrimonio, esa institución que Dios bendice y condena a la pareja a no separarse sino hasta la muerte.
Realmente estas frases, algunas repetidas y hasta analizadas por los “politólogos” de papel, son formas que hablan del fondo, como decía don Jesús Reyes Heroles al comentar que en política, tal como se actúa y expresa cada quien, es en realidad lo que lo mueve de fondo.
Pero esta discusión ha descubierto completamente el juego insulso de la dirigencia formal del Partido de la Revolución Democrática (PRD), los que tienen título de izquierda. Hablo del senador Carlos Navarrete, cuando dice que juntarse con el PAN y con el PRI para detentar el poder en algunas entidades del país, no es otra cosa que una de “utilidad práctica, no estratégica, ni de principios”. ¡Qué barbaridad!
La izquierda y sus satélites, Convergencia y el Partido del Trabajo (PT), son prácticos y sin principios, cuando no se dan cuenta a la hora de votar en los Congresos locales para criminalizar el aborto; los mismos que conocen la cuenta de las crueldades contra las mujeres sin inmutarse y solamente las dejan pasar. Se pretende sumar al reparto de los presupuestos (botín le llaman algunos columnistas), con una simpleza de pensamiento que también habla de sus adentros, como dice la guía de las Mujeres Progresistas.
¿Principios? ¿Qué es eso?, al menos para el senador Navarrete, son cosa poco útil, innecesaria. Olvidó que el PAN es exactamente todo lo contrario de lo que espera una sociedad hambrienta de democracia y progreso.
Evidentemente que estamos en el peor momento de la política y donde puede olvidarse que al menos no quedó clara la elección presidencial de 2006; está claro que los panistas son tan o más corruptos que toda la historia del otrora partido de Estado y que esa clase ha sido la directamente beneficiaria de la extenuante jornada de trabajo de miles y miles de mujeres en las empresas maquiladoras de exportación; se tapan ojos y oídos sobre la impunidad y se sientan en la mesa de las peores personas a compartir el pan y la sal. Total, es simplemente de “utilidad práctica”.
La vergüenza nos sigue llenando el cuerpo y el espíritu. Lamentablemente no tenemos opciones partidarias ni posibilidades de que en los lugares donde deben debatirse los grandes asuntos de Estado y sobre el progreso de la nación, la bancada senatorial y la de la popular Cámara se Diputados, se han convertido en espacios siniestros, en que el poder y el dinero, características fundamentales del patriarcado, se yerguen para intentar asentar sus reales, sin miramientos y sin historicidad.
Comentarios: saralovera@yahoo.com.mx
Nadie se escandaliza por el pacto de facto que hicieron para apoyar los cambios constitucionales en 18 entidades del país y dar al traste con la política liberal e histórica sobre el aborto.
A nadie escandaliza como para tener portadas en los diarios sobre el homicidio sistemático de mujeres y el tamaño de la violencia de pareja.
No resultó en escándalo la admisión palmaria que acordaron para dejar a Felipe Calderón en Los Pinos, dueño y señor del neoparamilitarismo que nos acosa desde hace meses.
Y tampoco se levantaron todas las voces, como ahora, contra otras y variadas concesiones, acuerdos, complicidades para callar frente al ominoso caso de la pederastia y la trata de menores y mujeres.
Es evidente que detrás el ropaje del “yo no me di cuenta, hasta que vi el documento firmado”, como tantos ahí mismo en la Secretaría de Gobernación para desaparecer a un sindicato, violar la ley y someter a los detenidos de todos los días o por la sistemática represión de los movimientos sociales, nadie se escandaliza.
También en lo oscurito se arreglaron para organizar el negocio de la fibra óptica, donde estorbaron los trabajadores y las trabajadoras del Sindicato Mexicano de Electricista (SME).
Hay en todo esto un tufo de cinismo histórico de la clase política, donde nadie se salva.
Hay cosas mucho peores que tapan unos a los otros; está claro cómo organizaron entre los dos partidos el ominoso caso del
Fobaproa que todavía estamos pagando con nuestro trabajo y nuestros impuestos.
Pero la discusión que dio lugar a esta calamidad, que nos afecta a las mujeres tremendamente, es que la clara alianza PRI-PAN-jerarquía eclesiástica que nos azota hace ya casi dos años, porque cambiar las constituciones tiene efectos inmediatos, en los que han votado los diputados y la diputadas de Convergencia, Partido del Trabajo (PT), PRI, PAN, Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y hasta uno que otro perredista-socialdemócrata.
El PRI y la señora Beatriz Paredes sonríen, mientras que en Guanajuato se impone un libro de biología que, contrario a la ciencia, al liberalismo y a la verdad, propone a los jóvenes la abstinencia, la virginidad y una pureza ideada en el control de los cuerpos femeninos. Sin contar que quemaron los libros oficiales, como en la época de los personeros del gran capital en Nuevo León, donde hicieron lo mismo.
Lo que realmente es un escándalo son las palabras. Según la Guía sobre el lenguaje sexista, armada por la Federación de Mujeres Progresistas de España, el lenguaje es la expresión del pensamiento, el mismo que impulsa a actuar. Esto es, se actúa de forma sexista, a pesar de todos los discursos igualitarios para emancipar a las mujeres. Estos hombres del poder se descubren, son totalmente elementales.
Doña Beatriz Paredes afirmó, frente a esa plebe insultante que es la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC), que se trata de “conflictos artificiales”. Cosas que, dice, “desprestigian a la clase política y al liderazgo”; ¿a qué se referirá esta dirigente que echó por tierra su propia historia?
Peor aún el diputado economista, que otrora era una fuente confiable, porque cuando joven analizaba, me refiero al señor Oscar Levín, que consideró a la alianza como algo pervertido “casi gay”, y lo dijo en la semana que en este país se consiguió como un adelanto loable que en el Distrito Federal pudieran acceder al matrimonio parejas del mismo sexo, dando un paso libertario adelante. Los gay no se quedan en las mazmorras de la indignidad que caracterizó a los priistas retrógrados.
Pero lo que es una verdadera perla, que lo descubre a los ojos de toda la nación, fue la frase pensada --lo veía tartamudear en las imágenes de la televisión--, esa que espetó el señor senador Manlio Fabio Beltrones, coordinador de la bancada priista, aspirante al poder; la alianza ¿será? “una acostadita sin compromiso”. Es decir, de vulgar a sexista y pasado de moda.
No cabe duda que Gustavo Madero del PAN hablaba de un acuerdo pasajero, donde no cabe la idea del matrimonio, esa institución que Dios bendice y condena a la pareja a no separarse sino hasta la muerte.
Realmente estas frases, algunas repetidas y hasta analizadas por los “politólogos” de papel, son formas que hablan del fondo, como decía don Jesús Reyes Heroles al comentar que en política, tal como se actúa y expresa cada quien, es en realidad lo que lo mueve de fondo.
Pero esta discusión ha descubierto completamente el juego insulso de la dirigencia formal del Partido de la Revolución Democrática (PRD), los que tienen título de izquierda. Hablo del senador Carlos Navarrete, cuando dice que juntarse con el PAN y con el PRI para detentar el poder en algunas entidades del país, no es otra cosa que una de “utilidad práctica, no estratégica, ni de principios”. ¡Qué barbaridad!
La izquierda y sus satélites, Convergencia y el Partido del Trabajo (PT), son prácticos y sin principios, cuando no se dan cuenta a la hora de votar en los Congresos locales para criminalizar el aborto; los mismos que conocen la cuenta de las crueldades contra las mujeres sin inmutarse y solamente las dejan pasar. Se pretende sumar al reparto de los presupuestos (botín le llaman algunos columnistas), con una simpleza de pensamiento que también habla de sus adentros, como dice la guía de las Mujeres Progresistas.
¿Principios? ¿Qué es eso?, al menos para el senador Navarrete, son cosa poco útil, innecesaria. Olvidó que el PAN es exactamente todo lo contrario de lo que espera una sociedad hambrienta de democracia y progreso.
Evidentemente que estamos en el peor momento de la política y donde puede olvidarse que al menos no quedó clara la elección presidencial de 2006; está claro que los panistas son tan o más corruptos que toda la historia del otrora partido de Estado y que esa clase ha sido la directamente beneficiaria de la extenuante jornada de trabajo de miles y miles de mujeres en las empresas maquiladoras de exportación; se tapan ojos y oídos sobre la impunidad y se sientan en la mesa de las peores personas a compartir el pan y la sal. Total, es simplemente de “utilidad práctica”.
La vergüenza nos sigue llenando el cuerpo y el espíritu. Lamentablemente no tenemos opciones partidarias ni posibilidades de que en los lugares donde deben debatirse los grandes asuntos de Estado y sobre el progreso de la nación, la bancada senatorial y la de la popular Cámara se Diputados, se han convertido en espacios siniestros, en que el poder y el dinero, características fundamentales del patriarcado, se yerguen para intentar asentar sus reales, sin miramientos y sin historicidad.
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