MÉXICO, D.F. (Proceso).- La mano del magnate australiano Rupert Murdoch, considerado el Ciudadano Kane de la era multimedia, está metida en Televisa, específicamente en Sky, la empresa de televisión satelital que se ha convertido en la segunda fuente de ingresos y utilidades para la compañía de Azcárraga Jean frente a los números negativos de la televisión abierta.
Sólo en el segundo trimestre de 2011 Sky cerró con 3 mil 122 millones de pesos en ventas, un crecimiento de 10.2% respecto del año anterior, y generó utilidades por mil 496.4 millones de pesos, 16% más que en 2010. En contraste, la televisión abierta tuvo ventas por 5 mil 478 millones de pesos, lo que representó una disminución de 5.7% respecto de 2010, y un decrecimiento de 8.7% de sus utilidades al registrar 2 mil 618.7 millones de pesos, según el reciente reporte trimestral de Grupo Televisa a la Bolsa Mexicana de Valores.
La participación de Murdoch en Innova, filial creada en 1996 para el lanzamiento de Sky México, se incrementó de 30 a 41.3% desde 2007, mientras que Televisa disminuyó ligeramente su propiedad accionaria al pasar de 60 a 58.7%, según el reporte F-21 de diciembre de 2010, que Grupo Televisa entrega anualmente a las autoridades bursátiles estadunidenses.
El incremento de la participación de Murdoch en Sky México va de la mano con la estrategia que ha aplicado a escala global: asfixiar a sus competidores, presionar políticamente y luego buscar la compra de las acciones para ganar el mercado, práctica que Televisa ha aplicado puntualmente en los mercados nacional y latinoamericano.
Tan similares son sus prácticas que la revista Expansión, en su número especial del 20 de diciembre de 2010, calificó a Emilio Azcárraga Jean como “el Rupert Murdoch mexicano”. El reportaje citó así al consultor Xepus Ginebra, de Media Planning Group: “Ambos (News Corporation y Televisa) son negocios controlados prácticamente por una persona, se enfocan a generar contenido distribuido en multiplataformas, con una fuerte influencia política en los países donde operan y con la actitud de hacer grandes apuestas de inversión”.
La sociedad Murdoch-Televisa
La presencia del magnate australiano en Televisa comenzó a negociarse con Emilio Azcárraga Milmo, El Tigre, para lanzar la plataforma de televisión satelital conocida como DTH (televisión directa al hogar) que permitiría la transmisión de decenas de canales vía satélite, desplazando en eficacia a la televisión por cable.
En 1990 se formó en Gran Bretaña el consorcio British Satellite Broadcasting (BSB), formado por varias compañías de televisión y Pearson, la poderosa editorial inglesa. Lanzaron un satélite construido por Hughes Communications y despertaron el interés en todo el mundo por este nuevo negocio de televisión de paga.
Los altos costos de operación de BSB forzaron a una fusión con su competencia, Sky Television, creada por Murdoch, con el amplio beneplácito del gobierno conservador inglés. Entre 1993 y 1994, el dueño de News Corporation demostró a través de canales deportivos, de películas y de noticiarios de corte sensacionalista (ya era dueño de los estudios Fox en Estados Unidos) que podía desafiar a la legendaria BBC, la cadena pública inglesa. Tres millones de británicos se suscribieron a sus servicios y más de 30% de los hogares con televisión de 17 países europeos contrataron los servicios de la llamada BSkyB. En 1998 fue el primero en ofrecer 200 canales.
El éxito europeo quiso replicarse en América Latina. Murdoch se asoció con los magnates de medios en la región: Azcárraga Milmo, de Televisa; Roberto Marinho, del consorcio brasileño O Globo, y Liberty Media, para crear Sky Latinoamérica.
En México la empresa se denominó Innova. Televisa tuvo 60%, News Corporation 30% y Liberty Media el 10% restante.
En contraste, el magnate venezolano Gustavo Cisneros, a través de su filial Darlene Investments, impulsó una sociedad con la constructora de satélites Hughes, filial de General Motors, y con la familia Vargas, de Multivisión, para crear DirecTV, competencia de Sky.
En México la guerra contra DirecTV fue brutal. Sky lo sacó del mercado al negarle el acceso a los canales de televisión abierta al tiempo que las inversiones de General Motors quebraron y no fue suficiente para sostener la plataforma que llegó a tener 11 millones de suscriptores en América Latina. Durante casi ocho años Sky tuvo 95% de los suscriptores de televisión satelital en México.
En abril de 2003 la junta de directores de General Motors aprobó la venta de Hughes Electronics, propietaria mayoritaria de DirecTV, a News Corporation, de Murdoch, por 6 mil millones de dólares. El australiano absorbió así a su competencia. En 2004 se dio la fusión entre DirecTV Latin America y Sky Latinoamérica.
Para diciembre de 2007, Azcárraga Jean y Murdoch firmaron un acuerdo con Orbital Sciencies Corporation para la construcción y puesta en marcha de un satélite para servicios exclusivos de Sky en México y Brasil. Televisa informó en aquella ocasión a la Bolsa Mexicana de Valores que ese satélite duplicaría la capacidad actual de Sky México.
Para esas fechas la composición accionaria de Innova se modificó: DirecTV, propiedad de Murdoch, incrementó de 30 a 41.3% su propiedad y Televisa pasó de 60 a 58.7%.
Los informes oficiales de Televisa ante las autoridades estadunidenses y la Bolsa Mexicana de Valores definen a News Corporation como “una empresa líder en distribución de programas y películas” y a Televisa como “empresa de comunicación número uno de habla hispana”.
Dish, la competencia
Desde finales de 2008, y sobre todo entre 2009 y 2011, Sky se ha enfrentado a la competencia de Grupo Dish, formado por MVS de la familia Vargas, la compañía EchoStar y Grupo Telmex como socio de facturación. En menos de dos años Dish llegó a tener más de 2.6 millones de suscriptores y Sky tuvo que enfrentarse a un competidor con fuerte respaldo.
En 2008 Sky tenía 1 millón 759 mil suscriptores. En 2009 subió a 1 millón 959 mil y su gran salto fue en 2010, cuando cerró con 3 millones 44 mil. El reporte del segundo trimestre de 2011 señala que actualmente tiene 3.6 millones de clientes.
La clave fue crear dos servicios de televisión satelital más baratos para competir con Grupo Dish: la empresa VeTV y MiSky, que incluye sólo los 25 canales más vistos, cantidad menor que la oferta de 238 canales que ofrece el servicio de Sky.
Sin embargo, las presiones de Televisa a los organismos reguladores, como la Comisión Federal de Telecomunicaciones, la de Competencia o la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, para frenar la expansión de Grupo Dish y bloquear la autorización de MVS como proveedor de servicios de internet en banda ancha se han incrementado en 2011, de la mano de la guerra publicitaria y comercial contra Grupo Carso, de Carlos Slim.
Como Murdoch en Gran Bretaña, el consorcio de Azcárraga se vale de su enorme capacidad de cabildeo político y de espionaje y presiones a sus principales clientes publicitarios.
Por lo menos en 2006 Televisa aplicó el llamado Proyecto Múnich, una estrategia en conjunto con David Robillard, entonces director de la agencia privada de investigaciones Kroll, y el vicepresidente de Comercialización de Televisa, Alejandro Quintero.
El Proyecto Múnich, divulgado por la revista Etcétera, plantea como objetivo “un esfuerzo de inteligencia competitiva ofensiva”. En otras palabras, espiar no sólo las cuentas corporativas, sino los antecedentes privados de los ejecutivos más prominentes de sus mayores clientes publicitarios.
Kroll aclaró que para establecer su investigación emplea “técnicas de inteligencia, pesquisas de campo, la revisión exhaustiva de bases de datos públicas y privadas, así como la consulta de fuentes confidenciales de información”.
Robillard desmintió la información publicada por Etcétera, pero confirmó que Kroll ha hecho trabajo con Televisa para ayudar “a encarar los riesgos a los que se enfrenta.
“En ningún momento participamos en la obtención de información privada”, advirtió en una carta el 2 de mayo de 2006.
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