jueves, julio 21, 2011

Gordillazo en puerta: Calderón desafía a Salinas

Desfiladero

Desde el aciago día en que se metió a la Cámara de Diputados para robarse la banda presidencial, o por primera vez en los cuatro años y medio de su gobierno, Calderón se ve contento, relajado, fresco. No sólo porque después del abrazo de Chapultepec su popularidad se elevó un poco –algo que jamás había ocurrido en el sexenio–, sino porque gracias a la reforma constitucional en materia de derechos humanos, que entrará en vigor en octubre, ya no hay trabas legales que impidan la privatización de Pemex.

En opinión del catedrático universitario César Garizurieta –hijo del legendario Tlacuache, que popularizó la máxima de que vivir fuera del presupuesto es vivir en el error–, si el derecho a la propiedad privada es el primero de los derechos humanos, la reforma que el Congreso aprobó en mayo, y que ya obtuvo el apoyo de más de la mitad de las legislaturas estatales, anuló automáticamente el artículo 27 constitucional, según el cual el Estado es el único dueño de las riquezas del subsuelo.

Después de promulgar la reforma en derechos humanos, Calderón anunció que México venderá bonos de Pemex a empresas privadas nacionales y extranjeras, afirmó, en una larga entrevista, que se publicará en otro momento, el doctor Garizurieta. Su interpretación concuerda con dos hechos posteriores.

La prensa de Nueva York propaló que gracias al repunte de la economía mexicana bajó el número de trabajadores que emigran al país del norte: como si en esto no influyera la crisis económica de Estados Unidos, ni el terror sembrado por los cárteles de la droga y las fuerzas armadas en Tamaulipas, Coahuila, Chihua-hua, Sonora y Baja California, y a lo largo de la ruta del Tren de la Muerte, donde el genocidio tolerado y consentido es una política diseñada por Washington y aplicada por Calderón para detener el flujo migratorio de toda América Latina.

Otra recompensa: Navi Pillay, comisionada de la ONU en derechos humanos, vino a felicitarlo por tan excelsa reforma, y no dudó en tomarse fotos con él.

Después de todo, Calderón cumplió al fin el compromiso más importante que contrajo con Estados Unidos durante su visita a California como secretario de Energía en 2003: privatizar Pemex y, obedeciendo al pie de la letra las instrucciones de Bush, y más tarde de Hillary Clinton, hundió a México en una guerra civil que nos desangra y nos destruye, pero que a él le significa el apoyo absoluto de la Casa Blanca, el Pentágono, la CIA, la FBI, la DEA, el complejo industrial militar que se dedica a la fabricación de armas (controlado por el Partido Democráta) y del complejo petrolero (controlado por el Partido Republicano).

Robustecido por los abominables pero eficaces servicios que presta a quienes lo incrustaron en el poder, ahora Calderón parece estar contemplando la posibilidad de conservarlo mediante interpósita persona –Cordero o Lujambio– y olvidar que prometió entregárselo a Peña Nieto. Ha quedado tan bien parado con Washington que ya se siente con tamaños para romper con Salinas, enfrentando a Elba Esther Gordillo.

A Calderón le urge, como salta a la vista, quitarle a la maestra del hampa el control que le permite manipular el voto corporativo de millón y medio de profesores, el de los familiares de éstos y el de los padres de millones de alumnos. Con esa fuerza descomunal, Elba contribuyó al fraude electoral de 2006. Hoy, esa maquinaria trabaja ya en favor de Peña Nieto. De ahí que, estiman los que dicen que saben, el gordillazo podría ocurrir en cualquier momento.

Ahora bien, si a pesar de todo el veredicto de las urnas le fuera desfavorable, Calderón aún guarda bajo la manga un plan B. Con el IFE incompleto (le faltan tres consejeros), con las televisoras en pie de guerra y dispuestas a violar las leyes que les prohíben participar difundiendo espots durante la contienda, y con el crimen organizado más fuerte que nunca, y en condiciones de impedir la instalación de más de 20 por ciento de las casillas en todo el país, los comicios del primero de julio de 2012 podrían ser anulados, y posponerse dos años.

Por lo demás, si los corderos balan, el que dirige la Secretaría de Hacienda está midiendo el impacto que tuvo en su debut como baladista –dicen que pronto sacará su álbum Una familia puede vivir con seis mil–, mientras el oráculo de la Secretaría de Educación –¿hay discursos más crípticos que los de Alonso Lujambio?–, prefirió mirar al cielo cuando el arquitecto César Pérez Becerril, quien construye la Estela de Luz y Fuerza en Chapultepec, denunció que la obra, calculada originalmente en 400 millones de pesos, ya ha consumido más de mil millones, pues Lujambio le ha entregado 800 a la empresa Gutsa, pese a que está inhabilitada para trabajar con el sector público hasta 2015.

¿Cuántos de esos 800 millones, desviados ilegalmente a Gutsa, serán para la precampaña electoral de Lujambio? ¿Tuvieron el mismo destino los 28 millones que Consuelo Sáizar, directora de Conaculta, gastó en un festejo de seis días en Bellas Artes? ¿Al cochinito de Lujambio irán a dar también los supuestos 380 millones de pesos que Conaculta dice que invertirá en remodelar la Cineteca?

Hasta ahora, uno tratando de posicionarse por el abuso de la retórica, y el otro forrándose sin disimulo gracias a la arquitectura, Cordero y Lujambio buscan la estafeta del PAN, mientras, con la bendición de Fox y Martha Sahagún (y Salinas también) entró a la pista Santiago Creel. Pero ojo, los tres corren muy por detrás del cuarto competidor, esto es, de Marcelo Ebrard, quien respaldado por Manuel Camacho (y Salinas), trabaja en un proyecto mucho más ambicioso para forjar la candidatura PAN-PRD.

Ebrard ya suscribió los acuerdos de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) para la creación de la Policía Única, es decir, ya se cuadró ante Genaro García Luna. Cuauhtémoc Cárdenas ya dijo que su partido iría en alianza con el del hombrecito que arrastró a México al peor desastre de su historia moderna, si el PAN incluye propuestas del PRD. Mientras en Michoacán él, Camacho y Ebrard impulsan al senador Silvano Aureoles Conejo, carta de los chuchos, contra Luisa María Calderón Hinojosa, la misma Cocoa que cuando su hermano llegó al poder prometió que en todo el sexenio nunca haría política.

Mientras tanto, el secretario de Salud, José Ángel Córdova Villalobos, apadrinó hace días a la nueva generación de egresadas de la más importante escuela de parteras que hay en México, el Centro de Atención a los Adolescentes de San Miguel de Allende (Casa). Con ese reconocimiento –no exento de audacia– a una ONG que promueve la educación sexual y combate la criminalización del aborto en Guanajuato, Córdova le declaró la guerra al Yunque y tratará de unificar a los sectores progresistas del estado para arrebatarle la gubenatura.

Por su parte, Televisa y sus levantacejas, y Humberto Moreira, líder nominal del PRI, andan cacareando que el procurador capitalino, Miguel Ángel Mancera, será candidato tricolor al gobierno del DF, donde el fracaso de Ebrard y la corrupción escandalosa de la mayoría de los delegados pronostican una derrota casi segura para el PRD...

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