domingo, julio 15, 2012

El sistema electoral, al servicio de las élites del poder

Los comicios del domingo 1 confirman que en México no existe la democracia, sino una simulación en la que los árbitros electorales vieron impasibles cómo se fraguó el fraude mediante la compra y coacción del voto, además de que no actuaron ante la construcción de la candidatura de Enrique Peña Nieto por parte de Televisa ni ante la utilización descarada de las encuestas como propaganda política. Quien afirma lo anterior es Miguel Eraña, doctor en derecho y profesor universitario, en cuya opinión lo que hace falta al país es una reforma que implique la desaparición del IFE, la Fepade y el TEPJF, pues sólo son comparsas de las élites del poder.

Los llamados árbitros del sistema electoral mexicano están rebasados. No pueden con los grupos de poder formales y de facto que eluden cuanta reforma electoral se realice con tal de evitar un triunfo de la izquierda en México. Desde la reforma electoral de 1990 obligada por el fraude de Carlos Salinas de Gortari contra Cuauhtémoc Cárdenas en 1988, se ha ido conformando un sistema que sólo permite el traspaso del poder entre el PRI y el PAN.
Se trata de una simulación de democracia, dice en entrevista el doctor en derecho constitucional, especializado en derecho electoral y parlamentario, Miguel Eraña, profesor de posgrado en la UNAM y de tiempo completo en la Universidad Iberoamericana.
Hace seis años el Instituto Federal Electoral (IFE) y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) dejaron pasar la intromisión ilegal del entonces presidente Vicente Fox y del Consejo Coordinador Empresarial, respaldados por la televisión, para franquearle el camino a Felipe Calderón, por lo que para Eraña “hoy subsiste un presidente de facto, en lugar uno de jure”.
Pese a calificar esa intromisión como grave, el TEPJF validó la elección de 2006. Ahora los árbitros contemplaron cómo Televisa construía un candidato, avalaron la compra y coacción del voto, callaron ante la utilización de las encuestas como propaganda y con el recuento “legaloide” de la mitad de los votos de la elección presidencial terminarán por validar a ese candidato, Enrique Peña Nieto, como presidente de la República.
“Este sistema electoral –apunta Eraña– tiene más sombras que luces. Se parece más a un sistema de liberalización política que a uno democrático. Pasamos de un sistema de régimen autoritario a otro con un pluralismo deficitario, en el que en lugar de libre juego hay un recambio periódico de titulares del poder con un déficit de legitimidad democrática. Es menos malo que el anterior, pero no pasa la prueba de un régimen democrático.”
Estudioso del sistema electoral mexicano desde los ochenta con el movimiento democratizador de Salvador Nava Martínez en San Luis Potosí, Eraña no duda al aseverar que la llamada transición a la democracia es una simulación en la que el IFE y el TEPJF sirven para validar ese sistema. “Están no para mejorar, sino para perpetuar el sistema electoral deficitario”.
Así se ha acreditado desde 1990 cuando empezó la construcción de instituciones electorales diferentes a las del priato. Desde entonces han surgido organismos como el IFE o los consejos locales electorales o el TEPJF, que tienen como característica principal el apoyo en la aplicación legaloide de procedimientos, dice el autor de Los principios electorales rectores, publicado en 2009 por la propia Iberoamericana.
“Hacen operaciones entre aritméticas y formales y dicen que se cumplen los procedimientos, pero de continuo está ausente la aplicación de los principios establecidos en el artículo 41 de la Constitución y en la ley electoral. Por supuesto está ausente la suplencia en la deficiencia del procedimiento democrático”. Los árbitros son los primeros en olvidar los principios constitucionales, legales y jurisprudenciales de imparcialidad, independencia, certeza, libertad y equidad del voto, añade.
“Un árbitro electoral democrático tendría que suplir las deficiencias de todos los jugadores. Si no están actuando conforme a las reglas democráticas, tiene que amonestar e incluso suspender a los jugadores. Pero en México en más de dos décadas se ha construido un sistema electoral de validación de conductas a través de la aritmética del voto”, dice el especialista posgraduado en la Universidad de Salamanca.

Poderes fácticos

Para cumplir su función el IFE debió congelar las tarjetas bancarias Monex y departamentales Soriana que se le atribuyen al PRI además de expedir medidas precautorias a fin de generar condiciones de equidad y transparencia. “Estamos ante un sistema de simulación democrática en el que hay élites partidocráticas, especialmente dos, que se mueven del centro a la derecha –el PRI y el PAN– y que entre ellas acuerdan reglas y hay una especie de aquiescencia para la alternancia. Sólo entre ellas es valedera la alternancia”.
–Pero la izquierda también ha formado parte de este sistema –se le plantea al especialista.
–Sí, pero sólo ha participado en dos reformas constitucionales, las de 1996 y 2007. En la primera el PRD ya no participó en la elaboración de las reglas. En 2007 sí lo hizo junto con el PRI y el PAN. Entonces era lógico que en una normalidad democrática en esta elección existiera la posibilidad de que ganara la izquierda.
Pero a pesar de ser las reglas más avanzadas que se crearon ante la falta de legitimidad de Calderón, han sido las más atacadas por el establishment. Son las que más animadversión han causado fuera de los partidos porque son las únicas que extienden el ámbito de control más allá de los partidos y candidatos y alcanzan a las corporaciones privadas, a las asociaciones de intereses, dice el autor de La calificación presidencial de 2006, publicado por Porrúa.
Una de las reformas constitucionales, en efecto, prohibió a particulares contratar en los medios electrónicos espacios para denigrar o apoyar a un partido o a un candidato, como se hizo en 2006 para operar la propaganda negra contra Andrés Manuel López Obrador. Junto con el PAN, un grupo de intelectuales impugnó la reforma por considerar que se trataba de una violación a la libertad de expresión. La reforma fue avalada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
“Tenemos control en la Constitución y en la ley. El problema es que buena parte de los árbitros han sido reclutados por su cercanía con los propios partidos y poderes fácticos y terminan por permitir la elusión del control sobre las corporaciones privadas”. Las encuestadoras, las televisoras y la radio pudieron actuar en concierto para hacer de las encuestas un instrumento más de propaganda en la campaña de Peña Nieto, a sabiendas de que los árbitros no los iban a controlar, asegura Eraña.
“Que no vengan ahora a buscar culpas en las encuestadoras. Es una simulación de las empresas que hoy se están desmarcando. Tienen que pagar un costo. No basta con un ‘usted disculpe, nos equivocamos con el 18.1%’”, dice en alusión al deslinde del periódico Milenio que durante 100 días le dio esa ventaja desproporcionada al candidato del PRI.
Asegura que esos grupos le dieron vuelta a las reglas. “Se controló el financiamiento público y privado de la campaña sucia de 2006 con la famosa espotización. El problema es que siguieron el dinero y los intereses fácticos. Ahora se fueron, no sólo a las encuestas –que es la punta del iceberg–, sino al fondo, que es la política editorial de medios impresos y electrónicos. Se compraron medios completos con dinero público, utilizando instrumentos comerciales como las encuestas, que supuestamente son científicos e imparciales, pero en realidad se amalgamaron con los criterios editoriales”.
La reforma de 2007 también introdujo la causal de “nulidad abstracta” a la Ley General del Sistema de Medios de Impugnación. Antes sólo era una interpretación jurisprudencial y ahora será uno de los argumentos del Movimiento Progresista que postuló a López Obrador para resolver la elección antes del 31 de agosto en el TEPJF.
El Tribunal deberá, en primer término, agotar los juicios de impugnación “aunque los magistrados primero dejaron que los delitos pasaran frente a sus narices y ahora sólo se valen del criterio utilitarista del voto. Lo que debe pesar no es el número, sino que el voto se dio en condiciones de libertad”.

Encuestas-propaganda

Entrevistado el jueves 5, cuando aún no concluía el recuento parcial de la elección presidencial, Eraña asegura que se trató de una “apariencia de derecho” porque un tercio o la mitad de los votos arrojarán los mismos resultados numéricamente. “Es una legitimación legaloide, pero sustancial para la simulación democrática del sistema electoral”.
–¿En este sistema una segunda vuelta legitimaría al triunfador?
–No. La segunda vuelta perpetuaría el sistema de conservación. Si la izquierda no tiene posibilidades hoy, la tendría menos con un sistema de segunda vuelta porque quien esté en el poder siempre va a estar aliado con la conservación.
En un juego del gato y el ratón, dice el especialista, se promoverá una reforma para controlar las encuestas. “Pero en México tenemos el culmen de los elusores de reglas. En Brasil Luiz Inácio Lula da Silva pudo llegar en su tercer intento porque los poderes fácticos alcanzaron un nivel democrático mayor”.
En ese país la autoridad electoral no sólo debe registrar y revisar la metodología de las encuestas sino vigilar que éstas no se publiquen sin la aprobación de la autoridad. Eso evita que los sondeos se conviertan en propaganda. Son instrumentos que están bajo el control del árbitro. Aquí de qué sirve el registro de las encuestas ante el IFE si 90% de los encuestadores no presentó su metodología, dice ante el dato que dio el propio instituto.
Y abunda en la comparación: En Brasil la autoridad electoral pone a los programas de televisión un cintillo para decirle al televidente si cumplen o no con los niveles de equidad. Aquí, con la validación de la UNAM, también simuladora, se dijo que durante 90 días hubo equidad en los medios electrónicos, pero no dice nada de la calidad y de la posición editorial, no verbal, sino en imágenes, gráficos y estética. Sólo midieron el tiempo. Es una medición aritmética simuladora de equidad.
El experto propugna por una reforma electoral radical: desaparecer el IFE, la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (Fepade) y el TEPJF. En su lugar propone el establecimiento de un sistema nacional de elecciones, no federal y descentralizado, en el que los estados tengan una representación.
“Hay que desaparecer la Fepade porque es un elefante blanco descomunal. No ha servido para nada. En cambio, su extitular, Arely Gómez, hermana del vicepresidente de Televisa, Bernardo Gómez, llegará al Senado por el PRI después de haberse corrompido hace seis años por su no ejercicio de acción penal contra los delincuentes electorales que operaron para Calderón.
Debe existir, plantea, una fiscalía ajena al Poder Ejecutivo y que los delitos electorales sean federales y sin fianza para que tanto los candidatos como los particulares puedan ser encarcelados.
También propone reinsertar a la justicia electoral en el sistema judicial ordinario mediante la creación de juzgados especializados en materia electoral y tribunales colegiados de circuito en materia electoral, y que la Suprema Corte resuelva en última instancia los diferendos.
Para Eraña el Tribunal Electoral es un simulador, sobre todo en las elecciones presidenciales.
“Esta vez el ejemplo del colapso de la institucionalidad democrática lo puso el magistrado presidente Alejandro Luna Ramos: adelantó su fallo antes de conocer las impugnaciones. Ningún juez en ningún país democrático puede adelantar fallos ni decir la postura oficial que va a adoptar, porque queda inhabilitado”, comenta en referencia a la declaración de Luna Ramos de que “nadie ganará en la mesa lo que no obtuvo en las urnas”, citada por el propio TEPJF en un comunicado difundido el lunes 2, cuando aún estaba abierto el Programa de Resultados Electorales Preliminares del IFE.
El especialista hace otras propuestas: cambiar el modelo de elección de los árbitros para evitar su cooptación; regular el dinero público o privado que se trasvasa de los partidos a las líneas editoriales de los medios y controlar las encuestas, levantar ex post facto, y no después, el secreto financiero, fiduciario y fiscal.

Alternancia bipartidista

Para el experto la alta concentración de medios es lo que le permitió a Televisa, “de forma abierta y pública”, construir la candidatura de Peña Nieto. Parte de la reforma electoral estriba en hacer televisión pública de calidad que compita de manera efectiva por la audiencia, asegura.
Si hace seis años las omisiones de los árbitros favorecieron al PAN y ahora al PRI es porque hay un supra-acuerdo para que la alternancia sea posible entre dos partidos que han diseñado el sistema electoral desde 1990. “Es posible la alternancia entre ellos y no con el tercero”.
–¿Por qué en el Distrito Federal, Tabasco y Morelos sí pudo ganar la izquierda, como ha ocurrido en otros estados en el pasado?
–Es por el nivel de importancia que dan los poderes fácticos. En los estados no está en riesgo el modelo económico. Pero le temen mucho a una Presidencia de la República en manos de alguien que no sea de credo manifiestamente liberal. La peor interferencia que puede haber en un sistema democrático o que aspire a serlo es que los poderes fácticos les digan a los partidos qué candidato puede ser viable y cuál no. López Obrador no sólo no les gusta sino que hacen todo para que no llegue.
–¿El sistema electoral está concebido para impedir la llegada de la izquierda?
–Es un sistema concebido para la reproducción de un modelo económico inamovible. Necesitan a un candidato de izquierda que les jure y se arrodille. A diferencia de buena parte de América Latina, aquí los sectores más ultras de la oligarquía han difundido en la ciudadanía mexicana una suerte del síndrome de Estocolmo. Primero empobrecen, luego degradan la dignidad de muchos de los trabajadores y personas a su servicio y muchos de éstos todavía creen que deben quererlos.
–Hay que agradecerles los 500 pesos de las tarjetas prepagadas.
–Tienen conquistado el territorio cultural. Pero no podemos culpar a la población de los votos a favor de la ignorancia. Para cambiar esto se tiene que ir más allá de si se tiene dinero o no. Esa es la importancia de lo que están haciendo los jóvenes de #YoSoy132, que se han opuesto a la manipulación informativa de los grandes medios.
El especialista regresa a la importancia de los árbitros electorales: “Ahí donde los ciudadanos padecemos interferencias, donde tenemos un déficit de cultura política, los partidos políticos, pero principalmente el árbitro electoral está obligado a generar condiciones para una educación democrática.
“Otra gran anomalía de este sistema es que premia a los partidos que propician políticas para mantener la subcultura ciudadana en el mismo nivel o para hundirla todavía más sin debates, educación cívica y construcción de ciudadanía. Reproducen lo que ellos tienen claro que les sirve y les garantiza: una ciudadanía de ínfima calidad, vulnerable a la manipulación, la coacción, la inducción del voto, y sobre todo, acrítica del modelo.
“Mientras los partidos sigan apostando a esa ciudadanía deficitaria vamos a seguir reproduciendo lo que el filósofo argentino José García Venturini define como una forja de la democracia deficitaria: la kakistocracia, el gobierno de los peores. Eso es lo que hace que los partidos apuesten al clientelismo y no a programas de educación y cultura política. Apuestan al spot de 20 segundos y no al verdadero debate.”
La izquierda ha caído en la misma kakistocracia. “Ha seguido esa inercia, pero a diferencia del PRI y el PAN, que usan el poder más allá de las reglas, no ha tenido libre acceso a la alternancia. En este sistema de dos partidos y medio esos actores han jugado desde 1988”. Los tres han ocupado el tercer lugar, pero uno de ellos, el PRD, nunca ha llegado al primero.
“La elección de Peña Nieto no se puede entender sin el concierto de los 19 gobernadores del PRI. Pero tampoco sin la validación activa y pasiva del gobierno de la República. Ningún partido del mundo se retira de la contienda sin conocer los resultados. Josefina Vázquez se retiró a las 20:36 horas, cuando ni siquiera se cerraban las casillas en el norte del país. Está muy claro que ella no iba por resultados aritméticos. Iba a hacer comparsa de la alternancia.”
–¿Entonces no hemos vivido una transición a la democracia?
–Esto no es una transición, menos una consolidación. Es una para-alternancia. Es una alternancia liberal donde hay una serie de focas aplaudidoras que dicen que todo está muy bien, pero lo cierto es que cada vez hay más depreciación de la calidad del pluralismo. Eso es lo que tiene indignada a mucha gente, que parecía que avanzábamos y retrocedemos. Estamos entrampados.

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