Carlos Fernández-Vega
Desmemoria conveniente a propósito del rescate bancario
Otros funcionarios y el de las "manos limpias", entre los responsables del Fobaproa
Para ser un especialista en el tema, como él mismo se define, el ex procurador fiscal de la Federación, Gabriel Reyes Orona, mezcla los tiempos y "se le va" la memoria a conveniencia, pues en sus declaraciones a La Jornada atribuye sólo a dos ex funcionarios "la enorme deuda pública del Fobaproa", e imputa a uno de ellos el aval al "fraude fiscal de Banamex".
En efecto, si la justicia mexicana fuera justa el ex presidente Ernesto Zedillo y el ex secretario de Hacienda José Angel Gurría no deberían gozar de sus generosas becas en Yale y París, respectivamente, sino aprovechar las que otorgan esos hoteles de lujo que algunos llaman reclusorios. Pero no sólo ellos.
Reyes Orona enfoca sus baterías contra ese par, al tiempo que culpa al ex mandatario por la operación de compra-venta de Banamex a Citigroup y el cruce de acciones en la Bolsa Mexicana de Valores, por medio del cual los accionistas del otrora Banco Nacional de México se "ahorraron" alrededor de 3 mil millones de dólares en impuestos. Pero faltan algunos.
Sobre el primero de los temas mencionados, el ex procurador fiscal de la Federación parece "olvidar" a tres personajes centrales en el "rescate" bancario y en la inagotable cuan ilegal utilización de recursos públicos para tal fin: Miguel Mancera Aguayo, Guillermo Ortiz Martínez y Eduardo Fernández, a la sazón director general del Banco de México, secretario de Hacienda y Crédito Público y presidente de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores. A su lado, un batallón de operadores (todos ellos integrantes de la famiglia del sector financiero público), como el ex subsecretario de Hacienda Martín Werner, el ex tesorero de la Federación y ex presidente de la CNBV Jonathan Davis, el ex director del Fobaproa y actual director jurídico de Banamex, Javier Arrigunaga, y el propio Gabriel Reyes Orona, por mucho que asegure que "es una invención que yo fuera director jurídico del Fobaproa". Y junto a ellos, el PRI y el PAN.
Eso fue en la primera etapa del "rescate", cuando el Fobaproa de manera ilegal utilizó recursos públicos y los referidos funcionarios de una u otra suerte mantenían el operativo a resguardo. Cuando el hoyo financiero provocado por tal "rescate" se hizo inocultable, se puso en operación la segunda etapa, es decir, la de "legalizar" la enorme deuda por medio de la creación del Instituto para la Protección del Ahorro Bancario, fase en la que participaron casi todos los citados y entró en acción José Angel Gurría, quien de la Secretaría de Relaciones Exteriores pasó a la de Hacienda y Crédito Público para encabezar el operativo. Y junto a ellos, el PAN y el PRI, mientras Guillermo Ortiz se traslado al Banco de México para "gobernarlo".
Parece que la memoria no le da a Reyes Orona para recordar cuando menos no públicamente que un personaje central en la aprobación del IPAB y la "legalización" del Fobaproa (con la enorme deuda pública que registraba) hoy despacha en Los Pinos y se llama Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, el de las "manos limpias", que en aquellos tiempos presidía el Partido Acción Nacional. Y junto a él sus bancadas en San Lázaro y Xicoténcatil.
Tras la aprobación del IPAB y la "legalización" de la deuda del Fobaproa vino la tercera etapa y junto a ella el "cambio". Vicente Fox, junto con los integrantes de la famiglia del sector financiero público, el PAN y el PRI, bloqueó cualquier intento por hacer transparente el "rescate", hizo de la controversia constitucional su arma favorita para defender a los banqueros, garantizó el intercambio de los pagarés Fobaproa y no sólo avaló y celebró la venta de Banamex a Citigroup y junto a ella el atraco fiscal, sino que promovió y aplaudió la extranjerización prácticamente total del sistema bancario que opera en el país. Ello, mientras el entonces secretario de Hacienda Francisco Gil Díaz (de la misma famiglia) y el presidente de los banqueros daban por enterrado el "rescate".
En resumidas cuentas, en el proceso han participado tres presidentes de la República (aunque el detalle original corresponda a Zedillo) y a los mexicanos les costó, les cuesta y les costará un billón 250 mil millones de pesos. Dicho sea de paso, en enero de 1995, desatada la crisis bancaria, Miguel Mancera Aguayo aseguraba que, "en caso de necesitarse", los "apoyos" económicos del erario a la banca reprivatizada no superarían los 300 millones de dólares; once años después supera los 100 mil millones de dólares.
Pero no sólo los accionistas mexicanos de Banamex se beneficiaron fiscalmente de la venta a Citigroup vía Bolsa de Valores. Lo propio hicieron los que se quedaron con la otra gran tajada del mercado, es decir, Bancomer con Eugenio Garza Lagüera a la cabeza. También la familia Sada con Serfin, que terminó en mano de Santander; Antonio del Valle y Luis Berrondo con Bital, hoy HSBC; y Agustín Legorreta y la familia Autrey con Multibanco Comermex, hoy Scotia Bank. Dado el ejemplo, otras empresas comerciales e industriales han seguido el caminito trazado por los "rescatados".
Además, a Reyes Orona se le "olvidaron" los nombres de los accionistas mexicanos que ganaron por el"fraude fiscal de Banamex". Como ayuda de memoria, van algunos nombres: Roberto Hernández Ramírez, Alfredo Harp Helú, Emilio Azcárraga Jean (Televisa), Valentín Díez Morodo (Grupo Modelo), Lorenzo Zambrano (Cemex); Daniel Servitje Montull (Grupo Bimbo); Germán Larrea Mota Velasco (Grupo México), María Asunción Aramburuzabala (Grupo Modelo), Claudio X. González Laporte (Kimberly Clark), Bernardo Quintana Isaac (ICA), María de Lourdes Hernández de Bosoms (hija de Roberto Hernández) y Alfredo Harp Calderoni (hijo de Alfredo Harp Helú), entre otros.
Pero Reyes Orona no se acuerda.
Las rebanadas del pastel
¿Qué no esos mismos nombres han estado ligados al financiamiento de campañas políticas (presidenciales, principalmente) durante los pasados 25 años? ¿Qué no se repiten en los grandes negocios asociados a la privatización, las concesiones, los "rescates" y demás gracias?
¿Qué pasa en un país cuyos ciudadanos en base a turbios manejos contraen una deuda de un ¡billón 250 mil millones de pesos!? ¿Qué pasa en un país donde los responsables de semejante infamia no están presos? ¿Será que la ignorancia, la falta de amor propio y la inmoralidad son lo que priva?
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