Jaime Avilés
Pederastia mediática
HAY NOTICIAS QUE pueden ser buenas y malas al mismo tiempo. México, dice una de ellas, ocupa actualmente el cuarto lugar de la tabla en el campeonato de la piratería en América Latina. Como salta a la vista, la información es buena por lo que significa para miles y miles de marginados en todo el país que, gracias a la venta ilícita de películas de estreno, ganan lo indispensable para enfrentar el desempleo, la recesión crónica y los exponenciales aumentos al precio de la tortilla y muchos otros productos de primera necesidad.
PERO ES MALA, muy mala, porque, en venganza, los exhibidores volverán a torturanos, antes de cada función, con los anuncios de los niños sangrones que defienden la propiedad privada y los intereses de las trasnacionales con más ardor que Milton Friedman, padre fundador del modelo neoliberal que está destruyendo al mundo.
LOS EXHIBIDORES SE ampararon recientemente contra una ley que intentó obligarlos a donar al fomento del cine mexicano un peso de cada boleto que el público adquiriera para ver una película extranjera, es decir, en la gran mayoría de los casos, estadunidense. Montados en cólera frente a semejante atropello a su sagrado derecho de obtener, de todas todas, la máxima tasa de ganancia, dijeron que no y bloquearon el mandamiento judicial. Y la clase política se cruzó de brazos, acató el dicterio de los potentados sin reparar en que éstos, en sus interminables cadenas de salas de proyección, estafan a la gente en forma leonina con la venta de palomitas y refrescos... ¿Y, pagan impuestos? ¿Por que no ha intervenido al respecto la Procuraduría Federal del Consumidor? ¿Por qué tolera que una botella de agua, que en la calle vale cinco pesos, en la dulcería de un cine cueste cuatro veces más? Nadie se queja de ello. Pero en cambio, una cadena de capital canadiense como Cinemex, proyecta desde hace años los mismos tres promocionales que el público se sabe de memoria porque los ha visto hasta la saciedad, y no reinvierte un centavo en renovarlos para beneficio de la salud mental de sus clientes; no: todo lo que gana lo destinan sin falta a la construcción de más y más cines. ¡Ah!, pero eso sí...
MINUTOS ANTES DE que empiece la película aparecen en pantalla los niños más antipáticos del país, criticando a sus padres porque los sentaron ante la televisión a ver un dvd comprado en la calle, como si los progenitores de esas criaturas tuvieran la obligación de gastarse 50 pesos en el boleto de cada escluincle y 100 más en chocolates y golosinas, en lugar de pagarle 10 pesitos al vendedor del tianguis más cercano, quien, además, le garantiza que si la copia le sale chafa se la cambia por una buena sin costo adicional. ¿Quién puede forzarnos a actuar en contra de nuestro bolsillo?
EL USO DE niños en pantalla, que recitan mensajes de cuyo contenido no son conscientes, debería ser sancionado por la ley, toda vez que afecta la integridad humana de los menores. Para decirlo pronto, es una forma de pederastia mediática, porque las criaturas son manipuladas con fines de lucro por los dueños del gran dinero, en una conducta que bien puede equipararse a la pornografía.
ALGO MUY SIMILAR ha estado haciendo Televisa con esos mensajes en que los niños son llevados por sus padres a manifestaciones políticas, y mientras los adultos polemizan a gritos y externan sus opiniones, gozando de los derechos que para ello les otorga la Constitución, los pequeños dialogan entre ellos y declaran que sus mayores no deberían enfrentarse porque "todos somos mexicanos".
UTILIZAR A LOS niños como muñecos de ventrílocuo tal como Gustavo Loza se permitió hacer obscenamente en Al otro lado, ese bodrio patrocinado por cierto por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia , es una inmoralidad que amerita ser sancionada de la foma más enérgica. Además, para colmo de males, en los anuncios contra la piratería aparece siempre al final esta frase: "¿Qué le estás enseñando a tus hijos?" Los exhibidores deberían cursar primero de primaria y aprender que en español lo correcto es decir: ¿qué les estás enseñando a tus hijos? Desde luego que no gramática.
domingo, febrero 04, 2007
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