José Agustín Ortiz Pinchetti
Enero resultó benigno para AMLO. Inició su tarea de acreditación de representantes del gobierno legítimo y en las tres primeras semanas había registrado a decenas de miles en pequeños municipios de Yucatán, Chihuahua, Zacatecas y Durango, y en las capitales de algunos estados. En ninguno ha dejado de sumar y contar adeptos, y así pone las bases de un movimiento que junto con los partidos y organizaciones del Frente Amplio Progresista formarán un polo de centro-izquierda que puede ser extremadamente poderoso. En contra de lo que dicen las lenguas de doble filo, ni el PRD ni Ebrard ni nadie puede sentirse amenazado por el proyecto, que si funciona dará campo para todos.
En el campamento del gobierno legítimo hay alegría y cauto optimismo. AMLO se posicionó bien. No sólo criticó, también propuso cinco acciones que coinciden con las propuestas de mejores economistas. Reapareció en el Zócalo, su escenario de lucha poselectoral. Puso nerviosa a la derecha cuando emergió con una cauda multitudinaria y pronunció un discurso duro y compacto.
A Calderón no le fue bien en enero. Está a la defensiva, sin arriesgarse a dar golpes espectaculares que lo "legitimaran" al estilo Salinas. Como se había previsto, no puede ajustar cuentas con los corruptos sindicatos corporativos, con la burocracia o con los monopolios; sin ellos su proyecto se vendría abajo. En respuesta a su debilidad constitutiva, Calderón quiere asociar su imagen a Ejército, Marina, policía. Lo ha hecho a través de ceremonias simbólicas y de una campaña costosa contra el narcotráfico, con pocos resultados. Su mejor tanto, la extradición, probablemente ilegal, de personajes importantes de la red criminal. Lo que le ganó felicitaciones y apoyos en el gobierno de Estados Unidos.
Lo peor, la incapacidad para afrontar el alza de precios de productos básicos y la reducción en 26% del poder de compra de la clase trabajadora en menos de dos meses. No tenía idea de lo que se le venía encima.
Algunos piensan que es una maniobra maquiavélica para preparar la libre importación de maíz y frijol convenida para 2008 en el Tratado de Libre Comercio. Ni siquiera sus partidarios acérrimos pueden negar que ha tenido un traspié mayor antes de cumplir los 100 días de su inauguración. El panorama financiero se torna oscuro, el efecto inflacionario de las alzas podría asociarse con la falta de crecimiento y los déficits de empleo y quebrar el eje fundamental de su oferta de campaña y su credibilidad.
Calderón tiene a AMLO como su principal adversario, pero además dos enemigos peligrosos. La organización de ultraderecha llamada Yunque, que durante años, sin prisa ni pausa, penetró al PAN y cuyas diferencias con Calderón y con la corriente tradicionalista del PAN se han hecho transparentes en el diferendo con Espino.
El otro es su conciencia. Ha sido educado en la cultura de la culpa y en un grupo que se identificaba a sí mismo como la conciencia decente que luchaba por la democracia en una brega de eternidad.
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