lunes, abril 23, 2007

Palabras mayores

Julio Hernández López

El avión bombardero vaticano (B-16) ha dejado caer sobre territorio infiel su explosiva carga insurreccional: hijos de la santa madre iglesia cristera, pelead hasta la muerte (que será vida) en defensa de la vida (que, a como van las cosas en el mundo, bien puede ser muerte en vida). Bien lo ha dicho el bondadoso Benedicto derogador del limbo: luchar contra el aborto es la consigna (y Norberto su profeta). Ante las incursiones aéreas del caza alemán, el cardenal mexicano formalmente acusado de proteger a pederastas ha lanzado desde la capital del Estado Vaticano una adhesión abierta a la proclama intervencionista emitida días atrás por el monarca de esa entidad extranjera, el fundamentalista que presidió la versión moderna de la Santa Inquisición antes de encargarse de la gerencia general de la multinacional católica.

(Cuán presente y vigorosa está la tradición mexicana de agasajar a los amigos o jefes -o a aquellos con los que se quiere quedar bien-: Manuel Espino pretende "regalarle" a Felipe Calderón la gubernatura de Michoacán -probablemente lleve como padrino de elecciones a Lazarito, quien a su vez recibiría como contraprestación una secretaría en el gabinete calderónico- y Beto Rivera se compromete por escrito con el jefe religioso, que tiene un gran parecido con el actor Anthony Hopkins y el ministro Genaro Góngora Pimentel, a trabajar "arduamente y con esperanzas" en contra de las pretensiones abortistas legales.)

Pero, "perded toda esperanza", ha dicho la esposa del señor chaparrito, pelón y de lentes (Manuel Espino es propietario de los derechos de autor de la descripción) a quienes deseaban que Calderón protestara por el entrometimiento papal. Mal le iría en el ámbito doméstico al michoacano panista si contradijera lo que con plataforma sonora dijo ayer la señora Martarita en una reunión con dirigentes capitalinos del partido panquiazul, ante quienes concurrió para demostrar que la primera prima del Distrito Federal, Marinela Gómez del Bimbo, cuenta con apoyo familiar irrestricto.

La hermana del ingeniero electoral Hildebrando se convirtió en sustituta de Rubencito Aguilar, pero no por interpretar o corregir lo que el presidente (Fox, en ese caso) hubiese querido decir aunque sus palabras le hubieran llevado por caminos distintos, sino, más económicamente, lo que Felipe hubiera querido decir aunque ni siquiera pronuncie palabra. La señora Martarita fija la posición del Estado mexicano (lo que queda de él) sin que Felipe abra la boca: despenalizar el aborto, en los términos que lo pretende hacer la Asamblea Legislativa chilanga, va en contra de los principios humanos y democráticos, dijo la cónyuge hasta ahora más o menos discreta. "Es el imperio del más fuerte sobre el débil, es negar el futuro, es quitarle retos al Estado y a la sociedad, y no respetar al diferente", puntualizó la estadista, no sin antes precisar que su mensaje se daba "con todo respeto a quienes piensan diferente a mí y a las autoridades del Distrito Federal".

En las calles capitalinas, mientras tanto, se desarrollaban marchas que contaban con más enjundia que asistentes. Pocos, pero convencidos: monjas en traje de faena, curas con sotanas fuera de su clóset natural, imágenes sacras en procesión politizada, rosarios, oraciones y plegarias. El voto duro del Partido Antiabortista movilizado para empujar a la acción a las amplias bases sociales de ese catolicismo adormecido históricamente en espera de oportunidades revanchistas. Los promotores de las reformas legales que permitirían abortar antes de las 12 semanas de embarazo (A-12) también movieron piezas en el tablero del santo ajedrez: se atrincheraron en el Hemiciclo a Juárez para esperar el paso de la procesión católica que prefirió dar un rodeo para no confrontarse con quienes a sus ojos resultaban ser luciferinos masones y que en realidad más parecían estar en un desangelado acto de apoyo a Andrés Manuel López Obrador. Guerritas de palabras, potenciadas si acaso por los equipos de sonido, como preludio de las palabras mayores que algunos prometen para este martes definitorio en Donceles. Las amenazas hablan de muertes, bombas e incluso sacrificios personales con tal de impedir la polarizante reforma legal.

Astillas:

El subcomandante Napo va ahora contra los dueños de Industrial Minera México (Germán Larrea tal vez no se haya enterado, porque en los altavoces del Hipódromo de las Américas no dan ese tipo de noticias). Que el gobierno de Calderón revise las concesiones de IMM, pide desde algún lugar de gran lujo de Canadá el líder insurgente mexicano (que a lo largo de décadas ha juntado una fortuna para invertirla en la revolución, aunque él y su padre engañaron al enemigo comportándose tácticamente como frívolos millonarios)... Calderón recordó otra vez en un discurso público a su padre, ahora al mencionar que en el 70 le había hablado por primera vez de lluvia ácida y otros asuntos ecológicos. Felipe filosofó en una ceremonia en la que también pronunció esta frase digna de las que cantaba el rey David: "Yo no sé si alguna vez haya estado un presidente... o por lo menos hace mucho tiempo no ha estado un presidente celebrando el Día de la Tierra, pero a mí me da mucho gusto celebrarlo. Me da mucho gusto porque es como el día de todos nosotros, es como el día de la vida, es como el día en que debiéramos tener unas mañanitas colectivas a lo que somos como seres humanos"... El sábado, al conmemorar la defensa del Puerto de Veracruz y atestiguar la jura de bandera de cadetes navales, el mismo Calderón aseguró que su gobierno está "devolviendo el poder coercitivo y la fuerza del Estado que la intimidación y la corrupción había anulado a algunas autoridades"... Y, mientras los franceses deciden el próximo 6 de mayo a quién quieren como presidente de entre los dos candidatos más votados en una muy concurrida primera vuelta (las encuestas hechas antes de esta primera ronda, y los sondeos posteriores, apuntan al triunfo del conservador Nicolás Sarkozy, pero faltan la realización de un debate entre los dos aspirantes y la definición del ocupante del tercer lugar, el centrista François Bayrou, quien podría inclinar la balanza hacia donde él se cargara), ¡Hasta mañana, en esta columna Royal!

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