Vota más de 60% del padrón; mantienen socialistas hegemonía en Barcelona y Sevilla
Conserva la derecha Madrid, Valencia y Murcia; pierde mayoría en su feudo de Navarra
ARMANDO G. TEJEDA
Madrid, 27 de mayo. El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y el derechista Partido Popular (PP), los dos principales partidos políticos del Estado español, lograron un empate técnico en número de votos en las elecciones municipales y autonómicas que se celebraron hoy, en las que se eligieron alcaldes de ocho mil 111 municipios y representantes de gobierno de 13 de las 17 Comunidades Autónomas.
La participación ciudadana alcanzó 63.98 por ciento, cuatro puntos más que en los comicios de 2003, en una jornada electoral marcada por un agrio enfrentamiento entre las fuerzas políticas, a causa de tres cuestiones vitales: el fallido proceso de paz del histórico conflicto vasco, la corrupción urbanística que flagela a una amplia franja del territorio y las denuncias de fraude electoral, hechas por una parte de la ciudadanía, de forma notoria en el País Vasco.
Como es habitual en este tipo de jornadas electorales en las que hay en juego centenares de cotos de poder, los dos principales partidos se declararon vencedores de las elecciones: el PP porque logró mayor número de votos por una diferencia de poco más de 150 mil electores, y el PSOE porque es la formación con mayor número de concejales -23 mil 872- y porque aumenta su poder en ayuntamientos y parlamentos autonómicos.
La distribución del voto en esta jornada electoral fue de 7 millones 752 mil 635 votos para el PSOE (34.94 por ciento de los sufragios) y 7 millones 909 mil 939 votos para el PP (35.64 por ciento), son una antesala para los comicios presidenciales del próximo año, en los que se augura una reñida disputa por el poder entre populares y socialistas para los cuales estará en juego la continuidad del actual jefe del gobierno, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero.
En cualquier caso, la tendencia de estos comicios fue la continuidad en la mayoría de las capitales de provincia y comunidades autónomas, en las que tanto PSOE como PP mantienen sus principales feudos.
El mapa autonómico tras estos comicios queda distribuido de la siguiente manera: el PSOE gobernará en solitario o a través de coaliciones con otras formaciones en Aragón, Asturias, Cantabria, Castilla-La Mancha y Extremadura, mientras que el PP revalida su liderazgo en Madrid, Valencia, Murcia, La Rioja y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.
En Navarra, un tradicional feudo de la derecha española, Unión del Pueblo Navarro (UPN, la marca del PP en la región) perdió la mayoría absoluta, lo que significa que el gobierno autonómico dependerá de los pactos que se suscriban en los próximos días.
La irrupción abrumadora de los nacionalistas moderados de Nafarroa Bai (NA) permite augurar que si estos logran una alianza con el PSOE, la derecha española perdería por primera vez en la historia reciente una comunidad autonómica de enorme valor simbólico para su estrategia de crispación y de bloqueo a la pacificación del País Vasco.
Asimismo, en las Islas Baleares la situación está en el aire, una vez que el PP perdió la mayoría absoluta, con lo que la formación de gobierno dependerá también de las alianzas del resto de los partidos.
En las Islas Canarias, mientras tanto, el partido hegemónico hasta ahora, la Coalición Canaria, recibió un fuerte golpe de los electores, con lo que peligra su continuidad al frente del Ejecutivo autonómico, que podría quedar en manos del PSOE, el partido más votado en la región, que sin embargo necesitará del apoyo de otras fuerzas políticas para asumir el gobierno.
En cuanto a la distribución de poder en los ayuntamientos de las principales ciudades del país, tanto las capitales de provincia como en aquellas con más de 500 mil habitantes, el mapa político queda prácticamente intacto, si acaso con algunas novedades importantes en Galicia y el País Vasco, donde el PP perdió importantes gobiernos, como el de Vitoria, la capital vasca, Vigo, Ourense, Ferrol y Santiago de Compostela.
El PSOE mantiene su hegemonía en capitales como Barcelona, Sevilla, Zaragoza y San Sebastián, pero pierde frente al PP en Guadalajara y Henares.
El PP revalida sus respectivas mayorías absolutas en Madrid, Valencia y Murcia, los tres pulmones de electores de la derecha española, aunque pierde el poder en la ciudad andaluza de Jaén, en Toledo y en las citadas localidades del País Vasco y Galicia. Llama la atención que en regiones como Valencia y Madrid, donde han proliferado los casos de corrupción urbanística y de compra de votos por parte del PP, este partido logró aumentar de forma notable su representación electoral.
La tercera fuerza en votos del país, Izquierda Unida, corrigió su tendencia a la baja, al obtener una ligera mejoría, situándose en 7 por ciento del total de votos, al tiempo que se convierte en partido bisagra, crucial para la formación de gobierno en numerosos ayuntamientos y revalida su condición de gobernante en Córdoba, uno de sus principales feudos de poder.
En cualquier caso, los comicios municipales y autonómicos confirmaron la tendencia a la continuidad en la mayoría de las ciudades y regiones, una regla que sólo se rompió en Navarra, Islas Baleares e Islas Canarias, donde las negociaciones tras bambalinas para alcanzar alianzas de gobierno podría alterar de forma notable la distribución del mapa autonómico en el país, lo que significaría una pérdida importante de cotos de poder de la derecha española.
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