miércoles, agosto 08, 2007

Alvaro Uribe cumple el primer año de su segundo mandato en medio de escándalos

Colombia y México, gobernados por sátrapas, lacayos de Washington y cundidos de narcos, están hermanados ahora en la lucha por una transformación que les permita unirse y fortalecer un nuevo orden en América Latina.

¡Vamos! ¡Viva Colombia! y ¡Viva México!


JORGE ENRIQUE BOTERO

Santafé de Bogotá, 7 de agosto. El presidente de Colombia, Alvaro Uribe, cumplió este martes el primer año de su segundo mandato en medio de graves escándalos políticos y de notorios reveses en sus programas de seguridad, no obstante lo cual conserva importantes índices de apoyo popular que superan 60 por ciento, según las mas recientes encuestas de opinión.

Para la mayoría de analistas y dirigentes políticos, el que culmina hoy ha sido el año más difícil de los cinco que lleva gobernando Uribe, cuya principal bandera de gobierno ha sido la puesta en marcha de un gigantesco plan contrainsurgente con el que aspira a derrotar a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y al Ejército de Liberación Nacional (ELN).

Pese a la utilización de desarrollados equipos de guerra y una movilización de tropas sin precedentes en la historia del país, así como al generoso apoyo logístico y humano que le ha brindado Estados Unidos, el gobierno no logra exhibir todavía verdaderos trofeos o victorias que le permitan demostrar que ha inclinado en su favor la balanza de la confrontación armada, próxima a cumplir 45 años.

Al contrario, durante los últimos 12 meses se incrementaron las acciones ofensivas de las FARC, especialmente en los departamentos del sur y el oriente del país, mientras que los diálogos con el ELN, que se realizan en Cuba, permanecen estancados ante la exigencia del Ejecutivo de que esta guerrilla se concentre en áreas específicas y declare un cese del fuego.

Los mandos militares no han podido cumplir con la oferta de capturar o dar de baja a los principales jefes insurgentes. Carlos Lozano, dirigente del opositor Polo Democrático Alternativo (segunda fuerza electoral del país), dijo a La Jornada que el Plan Patriota, estandarte de la política contrainsurgente, "ha sido un total fracaso", y que "cuando el presidente lanzó dicho plan anunció que éste era para derrotar a la guerrilla y los resultados nada tiene tienen que ver con dicho propósito".

A lo largo de su quinto año como gobernante, Uribe ha tenido que afrontar otros duros golpes en el terreno de la seguridad. En primer lugar, las revelaciones de una extendida infiltración de la mafia en la cúpula de las fuerzas militares y de policía, cuyos alcances están todavía por determinarse, pero que ya han provocado órdenes de captura contra coroneles y otros oficiales de alto rango.

También han salido a la superficie en estos 12 meses varios casos de falsos partes de victoria emitidos por el ejército, así como el descubrimiento de que la Dirección de la Policía Nacional realizó interceptaciones ilegales a los teléfonos de líderes políticos y de periodistas. Estos últimos episodios provocaron la destitución de una docena de generales de la institución.

A la hora de evaluar el primer año del segundo mandato del presidente Uribe, los medios locales han dedicado un capítulo aparte al tema del intercambio humanitario de guerrilleros presos por militares y políticos en poder de las FARC.

La muerte en cautiverio de 11 diputados que según el gobierno fueron asesinados por sus captores y que según los rebeldes se produjo durante el fuego cruzado con fuerzas de rescate, volvió a situar el tema del canje en el primer lugar de la agenda nacional.

A este episodio se unió la marcha de mil 200 kilómetros que realizó el profesor Gustavo Moncayo para clamar por la liberación de su hijo, un oficial de la policía próximo a cumplir 10 años en cautiverio, en medio del clamor multitudinario por una pronta solución a este drama.

La respuesta que dio Uribe al descomunal esfuerzo del humilde maestro de primaria fue un nuevo cubetazo de agua helada, al reiterar que no está dispuesto a despejar militarmente ni un centímetro del territorio colombiano para negociar los términos de un acuerdo con la insurgencia.

Como telón de fondo del panorama de la seguridad se aprecia un escenario político sembrado de escándalos tras el descubrimiento de viejos vínculos entre dirigentes de partidos políticos que apoyan a Uribe con jefes de las bandas paramilitares y de narcotraficantes que se han acogido a una generosa oferta de desmovilización impulsada por el gobierno.

Casi 20 parlamentarios están actualmente en prisión por estas alianzas, así como el ex director del máximo organismo de seguridad del país, Rafael Noguera, quien fue -en 2002- jefe de la campaña electoral del entonces candidato presidencial Alvaro Uribe en la costa atlántica.

Los tenebrosos pactos entre políticos uribistas y jefes narcoparamilitares incluyeron, según la propia confesión de los involucrados, la consecución de miles de votos para el actual mandatario, así como la "toma" de al menos 40 por ciento de las curules del Parlamento bicameral de Colombia.

En política exterior, éste también ha sido un año difícil para Uribe, según coinciden expertos en la materia. Considerado el principal aliado de Washington en América Latina, el presidente colombiano vio cómo se oscurecía el panorama de sus apoyos en Estados Unidos luego de la victoria electoral del Partido Demócrata, que le otorgó mayorías en el Senado y la Cámara.

Dos apresuradas visitas de Uribe a la capital estadunidense, para tratar inútilmente de convencer a los demócratas sobre los avances del país en el tema de los derechos humanos, no bastaron para conseguir que las nuevas mayorías legislativas dieran "vía libre" al Tratado de Libre Comercio entre ambas naciones.

"Con el apoyo exclusivo de (George W.) Bush, cuya popularidad va en picada, Uribe se verá obligado a dar un giro en su política exterior de arrodillamiento ante la Casa Blanca", opinó Lozano.

Defensores del presidente, como la senadora y ex ministra de Defensa Martha Lucía Ramírez, aseguran que los mayores éxitos del primer año del segundo gobierno del presidente Uribe se ubican en el aumento del acceso a la vivienda y a la cobertura en salud y educación, y en "un indiscutible desarrollo empresarial".

Sin embargo, la oposición política cuestiona las cifras oficiales en el área social y subraya que el único aumento sustancial en el presupuesto del próximo año será en el rubro de la guerra, cuyo incremento de 163 por ciento fue anunciado justamente hoy, cuando se conmemoran 188 años de la batalla de Boyacá, donde el ejército libertador, al mando de Simón Bolívar, selló la independencia nacional.

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