Luego del amplio rechazo ciudadano a las farsas electorales, y de los enjuagues acomodaticios entre mercaderes del voto, se trata de imponer la percepción de que todo entra a una etapa descafeinada, rutinaria, flotante.
La controladísima autoridad laboral federal decide que no tienen sentido las huelgas napoleónicas, con un enérgico secretario cooperador del trabajo que da cuello a los chantajes del nefasto explotador sindical júnior, mientras los adversarios de Napito, alentados desde el ámbito oficial antes foxista y ahora calderonista, tratan de sustituir a Gómez Urrutia por una opción aceptablemente amable con el panismo.
Otro júnior, Jorge Hank Rhon, reaparece ante los medios para demostrar que el chaleco rojo de antes de las elecciones no era de pene de burro, como el empresario aseguraba, sino de cuero sintético de gallina. Callado estuvo luego de los comicios, explica con filosofía de parque zoológico, porque se lamía las heridas, pero ahora ya puede reconocer tanto su derrota como el triunfo del panismo, así fuera éste en medio de irregularidades que el buen comerciante Hank parece ya haber negociado (¡ah, seguirán adelante los negocios Caliente, sin atentados a balazos, y el mismo ex candidato dejará de ser amenazado con expedientes de narcotráfico!) y que otros próceres del realismo político tricolor estarían tratando de comerciar políticamente, como denunció ayer mismo el límpido Carlos Abascal, en alusión al apellido Beltrones.
Necesario pragmatismo venezolano el que está en vías de reinstalar relaciones diplomáticas con México a contrapelo de los estropicios causados por el zorro en cristalería internacional llamado Chente y de la campaña de propaganda sucia organizada por el calderonismo para desacreditar con el referente huguista a quien fue candidato presidencial mexicano de la izquierda electoral. Ya lo pasado, pasado, canta el José José de Caracas, que ha enviado embajador a México y que declara ante la homenajeada Elena Poniatowska su esfuerzo en busca de normalizar las relaciones con el país recientemente visitado por Lula y por los esposos Kirchner, que parecieran haber sido factor importante de este virtual acuerdo internacional de cese al fuego derechista contra el gobierno venezolano (falta ver qué provocación se le ocurre a Manolito Espino, el comisionado expresidencial, para boicotear a la izquierda latinoamericana).
Rutinas políticas calmosas (el PAN busca abrirse a candidatos externos, el Financial Times otorga al Distrito Federal estrellitas en la frente y en Ejército Nacional y San Joaquín un auto es prensado entre vehículos militares por no respetar la manta que advertía que nadie osara en vías civiles meterse entre caravanas castrenses), todo en espera de las tempestades venideras a causa de informes presidenciales impugnados y, luego, de Gritos disputados.
Serenidad y paciencia mientras hoy, en las oficinas de Norberto Rivera, ubicadas en Durango 90, colonia Roma, en la ciudad de México, se realiza el interrogatorio del cardenal duranguense acusado ante una corte californiana de proteger a pederastas. En la diligencia judicial participarán tres abogados del equipo acusador, que dirige Jeff Anderson; dos de la defensa de Rivera, bajo el mando de Steven R. Selsberg (el litigante que también representa a Carlos Slim en asuntos estadunidenses); un camarógrafo contratado por la parte acusadora, dos traductores y un reportero bilingüe.
La comparecencia del indiciado Rivera ante la soberanía judicial estadunidense por un asunto criminal rompe el discurso evasivo que durante meses pretendió aparentar que el arzobispo primado de México era intocable y que jamás se sometería ese purpurado fuero a una indagación por asuntos de pederastia y mucho menos ante una instancia extranjera. Además del jefe católico mexicano será interrogado, por parte de los representantes de Rivera, Joaquín Aguilar, que es una de las casi 90 víctimas denunciantes de abusos sexuales por parte de sacerdotes. El jueves comparecerá el obispo de Tehuacán, Rodrigo Aguilar Martínez, también acusado en la Corte Superior de California de dar ayuda a curas delincuentes. La parte riverina pretendía mantener en secreto el lugar donde se realizarán los interrogatorios y, además, consiguió una orden judicial estadunidense para que los participantes se abstengan de dar informes a los medios de comunicación de lo sucedido en la sesión.
Fuera de ese mundillo de aparente transcurrir en calma, Felipe Edgardo Canseco Ruiz, quien fue preso político durante siete años, y actualmente es asesor de comunidades indígenas y núcleos campesinos, e integrante de Izquierda Democrática Popular, ha enviado cartas a todas las organizaciones nacionales e internacionales de defensa de los derechos humanos para rechazar lo difundido recientemente en columnas periodísticas en las que se le acusa de estar vinculado con el Ejército Popular Revolucionario.
Esas imputaciones, atribuidas a órganos de inteligencia militar, tratan de convertirlo en ''candidato a ser nuevamente detenido y torturado, o peor aún, desaparecido o asesinado (...) Con esa versión se pretende justificar una operación represiva en ciernes contra luchadores sociales que desarrollamos nuestra actividad en forma pacífica, democrática y dentro de los marcos constitucionales''. Dado que en diversos medios se ha señalado la relación familiar de Canseco con los presuntos fundadores y jefes del EPR, Felipe Edgardo establece que ''la mayoría de la familia Canseco Ruiz no participa en política'', por lo cual señalarla como ''supuesta fundadora de nada'' es ''desafortunado y tendencioso'' y puede llevar a ''colocar en la picota de los cuerpos de seguridad gubernamentales a personas absolutamente ajenas a la política''.
Y, mientras el poder de Margarita Zavala se instala en la presidencia del tribunal electoral federal, donde la amiga María del Carmen Alanís ha sustituido entre sospechosismos (''motivos de salud'') a Flavio Galván, ¡hasta mañana, en esta columna sin periodo extraordinario de sesiones!
La controladísima autoridad laboral federal decide que no tienen sentido las huelgas napoleónicas, con un enérgico secretario cooperador del trabajo que da cuello a los chantajes del nefasto explotador sindical júnior, mientras los adversarios de Napito, alentados desde el ámbito oficial antes foxista y ahora calderonista, tratan de sustituir a Gómez Urrutia por una opción aceptablemente amable con el panismo.
Otro júnior, Jorge Hank Rhon, reaparece ante los medios para demostrar que el chaleco rojo de antes de las elecciones no era de pene de burro, como el empresario aseguraba, sino de cuero sintético de gallina. Callado estuvo luego de los comicios, explica con filosofía de parque zoológico, porque se lamía las heridas, pero ahora ya puede reconocer tanto su derrota como el triunfo del panismo, así fuera éste en medio de irregularidades que el buen comerciante Hank parece ya haber negociado (¡ah, seguirán adelante los negocios Caliente, sin atentados a balazos, y el mismo ex candidato dejará de ser amenazado con expedientes de narcotráfico!) y que otros próceres del realismo político tricolor estarían tratando de comerciar políticamente, como denunció ayer mismo el límpido Carlos Abascal, en alusión al apellido Beltrones.
Necesario pragmatismo venezolano el que está en vías de reinstalar relaciones diplomáticas con México a contrapelo de los estropicios causados por el zorro en cristalería internacional llamado Chente y de la campaña de propaganda sucia organizada por el calderonismo para desacreditar con el referente huguista a quien fue candidato presidencial mexicano de la izquierda electoral. Ya lo pasado, pasado, canta el José José de Caracas, que ha enviado embajador a México y que declara ante la homenajeada Elena Poniatowska su esfuerzo en busca de normalizar las relaciones con el país recientemente visitado por Lula y por los esposos Kirchner, que parecieran haber sido factor importante de este virtual acuerdo internacional de cese al fuego derechista contra el gobierno venezolano (falta ver qué provocación se le ocurre a Manolito Espino, el comisionado expresidencial, para boicotear a la izquierda latinoamericana).
Rutinas políticas calmosas (el PAN busca abrirse a candidatos externos, el Financial Times otorga al Distrito Federal estrellitas en la frente y en Ejército Nacional y San Joaquín un auto es prensado entre vehículos militares por no respetar la manta que advertía que nadie osara en vías civiles meterse entre caravanas castrenses), todo en espera de las tempestades venideras a causa de informes presidenciales impugnados y, luego, de Gritos disputados.
Serenidad y paciencia mientras hoy, en las oficinas de Norberto Rivera, ubicadas en Durango 90, colonia Roma, en la ciudad de México, se realiza el interrogatorio del cardenal duranguense acusado ante una corte californiana de proteger a pederastas. En la diligencia judicial participarán tres abogados del equipo acusador, que dirige Jeff Anderson; dos de la defensa de Rivera, bajo el mando de Steven R. Selsberg (el litigante que también representa a Carlos Slim en asuntos estadunidenses); un camarógrafo contratado por la parte acusadora, dos traductores y un reportero bilingüe.
La comparecencia del indiciado Rivera ante la soberanía judicial estadunidense por un asunto criminal rompe el discurso evasivo que durante meses pretendió aparentar que el arzobispo primado de México era intocable y que jamás se sometería ese purpurado fuero a una indagación por asuntos de pederastia y mucho menos ante una instancia extranjera. Además del jefe católico mexicano será interrogado, por parte de los representantes de Rivera, Joaquín Aguilar, que es una de las casi 90 víctimas denunciantes de abusos sexuales por parte de sacerdotes. El jueves comparecerá el obispo de Tehuacán, Rodrigo Aguilar Martínez, también acusado en la Corte Superior de California de dar ayuda a curas delincuentes. La parte riverina pretendía mantener en secreto el lugar donde se realizarán los interrogatorios y, además, consiguió una orden judicial estadunidense para que los participantes se abstengan de dar informes a los medios de comunicación de lo sucedido en la sesión.
Fuera de ese mundillo de aparente transcurrir en calma, Felipe Edgardo Canseco Ruiz, quien fue preso político durante siete años, y actualmente es asesor de comunidades indígenas y núcleos campesinos, e integrante de Izquierda Democrática Popular, ha enviado cartas a todas las organizaciones nacionales e internacionales de defensa de los derechos humanos para rechazar lo difundido recientemente en columnas periodísticas en las que se le acusa de estar vinculado con el Ejército Popular Revolucionario.
Esas imputaciones, atribuidas a órganos de inteligencia militar, tratan de convertirlo en ''candidato a ser nuevamente detenido y torturado, o peor aún, desaparecido o asesinado (...) Con esa versión se pretende justificar una operación represiva en ciernes contra luchadores sociales que desarrollamos nuestra actividad en forma pacífica, democrática y dentro de los marcos constitucionales''. Dado que en diversos medios se ha señalado la relación familiar de Canseco con los presuntos fundadores y jefes del EPR, Felipe Edgardo establece que ''la mayoría de la familia Canseco Ruiz no participa en política'', por lo cual señalarla como ''supuesta fundadora de nada'' es ''desafortunado y tendencioso'' y puede llevar a ''colocar en la picota de los cuerpos de seguridad gubernamentales a personas absolutamente ajenas a la política''.
Y, mientras el poder de Margarita Zavala se instala en la presidencia del tribunal electoral federal, donde la amiga María del Carmen Alanís ha sustituido entre sospechosismos (''motivos de salud'') a Flavio Galván, ¡hasta mañana, en esta columna sin periodo extraordinario de sesiones!
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