Pedro Echeverría V.
Rebelión
1. En las elecciones del domingo cinco, el triunfo abrumador correspondió nuevamente al "abstencionismo". En California sufragó apenas el 40 por ciento de las personas con derecho a voto y en Oaxaca menos del 25 por ciento. Pero lo grave no es la abstención en estas recientes elecciones porque desde hace varias décadas se ha registrado esa tendencia. La realidad es que los gobiernos pueden ser legales, pero ilegítimos porque gobiernan con menos del 20 o 15 por ciento de la población que muchas veces acude a votar por obligación o mediante engaños. Por eso la clase gobernante, buscando legitimarse, otorgó el derecho de voto a los mujeres en los años cincuenta, creó los diputados de partido en los sesenta, bajó a 18 años el derecho de voto a los jóvenes en los setenta y después decretó la "reforma política" en 1977 para evitar el desplome electoral que históricamente se ha venido presentando.
2. Las campañas electorales cada tres o seis años, llegan a convertirse en el centro de toda la actividad política por los presupuestos multimillonarios que los partidos dilapidan en los medios de información y en propaganda en las calles. Mucha gente sale a los actos de campaña por los regalos que partidos y candidatos distribuyen para conseguir votos; sin embargo el día de los comicios no vota porque, a pesar del despilfarro de recursos, ningún partido o candidato los convence. Aún más, un porcentaje importante nulifica su voto. La izquierda social radicalizada, ante la falta de confianza en los procesos electorales, partidos y candidatos, en no pocas ocasiones ha llamado al abstencionismo. Su fuerza, está probado, está en el movimiento de masas no en los procesos electorales donde los partidos de derecha cuentan con todo: mucho dinero, apoyo empresarial y clerical, así como con la "legalidad institucional".
3. En México hay izquierda pero ya no se habla de Marx, mucho menos de alguno de sus interpretadores marxistas (Lenin, Stalin, Trotsky, Luxemburgo, Gramsci, Mao, Tito o Castoriadis) Ni siquiera los intelectuales que alguna vez se acercaron al marxismo. Aunque debo reconocer que los trotskistas aún reivindican a su ideólogo y que el FPR todavía muestra en actos públicos, como su principal propaganda, grandes fotografías de Marx, Engels, Lenin y Stalin. Sólo los viejos militantes, no participantes en los procesos electorales, siguen pensando y releyendo a los clásicos del marxismo. Durante tres décadas, de 1960 a 1990, las interpretaciones marxistas dominaron en las ciencias sociales de nuestras universidades. En CCH/UNAM, con cinco planteles, cuatro turnos y casi 80 mil estudiantes, predominó la interpretación marxista, por lo menos durante sus 12 primeros años, en que laboré en él como profesor.
4. La polémica chino/soviética y la invasión de Checoslovaquia en 1968, así como el fortalecimiento en las luchas de corrientes libertarias, ayudaron a profundizar la discusión marxista y a adoptar una posición más crítica. Luego en México, en 1977, la burguesía gobernante lanzó una llamada "reforma política" abriéndole las puertas a partidos de izquierda y derecha atorgándoles diputaciones de minoría, altos subsidios económicos, tiempos en los medios de información. Por último, vino en 1989 el desplome del llamado "socialismo del Este" encabezado por la URSS, que representó ya el golpe definitivo. Hoy las personas menores de 60 años leen menos libros, se guían por los medios de información y actúan pragmáticamente en política. Me decía un buen amigo filósofo que "sentía que tener biblioteca hoy es una cosa de viejos". Parece que la computadora y la TV apenas dejan tiempo para leer.
5. A los marxistas como Petras, Chomski, Harnecker, Woods y otros, sólo los puedo leer hoy en las páginas de internet, en Rebelión, Apia, Aporrea, Altercom, Voltaire y algunos más. Hace 17 años que casi no se expenden en México libros de marxismo, mismo que antes se encontraban en primera línea; tampoco se debate el marxismo en grupos políticos y, menos en los programas universitarios. Los políticos de hoy son totalmente inmediatistas, centran como objetivo principal la ocupación de cargos gubernamentales y resuelven los problemas políticos sin teorización alguna, sin mucha reflexión y con medidas muy pragmáticas. Pero tampoco a los jóvenes interesa el marxismo o los teóricos del anarquismo. Más parecidos a los últimos prefieren luchar "aquí y ahora" que ingresar a partidos jerárquicos, burocratizados que a la larga los lleva a buscar cargos públicos. "Qué flojera", dicen.
6. La izquierda mexicana ya no es marxista, lo que no quiere decir que no sea izquierda social o centro/izquierda electoral. La izquierda social se define por su lucha permanente al lado de los explotados y oprimidos; por la constante batalla por construir una sociedad igualitaria global que esté por encima de cualquier privilegio individual, de grupo o de nación. La centro/izquierda, más parecida a la socialdemocracia, busca reformar el sistema capitalista participando en procesos electorales, en el gobierno, en el parlamento y conquistando todo tipo de espacios dentro del mismo sistema. La izquierda social está luchando en las calles con casi nada de confianza en los procesos electorales y la centro /izquierda sólo participa en procesos electorales. Parece por ello extremadamente difícil lograr unir a las diferentes corrientes políticas, sindicales, campesinas, populares, a partir de las pequeñas coincidencias.
7. En los partidos de centro/izquierda la mayoría de sus dirigentes se han pasado los últimos 25 años brincando de un cargo a otro y viviendo como burgueses de sus altísimos ingresos y de los privilegios que les otorgan sus partidos. Hasta principios de los setenta aún criticaban a los funcionarios del PRI por "eternizarse en el poder", pero hoy se morderían la lengua. Quizá ese modo de vida los aleje más de la izquierda social y los acerque más al PAN y al PRI cuando de defender privilegios de clase política se trata. Mientras el promedio de ingreso de los trabajadores es de mil 500 pesos al mes (4 y medio dólares diarios por ocho horas de trabajo), los legisladores obtienen de 150 mil a 200 mil pesos mensuales más compensaciones y numerosas prestaciones, como viajes y servicio médico en el extranjero. Con la "reforma política" de 1977 la burguesía le otorgó a la izquierda lo que había soñado durante décadas.
8. A la izquierda social mexicana no le alcanza la fuerza para obtener triunfos y avances en sus luchas porque no ha podido coordinar sus acciones. Mientras los gobiernos, los empresarios, los dirigentes sindicales charros, se coordinan para que todo el aparato de represión y el peso de la ley (de ellos) caigan sobre los trabajadores, éstos marchan separados sin coordinar apoyos. En decenas de países del mundo los llamados socialistas, socialdemócratas o partidos de centro/izquierda han ocupado el poder por años, pero nunca se han registrado las transformaciones esperadas para beneficio de la población. Las izquierdas radicales nunca han tenido el poder y cuando han ascendido como gobierno no han podido gobernar porque el bloqueo del imperialismo se ha tornado total. Se podría analizar con amplitud lo sucedido en Rusia, en China, en Cuba y lo que está pasando en Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Será más adelante.
Sin embargo, aún no se puede juzgar lo que pase en Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, hasta ahora con bloqueos, dificultades y fuerzas en contra, la izquierda se mantiene en el poder y de ninguna manera se puede decir que "el bloqueo sea total", es más, ya ni siquiera en Cuba lo es, como lo fue.
Rebelión
1. En las elecciones del domingo cinco, el triunfo abrumador correspondió nuevamente al "abstencionismo". En California sufragó apenas el 40 por ciento de las personas con derecho a voto y en Oaxaca menos del 25 por ciento. Pero lo grave no es la abstención en estas recientes elecciones porque desde hace varias décadas se ha registrado esa tendencia. La realidad es que los gobiernos pueden ser legales, pero ilegítimos porque gobiernan con menos del 20 o 15 por ciento de la población que muchas veces acude a votar por obligación o mediante engaños. Por eso la clase gobernante, buscando legitimarse, otorgó el derecho de voto a los mujeres en los años cincuenta, creó los diputados de partido en los sesenta, bajó a 18 años el derecho de voto a los jóvenes en los setenta y después decretó la "reforma política" en 1977 para evitar el desplome electoral que históricamente se ha venido presentando.
2. Las campañas electorales cada tres o seis años, llegan a convertirse en el centro de toda la actividad política por los presupuestos multimillonarios que los partidos dilapidan en los medios de información y en propaganda en las calles. Mucha gente sale a los actos de campaña por los regalos que partidos y candidatos distribuyen para conseguir votos; sin embargo el día de los comicios no vota porque, a pesar del despilfarro de recursos, ningún partido o candidato los convence. Aún más, un porcentaje importante nulifica su voto. La izquierda social radicalizada, ante la falta de confianza en los procesos electorales, partidos y candidatos, en no pocas ocasiones ha llamado al abstencionismo. Su fuerza, está probado, está en el movimiento de masas no en los procesos electorales donde los partidos de derecha cuentan con todo: mucho dinero, apoyo empresarial y clerical, así como con la "legalidad institucional".
3. En México hay izquierda pero ya no se habla de Marx, mucho menos de alguno de sus interpretadores marxistas (Lenin, Stalin, Trotsky, Luxemburgo, Gramsci, Mao, Tito o Castoriadis) Ni siquiera los intelectuales que alguna vez se acercaron al marxismo. Aunque debo reconocer que los trotskistas aún reivindican a su ideólogo y que el FPR todavía muestra en actos públicos, como su principal propaganda, grandes fotografías de Marx, Engels, Lenin y Stalin. Sólo los viejos militantes, no participantes en los procesos electorales, siguen pensando y releyendo a los clásicos del marxismo. Durante tres décadas, de 1960 a 1990, las interpretaciones marxistas dominaron en las ciencias sociales de nuestras universidades. En CCH/UNAM, con cinco planteles, cuatro turnos y casi 80 mil estudiantes, predominó la interpretación marxista, por lo menos durante sus 12 primeros años, en que laboré en él como profesor.
4. La polémica chino/soviética y la invasión de Checoslovaquia en 1968, así como el fortalecimiento en las luchas de corrientes libertarias, ayudaron a profundizar la discusión marxista y a adoptar una posición más crítica. Luego en México, en 1977, la burguesía gobernante lanzó una llamada "reforma política" abriéndole las puertas a partidos de izquierda y derecha atorgándoles diputaciones de minoría, altos subsidios económicos, tiempos en los medios de información. Por último, vino en 1989 el desplome del llamado "socialismo del Este" encabezado por la URSS, que representó ya el golpe definitivo. Hoy las personas menores de 60 años leen menos libros, se guían por los medios de información y actúan pragmáticamente en política. Me decía un buen amigo filósofo que "sentía que tener biblioteca hoy es una cosa de viejos". Parece que la computadora y la TV apenas dejan tiempo para leer.
5. A los marxistas como Petras, Chomski, Harnecker, Woods y otros, sólo los puedo leer hoy en las páginas de internet, en Rebelión, Apia, Aporrea, Altercom, Voltaire y algunos más. Hace 17 años que casi no se expenden en México libros de marxismo, mismo que antes se encontraban en primera línea; tampoco se debate el marxismo en grupos políticos y, menos en los programas universitarios. Los políticos de hoy son totalmente inmediatistas, centran como objetivo principal la ocupación de cargos gubernamentales y resuelven los problemas políticos sin teorización alguna, sin mucha reflexión y con medidas muy pragmáticas. Pero tampoco a los jóvenes interesa el marxismo o los teóricos del anarquismo. Más parecidos a los últimos prefieren luchar "aquí y ahora" que ingresar a partidos jerárquicos, burocratizados que a la larga los lleva a buscar cargos públicos. "Qué flojera", dicen.
6. La izquierda mexicana ya no es marxista, lo que no quiere decir que no sea izquierda social o centro/izquierda electoral. La izquierda social se define por su lucha permanente al lado de los explotados y oprimidos; por la constante batalla por construir una sociedad igualitaria global que esté por encima de cualquier privilegio individual, de grupo o de nación. La centro/izquierda, más parecida a la socialdemocracia, busca reformar el sistema capitalista participando en procesos electorales, en el gobierno, en el parlamento y conquistando todo tipo de espacios dentro del mismo sistema. La izquierda social está luchando en las calles con casi nada de confianza en los procesos electorales y la centro /izquierda sólo participa en procesos electorales. Parece por ello extremadamente difícil lograr unir a las diferentes corrientes políticas, sindicales, campesinas, populares, a partir de las pequeñas coincidencias.
7. En los partidos de centro/izquierda la mayoría de sus dirigentes se han pasado los últimos 25 años brincando de un cargo a otro y viviendo como burgueses de sus altísimos ingresos y de los privilegios que les otorgan sus partidos. Hasta principios de los setenta aún criticaban a los funcionarios del PRI por "eternizarse en el poder", pero hoy se morderían la lengua. Quizá ese modo de vida los aleje más de la izquierda social y los acerque más al PAN y al PRI cuando de defender privilegios de clase política se trata. Mientras el promedio de ingreso de los trabajadores es de mil 500 pesos al mes (4 y medio dólares diarios por ocho horas de trabajo), los legisladores obtienen de 150 mil a 200 mil pesos mensuales más compensaciones y numerosas prestaciones, como viajes y servicio médico en el extranjero. Con la "reforma política" de 1977 la burguesía le otorgó a la izquierda lo que había soñado durante décadas.
8. A la izquierda social mexicana no le alcanza la fuerza para obtener triunfos y avances en sus luchas porque no ha podido coordinar sus acciones. Mientras los gobiernos, los empresarios, los dirigentes sindicales charros, se coordinan para que todo el aparato de represión y el peso de la ley (de ellos) caigan sobre los trabajadores, éstos marchan separados sin coordinar apoyos. En decenas de países del mundo los llamados socialistas, socialdemócratas o partidos de centro/izquierda han ocupado el poder por años, pero nunca se han registrado las transformaciones esperadas para beneficio de la población. Las izquierdas radicales nunca han tenido el poder y cuando han ascendido como gobierno no han podido gobernar porque el bloqueo del imperialismo se ha tornado total. Se podría analizar con amplitud lo sucedido en Rusia, en China, en Cuba y lo que está pasando en Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Será más adelante.
Sin embargo, aún no se puede juzgar lo que pase en Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, hasta ahora con bloqueos, dificultades y fuerzas en contra, la izquierda se mantiene en el poder y de ninguna manera se puede decir que "el bloqueo sea total", es más, ya ni siquiera en Cuba lo es, como lo fue.
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