lunes, septiembre 24, 2007

Columna: Asimetrías.El Callejón sin Salida

Columna: Asimetrías

El Callejón sin Salida
por Fausto Fernández Ponte

El Terror de Estado desatado por Felipe Calderón con el pretexto del combate al narcotráfico, ha metido al pueblo de México en un callejón sombrío donde prevalece la antidemocracia, en la que ni las élites estarán a salvo, como erróneamente suponen.

I

El informe que sustenta las recomendaciones de la Comisión Nacional de Derecho Humanos al Presidente de Facto y a la secretaría del despacho de la Defensa Nacional del Poder Ejecutivo describe y confirma una realidad ominosa.

Y, por ominosa, tal realidad es conturbadora y preocupante pues ésta es la consecuencia de una militarización unilateral e inconstitucional del ejercicio del poder formal y las facultades coactivas del Estado aplicadas bajo normas falaces.

Por añadidura, esa normatividad es aplicada discrecionalmente, a contrapelo del estado de derecho —que establece garantías individuales y tutela los derechos humanos de los mexicanos—, existiendo, en los hechos, un estado de excepción.

La secuelas terribles de esa monstruosidad —desatada por Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón— son las de que ningún mexicano se siente seguro y vive atemorizado, aterrorizado por los desmanes de las Fuerzas Armadas. Terror de Estado.

II

Esos desmanes cometidos principalmente por el Ejército Mexicano —la Marina Armada ha sido más lenitiva en ese rubro— y los cuerpos policiacos de acusada influencia ideológica y doctrinaria militar, nos hablan de una anomalía aberrante.

Y esa aberración es la de que, a la vista de los sucedidos consignados sólo por un segmento menor de los medios difusores impresos, México parece un país ocupado militarmente. Un país que es teatro de una guerra absurda, personal, de don Felipe.

México, pues, es un país en guerra. Pero esa guerra, paradójicamente, no es contra un invasor extranjero, sino la propia población mexicana. Las Fuerzas Armadas de México combaten a los propios mexicanos. ¡Qué demencia!

Por supuesto que los personeros del Estado aducen que ésta guerra es contra una vertiente del Crimen Organizado —la del tráfico ilícito de estupefacientes y psicotrópicos— que amenaza la seguridad nacional. La racionalidad de esa tesis es infantil.

Y las Fuerza Armadas —que proclaman ser de origen revolucionario y popular, aunque se han trasmutado en un agente de la represión del Estado contra sus mismas raíces— actúan bajo la lógica de la guerra. El enemigo son todos los civiles.

III

Lógica tan ofuscada —extraviada, como añadido— tiene, desde luego, móviles. Estos son profundos —caso de psiquiatría social del poder— y determinan la conducta del Presidente de Facto como comandante supremo de las Fuerzas Armadas.

Esta guerra del poder formal —no desestimemos que el señor Calderón actúa bajo la investidura espuriamente asumida de jefe del Estado— es un sincretismo de causales y móviles que tiene dialéctica propia: los complejos del Presidente de Facto.

Esos complejos se han agudizado porque el señor Calderón se sabe espurio como Presidente de Facto. Al saberse espurio, trata de imponerse por la fuerza de las armas y no de la política. Está llevando al país al proverbial callejón sin salida.

Ese callejón es, cabría agregar, sumamente estrecho, sin espacios para maniobras tácticas ni mucho menos estratégicas. Es, confirmaríase, un pasadizo oscuro. Es un callejón político, pero, sobre todo, social. En ese callejón prevalece la antidemocracia.

Y como todo callejón así configurado, el acosado —el pueblo— es llevado a la desesperación y responde jugándose el todo por el todo. El acosador, el gobierno y el Ejército, se desgastan rápidamente. Y eso está ocurriendo, precisamente.

ffponte@gmail.com

Glosario:

Estado de excepción: situación político-jurídica excepcional, anormal, anómala. El estado de excepción puede ser de facto —como en México— o incluso constitucional. En los hechos, existe una suspensión de las garantías individuales y derechos humanos y se gobierna con arreglo a imperativos de la fuerza.

Lenitiva: suave, calmante, emoliente.

Ofuscada: del verbo ofuscar. Oscuridad de la razón.

Sincretismo: expresión en una sola forma de dos o más elementos diferentes.

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