Aun a riesgo de "quemarlo" con los partidos que se disputan cuotas del IFE, el jurista John Ackerman sería una lógica y confiable propuesta para ser el nuevo Consejero Presidente del instituto, que garantizaría la imparcialidad perdida en esa instancia electoral.
Dedicado a la investigación jurídica, John Ackerman salió del claustro académico a los reflectores políticos de actualidad, cuando se le ocurrió opinar sobre las polémicas elecciones presidenciales de 2006, justo en el momento que la mafia política clamaba a toda voz mediática la legalidad y transparencia de las "elecciones más limpias de la historia" y el doctor Ackerman las descalificó con pelos y señales estrictamente jurídicas, que nadie le pudo rebatir,
Autor del libro "Organismos autónomos y democracia", Ackerman señaló que el problema del pretendido y discutible "triunfo" de Felipe Calderón residía en el IFE, particularmente sus consejeros, a quienes criticó acerbamente por interpretar la ley electoral de acuerdo con los ''intereses que estén en juego'', al permitir que la iniciativa privada actuara contra el estado de Derecho, pagando anuncios contra un candidato, para beneficiar al suyo..
Por eso, lapidariamente y desde un punto estrictamente objetivo e irrebatible, pidió: ''Que renuncien, sería un gran favor a la patria''.
Hoy que los partidos en el Congreso vuelven a la rebatiña por cuotas electorales, y corsarios de la política como el saltimbanqui Jorge Alcocer (quien no quiere destetarse del gobierno) quieren apropiarse el botín que significa el IFE, el mejor mensaje que podría enviarse a la sociedad sería la invitación a un académico apartidista, estudioso jurista sin más partido que la verdad desprovista de pasión (como dijo Aristóteles), como John Ackerman, no maleado por los intereses políticos en conflicto. Sería un buen árbitro.
Porque, seamos francos, ¿quién en su sano juicio podría creer en la "imparcialidad" de Alcocer, siempre disponible al mejor postor, o de alguno de los muy interesados amigos y colegas del Jefe Diego que aspiran a ese pastel? ¿O quién creería en la objetividad de alguna de las amigas o ex condiscípulas de la primera dama o de la actual presidenta del tribunal electoral, o de las muchas parientas muy católicas del presidente de "las instituciones", no de México?
Aun a riesgo de que cualquier demostración de simpatía hacia alguien pueda ser tomada por los bucaneros políticos como "interesada y tendenciosa", hay que expresarla. John Ackerman podría dar confianza de imparcialidad, que tanta falta le hace al IFE pare recomponer un poco los muchos escombros que deja el servilismo de Luis Carlos Ugalde.
Con John Ackerman podrían quedar satisfechas las distintas fuerzas políticas del Congreso, porque:
1. Tiene nombre extranjeros, para satisfacer al pretencioso PAN servidor del imperio, y a los neoliberales que son patrocinadores del partido y sus tropelías;
2. Sale del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, refugio de "emblemas" del PRI como Emilio Chuayfett, Diego Valadés, etcétera, etcétera;
3. Con base en sus análisis y evidencias, dedujo el fraude contra el PRD del que responsabilizó al hoy nefasto IFE, y
4. La chiquillería no tendría razones para culpar a ninguno de "los grandes" de servirse con la cuchara ídem, como lo hizo el PRIAN en el actual IFE en desmantelamiento.
Ackerman podría ser la respuesta de "unidad confiable", pese a que tendrá de acompañantes a la mayoría de los actuales pillos consejeros que quedarán gracias a los trastupijes del PAN con el PRI.
Pero no hay que esperar demasiado. De lo perdido, lo que aparezca.
Autor del libro "Organismos autónomos y democracia", Ackerman señaló que el problema del pretendido y discutible "triunfo" de Felipe Calderón residía en el IFE, particularmente sus consejeros, a quienes criticó acerbamente por interpretar la ley electoral de acuerdo con los ''intereses que estén en juego'', al permitir que la iniciativa privada actuara contra el estado de Derecho, pagando anuncios contra un candidato, para beneficiar al suyo..
Por eso, lapidariamente y desde un punto estrictamente objetivo e irrebatible, pidió: ''Que renuncien, sería un gran favor a la patria''.
Hoy que los partidos en el Congreso vuelven a la rebatiña por cuotas electorales, y corsarios de la política como el saltimbanqui Jorge Alcocer (quien no quiere destetarse del gobierno) quieren apropiarse el botín que significa el IFE, el mejor mensaje que podría enviarse a la sociedad sería la invitación a un académico apartidista, estudioso jurista sin más partido que la verdad desprovista de pasión (como dijo Aristóteles), como John Ackerman, no maleado por los intereses políticos en conflicto. Sería un buen árbitro.
Porque, seamos francos, ¿quién en su sano juicio podría creer en la "imparcialidad" de Alcocer, siempre disponible al mejor postor, o de alguno de los muy interesados amigos y colegas del Jefe Diego que aspiran a ese pastel? ¿O quién creería en la objetividad de alguna de las amigas o ex condiscípulas de la primera dama o de la actual presidenta del tribunal electoral, o de las muchas parientas muy católicas del presidente de "las instituciones", no de México?
Aun a riesgo de que cualquier demostración de simpatía hacia alguien pueda ser tomada por los bucaneros políticos como "interesada y tendenciosa", hay que expresarla. John Ackerman podría dar confianza de imparcialidad, que tanta falta le hace al IFE pare recomponer un poco los muchos escombros que deja el servilismo de Luis Carlos Ugalde.
Con John Ackerman podrían quedar satisfechas las distintas fuerzas políticas del Congreso, porque:
1. Tiene nombre extranjeros, para satisfacer al pretencioso PAN servidor del imperio, y a los neoliberales que son patrocinadores del partido y sus tropelías;
2. Sale del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, refugio de "emblemas" del PRI como Emilio Chuayfett, Diego Valadés, etcétera, etcétera;
3. Con base en sus análisis y evidencias, dedujo el fraude contra el PRD del que responsabilizó al hoy nefasto IFE, y
4. La chiquillería no tendría razones para culpar a ninguno de "los grandes" de servirse con la cuchara ídem, como lo hizo el PRIAN en el actual IFE en desmantelamiento.
Ackerman podría ser la respuesta de "unidad confiable", pese a que tendrá de acompañantes a la mayoría de los actuales pillos consejeros que quedarán gracias a los trastupijes del PAN con el PRI.
Pero no hay que esperar demasiado. De lo perdido, lo que aparezca.
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